?Jugamos...?

En resumidas cuentas ¨¦sta es la pregunta que Robert J. Aumann y Thomas C. Schelling han planteado a la sociedad en su reci¨¦n galardonada Teor¨ªa del juego. Lo que a primera vista puede parecer una utop¨ªa para nuestra sociedad no es m¨¢s -ni menos- que una extrapolaci¨®n genial de lo que espont¨¢neamente se ha tratado de vivir, como fuente ¨²nica y efectiva de cohesi¨®n, en las familias: la cooperatividad entre miembros para alcanzar el bien com¨²n.

Lo que a todo el mundo se le presenta como necesario en la familia levanta, sin embargo, una polvareda de escepticismo cuando se trata de aplicar a la empresa y, en cierto modo, a la sociedad. Ciertamente, esto no pasa de ser una utop¨ªa si la tratamos de aplicar estrictamente, pero siempre se pueden encontrar gradaciones: equilibrios entre este planteamiento cooperativo y la b¨²squeda de unos m¨ªnimos bienes individuales. En efecto, paralelamente a lo que sucede en la familia, Aumann y Schelling nos han recordado con su reciente teor¨ªa la creciente necesidad de acuerdo en unas empresas sembradas a menudo de rencillas, o en una sociedad que se fragmenta.