Expertos reunidos en Madrid coinciden en que no hay choque de civilizaciones
La Fundaci¨®n Atman celebra su primer foro internacional sobre el di¨¢logo entre las culturas
No hay choque de civilizaciones, sino problemas de aceptaci¨®n del otro en las diferentes culturas, coincidieron ayer medio centenar de estudiosos, acad¨¦micos y pol¨ªticos reunidos por la Fundaci¨®n Atman en su primer encuentro internacional Di¨¢logo entre Culturas y Religiones. M¨¢s all¨¢ de la diversidad de puntos de vista expuestos durante las tres sesiones de trabajo, el debate evidenci¨® la importancia del fen¨®meno religioso. "La relaci¨®n entre la religi¨®n y la vida pol¨ªtica no tiene que traducirse en una teocracia o una pol¨ªtica religiosa", dijo el ministro turco de Asuntos Religiosos, Mehmet Aydin.
Con ciertos matices, todos los participantes en la sesi¨®n consagrada a Religiones y Gobiernos expresaron su preferencia por un Estado aconfesional pero que garantice el pluralismo religioso.
"Hay que reinterpretar el principio de laicidad de los Gobiernos", sugiri¨® Doudou Di¨¨ne, el relator especial de la ONU para el racismo, la discriminaci¨®n racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia. Sin embargo, el rabino franc¨¦s Michel Serfaty defendi¨® con firmeza la laicidad de Francia como la f¨®rmula que hab¨ªa permitido la integraci¨®n de la comunidad jud¨ªa. Di¨¨ne tambi¨¦n critic¨® la perspectiva de seguridad que adoptan las autoridades de muchos pa¨ªses para afrontar el tema religioso. "La vigilancia no s¨®lo alcanza a las sedes y las pol¨ªticas, sino tambi¨¦n a los contenidos", se?al¨® convencido de que esa actitud hace dudar de la neutralidad del Estado.
Y aunque el objetivo del debate fueran las religiones en general, enseguida qued¨® claro que se estaba hablando sobre todo del encaje del islam en los sistemas democr¨¢ticos. Nadie cuestion¨® esa posibilidad, pero en diversos momentos surgieron los puntos de roce que dificultan el di¨¢logo. La separaci¨®n entre la iglesia y el Estado fue uno de ellos. "El cristianismo la ha aceptado, pero no as¨ª el Islam", apunt¨® el diputado palestino Ziad Abu Amer.
"El eje central de la democracia es la ciudadan¨ªa y las actitudes militantes, tanto desde el confesionalismo como desde el laicismo, resultan excluyentes", explic¨® por su parte el ex presidente del Gobierno espa?ol Felipe Gonz¨¢lez. En su opini¨®n, una religi¨®n de Estado corre el riesgo de hacer una interpretaci¨®n de la ciudadan¨ªa que resulte discriminatorio para las creencias de parte de los ciudadanos. "No se trata tanto de la definici¨®n del Estado sino de c¨®mo se traduce ¨¦sta en la consideraci¨®n del ciudadano", precis¨® Gonz¨¢lez.
Para entonces ya se hab¨ªa ido Morteza Alviri, embajador de Ir¨¢n, un pa¨ªs que tras la revoluci¨®n de 1979 se define como una "democracia isl¨¢mica". Alviri hab¨ªa le¨ªdo con anterioridad el discurso inaugural del Encuentro en nombre del ex presidente iran¨ª Mohamed Jatam¨ª, quien en 1998 acu?¨® la expresi¨®n di¨¢logo de civilizaciones. En su mensaje, Jatam¨ª subray¨® la necesidad de que el intercambio se haga en pie de igualdad, "sin humillaciones", para alcanzar "un consenso que permita la paz, la justicia y la democracia".
Necesidad de justicia
La insistencia en la necesidad de "justicia" fue la principal pista a la hora de buscar diferencias de enfoque entre los participantes musulmanes y el resto. "Los extremistas no pueden ser combatidos con extremismo", manifest¨® Abduljalil Sajid, presidente del Consejo Musulm¨¢n para la armon¨ªa religiosa y social de Reino Unido. "Hay que ganarles con justicia y eliminando la discriminaci¨®n", subray¨®.
"El otro forma ya parte del nosotros colectivo", manifest¨®, por su parte, el ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, quien reconoci¨® la necesidad de gestionar las relaciones de forma distinta. "Hay que identificar los desaf¨ªos, como en el caso del terrorismo -y llamarlos por su nombre sin apellidos relativos al credo, la religi¨®n o la nacionalidad- y buscar complicidades en las sociedades ¨¢rabo-musulmanas que comparten esa presi¨®n", propuso el ministro.
Entre las estrategias para alcanzar ese objetivo, Moratinos defendi¨® la alianza de civilizaciones. "De haber contado con una alianza de civilizaciones operativa, no hubiera habido espacio para una declaraci¨®n como la que ha hecho el presidente de Ir¨¢n", manifest¨® en referencia al llamamiento de Mahmud Ahmadineyad a "borrar del mapa a Israel". Seg¨²n el ministro, el principio b¨¢sico de esa alianza es "el compromiso de aceptar al otro".
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