Una ciudad de arte intelectual y popular
En su inteligente art¨ªculo para The New York Times sobre el nuevo libro de Jed Perl, New Art City (al que ahora se compara con Shock of the New, de Robert Hughes), que trata de c¨®mo Nueva York pas¨® a dominar el mundo art¨ªstico tras la II Guerra Mundial, John Updike comenta ir¨®nicamente que su repentino ascenso se produjo porque "la ciudad era la capital econ¨®mica de la ¨²nica gran naci¨®n combatiente que sali¨® de la II Guerra Mundial con una infraestructura intacta y una poblaci¨®n civil ilesa". El arte y el comercio, de un modo u otro, siempre se han acostado juntos, pero Updike acierta al decir que la nueva clase rica -una clase a la que no le interesaba entrar en la sociedad- era la mecenas art¨ªstica perfecta para los expresionistas abstractos. Sus descomunales apartamentos y casas de veraneo eran id¨®neas para las elefantinas dimensiones de estos nuevos lienzos; no quedaba sitio para, por ejemplo, un peque?o y elegante Bonnard, o para un modesto y humano boceto de Kathe Kollowitz. S¨®lo Matisse y Picasso iban a sobrevivir a aquella avalancha.
Aunque hace mucho tiempo que los expresionistas abstractos perdieron su posici¨®n destacada, sustituidos por el arte pop, el minimalismo, las instalaciones y el actual brebaje ecl¨¦ctico en el que casi todo vale, la simbi¨®tica relaci¨®n del arte y el comercio en Nueva York sigue siendo m¨¢s fuerte que nunca, y esta extra?a combinaci¨®n se refleja en la llamativa vivacidad de las actuales exposiciones. Pasando a cosas menos serias, el Costume Institute del Metropolitan Museum of Art inauguraba su actual Rara Avis: Selections from the Iris Barrel Apfel Collection. (La colecci¨®n incluye sus accesorios personales, reunidos durante toda una vida). Aunque Apfel no es una figura ic¨®nica cuya ropa entra?e el inter¨¦s hist¨®rico de la de Jacqueline Kennedy, el museo ha captado con perspicacia el poder de atracci¨®n intelectual y popular de la exposici¨®n. Algunas de las piezas de Apfel fueron compradas en mercados, otras se adquirieron en lugares distantes del planeta. Apfel mezcla con desenfado lo caro y lo barato. La innovaci¨®n de Chanel fue la de dise?ar bisuter¨ªa. La de Apfel es la de llevar la calle y el mercado al museo, una moda con gran atractivo en la actualidad. Esto guarda cierta relaci¨®n con el incre¨ªble lujo de la mercanc¨ªa que se vende en la calle. Y en parte tiene que ver con el hecho de que, por ejemplo, yo pueda acceder a Target en la Red, y al d¨ªa siguiente lleguen unos vasos de atractivo dise?o por el coste de un euro la pieza. (Los que compr¨¦ estaban fabricados en Espa?a). The New Yorker, una revista que se enorgullec¨ªa de su habilidad para definir la esencia del buen gusto, recientemente ced¨ªa todo el espacio publicitario de un n¨²mero a Target, la gigantesca empresa de menaje del hogar concebida para llegar a todo el mundo.
?ste es el oto?o en el que la idea de todo el mundo se ha fusionado con la del desconocido. Obsessive Drawing, que se puede visitar durante todo el mes de marzo en el Museum of Arts and Design, pone de relieve a un nuevo grupo de artistas autodidactas de Francia, Jap¨®n, Inglaterra y Estados Unidos que han lidiado con la p¨¦rdida personal llenando obsesivamente las p¨¢ginas con dibujos a tinta. El resultado es misterioso y fascinante, y bien vale una mirada inteligente. El museo est¨¢ convenientemente ubicado junto al Museum of Modern Art, que est¨¢ dedicando una retrospectiva a Elizabeth Murray, la tercera de este tipo que se consagra a una mujer. Murray, una artista verdaderamente original y una de las mejores de su generaci¨®n (no se menciona su nombre con la frecuencia que merece su obra), tiene una especie de paleta de Matisse, allanada por la gran rapidez californiana. Comenz¨® en el minimalismo y, m¨¢s tarde, en los a?os setenta y ochenta, su trabaj¨® se transform¨® en arte constructivista.
El tremendo poder econ¨®mico de Nueva York tambi¨¦n la convierte en un centro de arte selecto. Mis dos museos peque?os favoritos son el Frick, en la Primera Avenida con la Calle 70 Este, construido por el magnate del carb¨®n y el acero Henry Clay Frick en la ¨¦poca de la I Guerra Mundial, y la Neue Galerie, cerca del Metropolitan, en el 1048 de la Quinta Avenida, que fue creada por el heredero de la cosm¨¦tica Ronald S. Lauder. La actual exposici¨®n de Frick, con 20 singulares retratos de Hans Memling (s¨®lo existen 30 en todo el mundo), la hizo posible el comisario del Groeningemuseum de Brujas. Est¨¢ a tan s¨®lo 10 minutos a pie de la Neue Galerie, que presenta una exhaustiva muestra de Egon Schiele. Estas tranquilas joyas muse¨ªsticas son el lugar favorito de los neoyorquinos, especialmente cuando necesitan un momento contemplativo. Para culminar con otra clase de alimento una tarde visitando museos, est¨¢ el espl¨¦ndido caf¨¦ vien¨¦s de la Neue Galerie. Luego s¨®lo hay que cruzar la calle hasta la magn¨ªfica exposici¨®n de dibujos de Van Gogh del Metropolitan.
Traducci¨®n de News Clips.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.