Toronto, un laboratorio de inmigraci¨®n
La ciudad canadiense, con 100 idiomas, tiene la poblaci¨®n m¨¢s diversa del mundo
En Akiva, Fruits & Deli, un peque?o supermercado situado en el 6.243 de la calle Bathhurst, los dependientes hablan en ruso con los clientes a la dif¨ªcil hora de elegir salami: Genoa Picante, Soppressata Picante, Gavrilovic, Dry, Pick, Kiev, Homesyle, Tzar, Maskowska, Balcan, Zegady, German, Hungarian, Moskovskay, Piller, Hot y Old Forest. Bienvenidos a Toronto, la ciudad con mayor diversidad ¨¦tnica del mundo: un gran escaparate de salami ruso, arroz chino, bacalao portugu¨¦s y curry indio habitado por cinco millones de personas, la mitad nacidas fuera de Canad¨¢.
Los habitantes de Toronto -una de las cinco mejores ciudades del mundo para vivir, seg¨²n The Economist; otras dos de esas cinco tambi¨¦n son canadienses- proceden de 170 pa¨ªses y hablan 100 idiomas. Adem¨¢s del ingl¨¦s, utilizan chino canton¨¦s, italiano, portugu¨¦s, tamil, espa?ol, tagalo, punjabi o ucranio. M¨¢s de 200.000 musulmanes observan en estos d¨ªas el Ramad¨¢n en la ciudad; 125.000 jud¨ªos tienen su casa en Toronto, en donde se dice misa en 35 idiomas.
Cada a?o llegan 70.000 inmigrantes y refugiados, y eso ha cambiado el paisaje humano. En 1961, el 3% de los habitantes pertenec¨ªa a grupos ¨¦tnicos de color; ese porcentaje es ahora de m¨¢s del 50%, con una fuerte presencia china y del sureste asi¨¢tico. "Hace 38 a?os, Toronto estaba dirigida por blancos anglosajones que no miraban bien a los reci¨¦n llegados. Ahora es una ciudad de inmigrantes, y est¨¢ de moda tener mezcla de razas, hablar idiomas, entender otras culturas. Ser inmigrante es ser el nuevo canadiense", dice Marina Jim¨¦nez, de padre espa?ol y madre australiana.
"El lema de Toronto es 'La diversidad es nuestra fuerza", se?ala Cassandra Fernandes, nacida en Goa (India) y asesora de relaciones con las comunidades del Ayuntamiento. El Canad¨¢ multicultural y acogedor funciona y tiene su mejor pantalla en Toronto (tercer centro de producci¨®n de cine de Norteam¨¦rica, despu¨¦s de Los ?ngeles y Nueva York), y eso es motivo de orgullo para sus habitantes, como Sharan, cocinero de Sri Lanka: "El multiculturalismo es que cada uno es como es y nadie te molesta por eso. Es algo bueno, a m¨ª me gusta".
Sociedad tolerante
Pero la visi¨®n de sociedad tolerante y diversa que Pierre Trudeau, el pol¨ªtico canadiense m¨¢s internacional, lanz¨® en 1971, tiene desajustes. El ¨ªndice de aislamiento -cuando m¨¢s del 30% de un barrio pertenece a un solo grupo ¨¦tnico-, que afectaba ¨²nicamente a seis barrios en todo el pa¨ªs en 1981, se ampli¨® a 250 barrios en 2001. "La ausencia de tensiones sociales no es lo mismo que la aut¨¦ntica integraci¨®n", editorializa el influyente The Globe and Mail, que acaba de pedir a los canadienses que "alimenten sus valores comunes y sean conscientes de los riesgos de la autosegregaci¨®n ¨¦tnica".
"El debate sobre el modelo multicultural est¨¢ siempre abierto; hay discusiones sobre si es bueno o no, si promueve el aislamiento, si es preferible el melting pot de Estados Unidos", explica Fernandes. Aunque Toronto tiene envidiables estad¨ªsticas de seguridad y econom¨ªa, el ¨ªndice de calidad de vida que elabora la Fundaci¨®n Comunidad Toronto acaba de subrayar datos preocupantes: 17% de desempleo juvenil, deterioro de los ingresos de las familias pobres e incremento de los de las ricas, y una ola de violencia entre los j¨®venes negros.
La periodista Micha?lle Jean, nueva gobernadora general -representante de la reina de Inglaterra-, naci¨® en Hait¨ª y lleg¨® a Canad¨¢ como refugiada cuando ten¨ªa 11 a?os. Hace tres semanas, en su discurso de toma de posesi¨®n, alent¨® a los canadienses a "romper el espectro de todas las soledades y promover la solidaridad entre todos los ciudadanos que forman Canad¨¢".
"La inmigraci¨®n en Canad¨¢ ha sido un ¨¦xito en cuanto a la integraci¨®n. Yo crec¨ª en Toronto, y era como la ONU: mi padre es espa?ol, y mi madre, australiana; el padre de mi mejor amiga era de Bangladesh, y la madre, de Suecia. Una hermana de mi amiga se cas¨® con un chileno, otra con un estadounidense", dice Marina Jim¨¦nez, periodista en The Globe and Mail, que conoce muy bien el debate sobre la shar¨ªa en Canad¨¢ y que cree que es ¨²til para la reflexi¨®n: "Quiz¨¢ haya sido la primera grieta en el edificio, la primera vez que hemos tenido que discutir hasta d¨®nde hay que acomodarse a las minor¨ªas cuando eso choca con los valores canadienses. Alguna gente dice: no hay valores canadienses, hay valores de los blancos anglosajones, o jud¨ªos o musulmanes, pero yo creo que no es verdad. La sociedad tiene que tener unos espacios comunes que sean los de la identidad canadiense, y que sirvan para aglutinarnos. El consenso, yo creo, es: s¨ª al multiculturalismo, pero, como demuestra el caso de la shar¨ªa, algunas veces habr¨¢ tensiones, as¨ª que habr¨¢ que poner algunos l¨ªmites al multiculturalismo".
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