La 'shar¨ªa' desaf¨ªa el modelo de Canad¨¢
El intento de aplicaci¨®n de la ley isl¨¢mica en la provincia de Ontario divide a los musulmanes
A las dos de la tarde, grupos de j¨®venes con gorros blancos charlan en la ancha acera de la calle Danforth, cerca del centro de Toronto. Han salido m¨¢s r¨¢pido del rezo que los abuelos con barbas, caftanes y gastadas chaquetas que se calzan con lentitud. Al despacho del mufti de la Madinah Masjid -la mezquita de Medina- se llega simplemente preguntando.
Abdullah Mangera naci¨® en India hace 27 a?os y se form¨® desde los 15 en el Reino Unido y EE UU. Invita a entrar mientras habla por tel¨¦fono con alguien que quiere ayudar a construir la nueva mezquita, un proyecto de un mill¨®n de d¨®lares. Abdullah se disculpa por no ofrecer nada; es Ramad¨¢n. Y despu¨¦s se disculpa "por no estar muy al tanto de los asuntos pol¨ªticos", porque cree que la decisi¨®n de que no haya arbitrajes familiares basados en la shar¨ªa, la ley isl¨¢mica, "ha sido pol¨ªtica".
En Canad¨¢ (32,3 millones de habitantes) hay casi 700.000 musulmanes
El pasado 11 de septiembre, Dalton McGuinty, primer ministro de la provincia de Ontario -la m¨¢s poblada de Canad¨¢- cort¨® una pol¨¦mica que arrastraba desde hace casi dos a?os: no habr¨¢ tribunales de shar¨ªa. No habr¨¢ tampoco, dijo McGuinty, arbitrajes para jud¨ªos y cristianos, un sistema que se puso en marcha en 1991 para aliviar el atasco judicial y resolver los conflictos familiares -separaciones, custodia de hijos, herencias- fuera de los tribunales. "Estoy muy contenta. Hemos luchado mucho, casi las 24 horas al d¨ªa", dice Homa Arjomand, coordinadora de la Campa?a Internacional contra la shar¨ªa en Canad¨¢. "Habr¨ªa sido una cat¨¢strofe: la primera privatizaci¨®n de un sistema de justicia en el mundo", asegura el activista musulm¨¢n Tarek Fatah. "No es un paso en la buena direcci¨®n, es un paso atr¨¢s", lamenta Wahida Valiante, vicepresidenta del Congreso Canadiense Isl¨¢mico.
La Ley de Arbitraje de 1991 fue una victoria del multiculturalismo, el sistema adoptado por Canad¨¢ en 1971 para contrarrestar el nacionalismo de Quebec e integrar mejor a los inmigrantes. El debate sobre la shar¨ªa, para Homa Arjomand, cuestiona el modelo. "Yo vine a Canad¨¢ por el multiculturalismo, pero ahora creo que hay que demolerlo. Cumpli¨® sus objetivos; ahora es una barrera, porque respeta m¨¢s las culturas y las creencias que a los individuos. A una chica de 13 a?os se la puede sacar de la escuela para casarla porque la cultura en la que vive lo permite".
En Canad¨¢ (32,3 millones de habitantes) hay casi 700.000 musulmanes. Los muftis e imanes intervienen en la mediaci¨®n de los conflictos y lo seguir¨¢n haciendo. Lo que desencaden¨® el debate fue la iniciativa del abogado Syed Mumtaz Al¨ª de poner en marcha el Instituto Isl¨¢mico de Justicia Civil para intervenir en los arbitrajes, cuyos acuerdos tienen respaldo legal, a diferencia de las mediaciones. Un informe de la antigua fiscal Marion Boyd acept¨® la iniciativa, aunque con mecanismos de control y protecci¨®n que los contrarios a la shar¨ªa consideraron insuficientes, y para demostrarlo citaron casos como los que denuncian clientas de Homa Arjomand. "Mis fotos, mi dote, las joyas y mi carn¨¦ de identidad iran¨ª se los qued¨® ¨¦l; no me pasa ning¨²n dinero para los ni?os", se queja E. "Me enter¨¦ de que ¨¦l se hab¨ªa vuelto a casar en Pakist¨¢n y que quer¨ªa dinero a cambio de darme el talaq ", lamenta S., que dice que en la mezquita le amenazaron "con que la comunidad romper¨¢ conmigo y con mi familia si no me avengo a sus condiciones".
Wahida Valiante dice que "en sitios como Ir¨¢n o Pakist¨¢n hay abusos con la shar¨ªa, pero no se trataba de traerla a Canad¨¢, que tiene su Carta de Derechos, sus tribunales... Eso fue una excusa para asustar a la gente. Se trataba de introducir alg¨²n tipo de control en los arbitrajes religiosos, cosa que no hab¨ªa". Y a?ade que no hay que confundir el Cor¨¢n con "esos imanes que abren la boca y dicen barbaridades como aquel, en Espa?a, que dijo que se pod¨ªa pegar a la mujer. Ay, Dios m¨ªo, si eso no est¨¢ en el Cor¨¢n. Lo que dice el Cor¨¢n es que cuando hay un conflicto entre marido y mujer, tienen que hablar. Si eso no funciona, hay que buscar a personas que les representen y que act¨²en como mediadores. Y si eso no sirve, hay que separarse".
Anver Emon, profesor de Ley Isl¨¢mica, explica: "En Canad¨¢ hay una Carta de Derechos y Libertades y un sistema multicultural y de libertad religiosa. Es evidente que la ley isl¨¢mica trata de manera diferente a hombres y mujeres. ?Hay margen para acomodar todo esto a la Carta? Yo creo que s¨ª, si se crea un mecanismo para todos los arbitrajes religiosos y si se acredita a los que quieran arbitrar". Emon reconoce que queda al descubierto un problema: "?Cu¨¢l es el papel del Estado? Si quiere proteger a los ciudadanos, debe eliminar la autonom¨ªa de los grupos culturales; pero si se quiere garantizar el multiculturalismo, hay que dar un cierto nivel de autonom¨ªa". ?Soluci¨®n? "El problema se resuelve como en la econom¨ªa: con libertad, pero con la regulaci¨®n de los asuntos fundamentales por parte del Estado. El multiculturalismo puede funcionar, pero el Estado debe garantizar que se respetan los derechos individuales".
El despacho del mufti tiene varias estanter¨ªas con libros sagrados y un mueble con archivos y carpetas (divorcios, familias, limosnas). Una voluminosa fotocopiadora Canon NP6550, que ya no se puede encontrar en ninguna oficina, amarillea bajo una foto de Jerusal¨¦n desde el monte de los Olivos. Abdullah se acaricia la barba y habla con suavidad por encima del murmullo de los rezos. "No hab¨ªa ning¨²n motivo para el griter¨ªo que se formado. No hay contradicci¨®n entre el sistema legal canadiense y la shar¨ªa. No estoy al tanto de todos los detalles de las leyes canadienses, pero s¨¦ que est¨¢n basadas en la justicia, igual que la shar¨ªa. ?C¨®mo iba a haber contradicci¨®n?".
"Atenta contra las mujeres"
- Homar Arjomand es la punta de lanza del movimiento contra la shar¨ªa. Nacida en Ir¨¢n hace 52 a?os, escap¨® de la represi¨®n en 1989 a caballo con sus dos hijos, de uno y seis a?os. Asistente social en Toronto, Homar cree que el islamismo quiere "interferir en el sistema de justicia de los pa¨ªses y atentar contra los derechos de las mujeres y los ni?os". Y tiene una larga lista de casos: "Acabo de saber de una chica de 14 a?os que va a casarse con su primo, un matrimonio pactado cuando ella naci¨®. ?Qu¨¦ clase de igualdad es ¨¦sta? ?Qu¨¦ vida va a llevar esta mujer?".
- Tarek Fatah tiene 56 a?os y naci¨® en Pakist¨¢n. Dice que sus dos hijas son sushi, "porque yo soy sun¨ª y mi mujer es chi¨ª". La shar¨ªa se fren¨® "porque los musulmanes dijimos que era un desaf¨ªo a la Constituci¨®n y que nos met¨ªa en un gueto", dice el fundador del Congreso Canadiense Musulm¨¢n, que cree que "el multiculturalismo es el nuevo tribalismo, la multisegregaci¨®n". Fatah, que presenta en la televisi¨®n Cr¨®nica musulmana, dice que "el islamismo, que sabe de la tolerancia de Canad¨¢, quer¨ªa introducir la shar¨ªa no para resolver conflictos de familia con la religi¨®n, sino para dar validez a su proyecto en una sociedad democr¨¢tica".
"Religi¨®n no es opresi¨®n"
- Wahida Valiante, vicepresidenta del Congreso Canadiense Isl¨¢mico, tiene 50 a?os. Lleg¨® a Canad¨¢ en 1961 desde el Reino Unido, donde viv¨ªan sus padres. Se cas¨® con un italiano convertido al islam; uno de sus hijos es neurocirujano y otro consultor. "La idea de que la shar¨ªa llegaba a Canad¨¢ fue una excusa, una maniobra de propaganda para asustar a la gente. El plan era introducir alg¨²n tipo de control en las mediaciones religiosas. Hemos perdido la oportunidad; podr¨ªa haber sido un modelo para Europa y para el resto del mundo". Valiante, psicoterapeuta, asegura que "la religi¨®n no ha sido ni es un elemento de opresi¨®n".
- Anver Emon, de 34 a?os y profesor de Ley Isl¨¢mica en Toronto, naci¨® en California de padres que inmigraron desde India. Cree que fue un error prohibir la shar¨ªa en Ontario y que se confunden "maridos est¨²pidos e imanes incompetentes" con la ley isl¨¢mica. El problema est¨¢ en "los que la han estudiado mal en Pakist¨¢n, Oriente Pr¨®ximo o el Magreb; aprenden a dirigir rezos y a mediar en las disputas. ?Y qu¨¦ hacen? Van a Espa?a o a Canad¨¢ y dirigen comunidades". En vez de centrarse en preparar mejor a los imanes, el debate se enfoc¨® en "el miedo al islam, el peligro verde".
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