Espa?a plurinacional y federal
Uno de los m¨¦ritos indiscutibles del presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, es que ha sabido captar e interpretar correctamente los anhelos de los pueblos de Espa?a para encontrar la v¨ªa que ha de permitirles una convivencia en armon¨ªa y en plena igualdad de derechos y deberes dentro de la estructura estatal que los hermana. Unos pueblos que, en el camino hacia la consolidaci¨®n de su proceso de maduraci¨®n democr¨¢tica, se encuentran, una vez m¨¢s en su intensa y en ocasiones convulsa historia de los ¨²ltimos 300 a?os, ante la encrucijada decisiva donde tantas veces han fracasado en este intento. Y una vez m¨¢s tambi¨¦n se vislumbra la misma voluntad de confrontaci¨®n que en el pasado ha sido causa de muchos fracasos, entre las fuerzas sociales y pol¨ªticas ancladas en una concepci¨®n unitarista, monol¨ªtica y centralista del Estado y las que aspiran a alcanzar el reconocimiento definitivo del car¨¢cter plurinacional de ese mismo Estado, retomando la concepci¨®n pluralista de las Espa?as que respond¨ªa fielmente a la idiosincrasia de los pueblos que lo componen.
Los ciudadanos que, con independencia de sus respectivos posicionamientos ideol¨®gicos, comparten la visi¨®n de una Espa?a que tiene en la multiplicidad cultural su mejor patrimonio no pueden permitir que se malogre esta oportunidad irrepetible de establecer, con un Gobierno central que se muestra abierto a ese di¨¢logo, la relaci¨®n de colaboraci¨®n que ha de permitir profundizar en la recuperaci¨®n de las esencias m¨¢s genuinas de nuestros pueblos, conscientes todos de que s¨®lo as¨ª se podr¨¢ poner fin a la anomal¨ªa que supone que, a comienzos del siglo XXI, Espa?a sea el ¨²nico Estado de la Europa democr¨¢tica que a¨²n no ha resuelto satisfactoriamente sus tensiones territoriales internas. En un momento en que la misma Europa ha superado conflictos mucho m¨¢s graves entre algunos de sus pueblos y camina, superando obst¨¢culos, hacia el establecimiento de una estructura pol¨ªtica com¨²n, dentro de y con la cual todos los pueblos de Europa se han de sentir identificados desde la m¨¢s estricta igualdad de derechos y deberes, el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero ha sabido entender que tambi¨¦n Espa?a, que es part¨ªcipe de ese proceso, tiene que demostrar su madurez c¨ªvica y democr¨¢tica con el reconocimiento institucional de su pluralidad nacional.
La Constituci¨®n espa?ola de 1978, pese a las incertidumbres que todav¨ªa planeaban sobre la futura concreci¨®n institucional del pa¨ªs, tuvo el acierto y el temple de establecer, con el que se ha llamado Estado de las Autonom¨ªas, las bases no s¨®lo para alcanzar un equilibrio institucional y social entre todos los espa?oles, sino tambi¨¦n para encarrilar la correcta respuesta a las leg¨ªtimas aspiraciones nacionales de los diferentes pueblos de Espa?a. Unos pueblos que esperan y exigen el reconocimiento de su condici¨®n de naciones con personalidad propia y diferenciada, como l¨®gica premisa para sentirse c¨®modos en su integraci¨®n en un Estado que demasiadas veces ha actuado como su adversario.
Ahora, 27 a?os despu¨¦s, tenemos la responsabilidad de estar a la altura de los constituyentes de 1978, dando un paso que puede ser definitivo y que, adem¨¢s de reconocer a todas las regiones de Espa?a la autonom¨ªa necesaria para poder desarrollar todas sus potencialidades, permita resolver armoniosamente dentro del marco del Estado espa?ol los pleitos hist¨®ricos de muchas regiones espa?olas que no se limitan a las que tienen una lengua propia diferente del castellano. Tenemos el reto de superar el car¨¢cter de confrontaci¨®n que se le quiere dar por parte de determinados sectores retr¨®grados, permitiendo as¨ª profundizar en los esfuerzos para incrementar el bienestar c¨ªvico, econ¨®mico y social de las naciones y pueblos que constituyen Espa?a desde el mutuo respeto de la personalidad propia y diferenciada de cada una de ellos.
Para alcanzar este objetivo y hacer posible que estas naciones y pueblos se sientan cada vez m¨¢s copart¨ªcipes de una Espa?a que les permita sentirse integrados ene integrantes de una naci¨®n de naciones, como lo ser¨¢ la Europa del futuro de la cual queremos formar parte, son necesarias algunas premisas.
Espa?a debe dotarse de una estructura federal, redimensionando el sistema de relaciones entre las comunidades aut¨®nomas y el Estado desde la perspectiva institucional y financiera a fin de que desaparezca la actual relaci¨®n de dependencia y sea sustituida por una relaci¨®n de colaboraci¨®n para el logro de sus objetivos en el concierto de las naciones del mundo, compartidos lealmente por todas las naciones y pueblos que constituyen Espa?a.
La Constituci¨®n espa?ola de 1978 ha de ser actualizada, para lo cual deben hacerse las reformas necesarias para que pueda reflejar la estructura federal y establecer los ejes b¨¢sicos de la articulaci¨®n de las relaciones entre las comunidades aut¨®nomas y el Estado Federal, haciendo as¨ª m¨¢s firmes y estables los lazos entre todos los ciudadanos espa?oles.
En esta hora hist¨®rica que nos ha tocado vivir, los ciudadanos espa?oles estamos llamados a superar prejuicios y juicios ahist¨®ricos. ?ste es el mensaje que ha dirigido a todos los espa?oles el presidente Rodr¨ªguez Zapatero, con el cual nos sentimos plenamente identificados. Por ello mismo rechazamos en¨¦rgicamente la virulenta demagogia desatada por la derecha retr¨®grada de siempre contra la invitaci¨®n al di¨¢logo que nos ha formulado el presidente Rodr¨ªguez Zapatero, y hacemos un llamamiento a la serenidad y a asumir en toda su plenitud las virtudes c¨ªvicas que han caracterizado un proceso que no debe ser interrumpido y que conducir¨¢ al establecimiento de una convivencia leal, fecunda y enriquecedora entre todos los pueblos de Espa?a.
Josep Moll Marqu¨¨s y Joan March Noguera son ex secretarios generales del PSIB-PSOE.
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