_
_
_
_

El mon¨®logo del amor

Situaciones sin salida, cat¨¢strofes y l¨ªrica. Estructurada en tres partes, la nueva novela de Houellebecq, 'La posibilidad de una isla' (Alfaguara), de la que adelantamos dos cap¨ªtulos, es una cr¨®nica de la desolaci¨®n, otra vuelta de tuerca de uno de los escritores franceses m¨¢s provocadores.

Daniel 1,2

Cuando uno ve el ¨¦xito de los domingos sin coches, el paseo por los muelles, se imagina muy bien la continuaci¨®n?

G¨¦rard, conductor de taxi

Ahora me resulta casi imposible recordar por qu¨¦ me cas¨¦ con mi primera mujer; si nos cruz¨¢ramos por la calle, creo que ni siquiera la reconocer¨ªa. Olvidamos ciertas cosas, las olvidamos de verdad; nos equivocamos de medio a medio suponiendo que todo se conserva en el santuario de la memoria; algunos acontecimientos, incluso dir¨ªa que la mayor¨ªa, se borran por completo, no queda la menor huella, y es exactamente como si nunca hubieran ocurrido. Volviendo a mi mujer, bueno, a mi primera mujer, probablemente vivimos juntos dos o tres a?os; cuando se qued¨® embarazada, me largu¨¦ casi enseguida. Como en aquella ¨¦poca yo no ten¨ªa ning¨²n ¨¦xito, consigui¨® una pensi¨®n alimenticia lamentable.

M¨¢s informaci¨®n
El guardi¨¢n del misterio

El d¨ªa del suicidio de mi hijo me hice unos huevos con tomate. M¨¢s vale perro vivo que le¨®n muerto, como dice sabiamente el Eclesiast¨¦s. Nunca quise a ese ni?o: era tan idiota como su madre y tan malo como su padre. Su desaparici¨®n estaba lejos de ser una cat¨¢strofe; podemos apa?¨¢rnoslas sin seres humanos como ¨¦l.

Hab¨ªan pasado diez a?os desde mi primer espect¨¢culo, diez a?os puntuados por aventuras epis¨®dicas y poco satisfactorias antes de conocer a Isabelle. Ella hab¨ªa cumplido treinta y siete a?os; yo, treinta y nueve, y en esa ¨¦poca ya ten¨ªa mucho ¨¦xito. Cuando gan¨¦ mi primer mill¨®n de euros (quiero decir cuando lo gan¨¦ de verdad, impuestos descontados, y lo met¨ª en un fondo seguro), tom¨¦ conciencia de que no era un personaje de Balzac. Un personaje de Balzac que acabara de ganar su primer mill¨®n de euros pensar¨ªa, en la mayor parte de los casos, en conseguir el segundo; mientras que otros cuantos, poco numerosos, empezar¨ªan a so?ar con el momento en que contar¨ªan los millones por docenas. Por mi parte, lo primero que me pregunt¨¦ fue si podr¨ªa dejar mi carrera, y conclu¨ª que no.

Durante las primeras fases de mi ascenso hacia la fama y la fortuna hab¨ªa saboreado de vez en cuando los placeres del consumo, en los que nuestra ¨¦poca se muestra tan superior a todas las precedentes. Podr¨ªamos discutir hasta el d¨ªa del Juicio si los hombres eran o no m¨¢s felices en los siglos pasados; podr¨ªamos comentar la desaparici¨®n de los cultos, la dificultad del sentimiento amoroso; debatir sus inconvenientes y sus ventajas; recordar la aparici¨®n de la democracia, la p¨¦rdida del sentido sagrado, el desmoronamiento del v¨ªnculo social; yo no me hab¨ªa privado de hablar de todo eso en muchos n¨²meros, aunque en tono humor¨ªstico. Incluso podr¨ªamos poner en tela de juicio el progreso cient¨ªfico y tecnol¨®gico, por ejemplo, tener la impresi¨®n de que la mejora de las t¨¦cnicas m¨¦dicas se paga con un aumento del control social y una disminuci¨®n global de la alegr¨ªa de vivir. Pero el hecho es que, en el terreno del consumo, la preeminencia del siglo XX sigue siendo indiscutible: no hay nada, en ninguna otra civilizaci¨®n, en ninguna otra ¨¦poca, que pueda compararse a la perfecci¨®n m¨®vil de un centro comercial contempor¨¢neo funcionando a pleno rendimiento. Yo hab¨ªa consumido alegremente, sobre todo zapatos; despu¨¦s, poco a poco, me cans¨¦, y comprend¨ª que mi vida, sin ese apoyo cotidiano de placeres elementales y renovados a la vez, ya no iba a ser simple.

En la ¨¦poca en la que conoc¨ª a Isabelle deb¨ªa de andar por los seis millones de euros. Un personaje de Balzac, en esa fase, compra un piso suntuoso, lo llena de objetos de arte y se arruina por una bailarina. Yo viv¨ªa en un apartamento de dos habitaciones de lo m¨¢s corriente, en el distrito 14, y nunca me hab¨ªa acostado con una top model; ni siquiera hab¨ªa tenido nunca ganas de hacerlo. Creo que justo una vez me tir¨¦ a una modelo de medio pelo; no guardaba un recuerdo imborrable del acontecimiento. La chica estaba bien, pechos m¨¢s bien grandes, pero bueno, no m¨¢s que muchas otras; mir¨¢ndolo bien, yo estaba menos sobrevalorado que ella.

La entrevista tuvo lugar en mi camerino, despu¨¦s de un espect¨¢culo que deber¨ªa calificar de triunfal. Isabelle era entonces redactora jefa de Lolita, despu¨¦s de haber trabajado mucho tiempo para 20 Ans. Al principio no estaba muy entusiasmado con la idea de la entrevista. Hojeando la revista, sin embargo, me hab¨ªa sorprendido el nivel de pendoneo al que hab¨ªan llegado las publicaciones para jovencitas: las camisetas talla diez a?os, los shorts blancos ce?idos, los tangas que asoman por todas partes, el uso razonado del chupa-chups; no faltaba un detalle. "S¨ª, pero tienen un posicionamiento raro?", hab¨ªa insistido la encargada de prensa. "Y adem¨¢s, el hecho de que venga la redactora jefa en persona me parece una se?al?".

Dicen que hay gente que no cree en el flechazo; aunque no le demos a la expresi¨®n su sentido literal, es evidente que la atracci¨®n mutua es muy r¨¢pida en todos los casos; desde los primeros minutos de mi encuentro con Isabelle supe que ¨ªbamos a vivir una historia juntos, y que ser¨ªa una historia larga; y supe que ella tambi¨¦n era consciente del hecho. Tras algunas preguntas de calentamiento sobre el miedo esc¨¦nico, mis m¨¦todos de preparaci¨®n, etc¨¦tera, ella se qued¨® callada. Yo volv¨ª a hojear la revista.

-No son lolitas de verdad? -dije al final-. Tienen diecis¨¦is o diecisiete a?os.

-S¨ª -concedi¨® ella-. Nabokov se equivoc¨® en cinco a?os. Lo que le gusta a la mayor¨ªa de los hombres no es el momento que precede a la pubertad, sino el que viene inmediatamente despu¨¦s. De todas formas, no era muy buen escritor?

Yo tampoco hab¨ªa soportado nunca a ese seudopoeta mediocre y amanerado, ese torpe imitador de Joyce que ni siquiera hab¨ªa tenido la suerte de poseer el ¨ªmpetu que a veces, en los libros del loco irland¨¦s, permite hacer caso omiso de la acumulaci¨®n de pesadeces. Un hojaldre mal hecho, eso me hab¨ªa recordado siempre el estilo de Nabokov.

-Pero el caso es que si un libro tan mal escrito -prosigui¨® ella-, con la desventaja a?adida de un burdo error en la edad de la hero¨ªna, consigue, a pesar de todo, ser un libro buen¨ªsimo, convertirse en un mito perdurable e incluso introducirse en el lenguaje corriente, es que el autor ha dado con algo esencial.

Si ¨ªbamos a estar de acuerdo en todo, la entrevista amenazaba con resultar bastante insulsa.

-Podr¨ªamos seguir mientras cenamos? -propuso ella-. Conozco un tibetano en la Rue des Abbesses.

Naturalmente, como en todas las historias serias, nos acostamos la primera noche. Mientras se desvest¨ªa, la not¨¦ inc¨®moda un momento, y luego orgullosa: ten¨ªa un cuerpo incre¨ªblemente firme y flexible. No me enter¨¦ hasta mucho despu¨¦s de que ten¨ªa treinta y siete a?os; aquella noche le ech¨¦, como mucho, treinta.

-?C¨®mo haces para mantenerte as¨ª? -le pregunt¨¦.

-Danza cl¨¢sica.

-?Nada de stretching, aer¨®bic y cosas as¨ª?

-No, todo eso son gilipolleces. Puedes creerme, hace diez a?os que curro en revistas femeninas. Lo ¨²nico que funciona de verdad es la danza cl¨¢sica. Aunque es duro, hay que tener aut¨¦ntica disciplina; pero a m¨ª me va bien, soy un poco psicorr¨ªgida.

-?Psicorr¨ªgida t¨²?

-S¨ª, s¨ª? Ya ver¨¢s.

En retrospectiva, lo que me impresiona cuando vuelvo a pensar en Isabelle es la incre¨ªble franqueza de nuestra relaci¨®n desde el primer momento, incluso en temas sobre los que normalmente las mujeres prefieren conservar cierto misterio, con la err¨®nea idea de que el misterio a?ade un toque de erotismo a la relaci¨®n, cuando la verdad es que a la mayor¨ªa de los hombres les excita violentamente un acercamiento sexual directo. "No es muy dif¨ªcil hacer que un hombre se corra?", me hab¨ªa dicho ella durante nuestra primera cena en el restaurante tibetano, "en cualquier caso, yo siempre lo he conseguido". No ment¨ªa. Tampoco ment¨ªa al afirmar que el secreto no tiene nada de especialmente extraordinario o extra?o. "Basta con recordar", continu¨® ella, suspirando, "que los hombres tienen cojones. Las mujeres saben que los hombres tienen polla, lo saben demasiado bien; desde que los hombres han quedado reducidos a la condici¨®n de objeto sexual, ellas est¨¢n literalmente obsesionadas con sus pollas; pero, nueve veces de cada diez, cuando hacen el amor olvidan que los cojones son una zona sensible. Ya sea para una masturbaci¨®n, una penetraci¨®n o una mamada, hay que llevar la mano de vez en cuando a los cojones del hombre, bien rozando, acariciando, bien presionando con m¨¢s fuerza; te das cuenta seg¨²n los cojones est¨¢n m¨¢s o menos duros. Y eso es todo".

Deb¨ªan de ser las cinco de la ma?ana, yo acababa de correrme dentro de ella y la cosa funcionaba, funcionaba realmente bien, todo era dulce y reconfortante, y yo intu¨ªa que estaba entrando en una etapa feliz de mi vida cuando observ¨¦, sin raz¨®n concreta, la decoraci¨®n de la estancia; recuerdo que en ese instante la luz de la luna iluminaba un grabado de rinocerontes, un grabado antiguo, de esos que se ven en las enciclopedias de animales del siglo XIX.

-?Te gusta mi casa?

-S¨ª, tienes buen gusto.

-?Te sorprende que tenga buen gusto, trabajando para una revista de mierda?

Estaba claro que iba a resultar muy dif¨ªcil ocultarle mis pensamientos. Curiosamente, esta constataci¨®n me produjo cierta alegr¨ªa; supongo que es una de las se?ales del amor aut¨¦ntico.

-Me pagan bien? ?sabes? Muchas veces no hay que buscar m¨¢s all¨¢.

-?Cu¨¢nto?

-Cincuenta mil euros al mes.

-S¨ª, es mucho; pero en este momento yo gano m¨¢s.

-Normal. T¨² eres un gladiador, est¨¢s en mitad del circo. Es normal que te paguen bien: te juegas el pellejo, puedes caer en cualquier momento.

-Ah?

En eso no estaba completamente de acuerdo; sent¨ª otra oleada de alegr¨ªa. Es bueno estar perfectamente de acuerdo, entenderse bien en cualquier tema; en un primer momento es incluso indispensable; pero tambi¨¦n es bueno tener divergencias m¨ªnimas, aunque s¨®lo sea para acabar con ellas en una discusi¨®n f¨¢cil.

-Supongo que te habr¨¢s acostado con bastantes chicas que han ido a tus espect¨¢culos? -continu¨® ella.

-Algunas, s¨ª.

En realidad, no tantas: quiz¨¢ hab¨ªan sido cincuenta, cien como m¨¢ximo; pero me abstuve de precisar que la noche que acab¨¢bamos de pasar era, con much¨ªsima diferencia, la mejor; sent¨ªa que ella lo sab¨ªa. No por fanfarronada o por una exagerada vanidad: s¨®lo por intuici¨®n, por sentido de las relaciones humanas; tambi¨¦n por una apreciaci¨®n exacta de su propio valor er¨®tico.

-Si a las chicas les atraen sexualmente los t¨ªos que se suben a un escenario -sigui¨® ella- no es s¨®lo porque vayan buscando la fama; sobre todo es porque sienten que un individuo que se sube a un escenario arriesga el pellejo, porque el p¨²blico es una fiera peligrosa y en cualquier momento puede acabar con su criatura, echarla, obligarla a huir corrida y avergonzada entre las burlas del respetable. La recompensa que esas chicas pueden ofrecerle al tipo que se sube al escenario es su cuerpo; exactamente lo mismo que con un gladiador o un torero. Ser¨ªa est¨²pido pensar que estos mecanismos primitivos han desaparecido; yo los conozco, los utilizo, me gano la vida con ellos. Conozco a la perfecci¨®n el poder de atracci¨®n er¨®tica del jugador de rugby, de la estrella de rock, del actor de teatro y del piloto de carreras: todo sigue esquemas muy antiguos, con peque?as variaciones seg¨²n la moda o la ¨¦poca. Una buena revista para chicas es la que sabe adelantarse, ligeramente, a las variaciones.

Yo me qued¨¦ pensando un minuto entero; ten¨ªa que hacerle comprender mi punto de vista. Era importante, o tal vez no; digamos que me apetec¨ªa.

-Tienes toda la raz¨®n? -dije-. Salvo que, en mi caso, no arriesgo nada.

-?Por qu¨¦? -ella se incorpor¨® en la cama y me mir¨® con sorpresa.

-Porque, aunque al p¨²blico le diera el antojo de darme la patada, no podr¨ªa; no tiene a nadie a quien poner en mi lugar. Soy literalmente insustituible.

Ella frunci¨® el ce?o, me mir¨®; ya hab¨ªa amanecido, ve¨ªa moverse sus pezones al comp¨¢s de su respiraci¨®n. Me daban ganas de meterme uno en la boca, de mamar y no pensar en nada m¨¢s; aun as¨ª me dije que m¨¢s val¨ªa dejar que lo meditara un poco. No le llev¨® m¨¢s de treinta segundos; era una chica inteligente de verdad.

-S¨ª -dijo-. Hay en ti una franqueza que no es nada normal. No s¨¦ si es por un acontecimiento particular de tu vida, o si es consecuencia de tu educaci¨®n, o qu¨¦; pero no hay casi ninguna posibilidad de que el fen¨®meno se reproduzca en la misma generaci¨®n. Es cierto, la gente te necesita m¨¢s que t¨² a ella; por lo menos, la gente de mi edad. Dentro de unos a?os cambiar¨¢n las cosas. Ya conoces la revista en la que trabajo: lo que intentamos crear es una humanidad artificial, fr¨ªvola, que nunca m¨¢s ser¨¢ sensible ni a la seriedad ni al humor, que vivir¨¢ hasta su muerte buscando cada vez con m¨¢s desesperaci¨®n la marcha y el sexo; una generaci¨®n de kids definitivos. Lo vamos a conseguir, claro, y en ese mundo ya no habr¨¢ sitio para ti. Pero supongo que no es demasiado grave, habr¨¢s tenido tiempo de ahorrar.

-Seis millones de euros -yo hab¨ªa contestado maquinalmente, sin pensarlo siquiera; hab¨ªa otro asunto que llevaba varios minutos escoci¨¦ndome-. Tu revista? De hecho, es verdad que no me parezco en nada a tu p¨²blico. Soy c¨ªnico, amargo, s¨®lo le puedo interesar a la gente con cierta propensi¨®n a la duda, gente que empieza a encontrarse en un ambiente de final de partida; no es posible que la entrevista encaje en tu l¨ªnea editorial.

-Pues no? -dijo ella con calma, con una calma que, en retrospectiva, me pareci¨® sorprendente; Isabelle era tan clara, tan abierta, tan poco dotada para la mentira-. No habr¨¢ entrevista; era s¨®lo un pretexto para conocerte.

Me miraba directamente a los ojos, y yo estaba en tal estado que esas meras palabras consiguieron pon¨¦rmela dura. Creo que a ella le emocion¨® esa erecci¨®n profundamente sentimental, humana; se tumb¨® a mi lado, apoy¨® la cabeza en mi hombro y empez¨® a hacerme una paja. Se tom¨® su tiempo, apret¨¢ndome los cojones en la palma de la mano, variando la amplitud y el vigor de los movimientos de sus dedos. Yo me relaj¨¦, abandon¨¢ndome por completo a la caricia. Algo parecido a un estado de inocencia empezaba a nacer entre nosotros, y estaba claro que yo hab¨ªa sobreestimado la amplitud de mi cinismo. Ella viv¨ªa en el distrito 16, en los altos de Passy; a lo lejos, un metro a¨¦reo cruzaba el Sena. El d¨ªa se asentaba, empezaba a o¨ªrse el rumor de la circulaci¨®n; el esperma salt¨® sobre sus pechos. Recog¨ª un poco con el ¨ªndice, se lo tend¨ª para que lo chupara y luego la abrac¨¦.

-Isabelle? -le dije al o¨ªdo-, me gustar¨ªa que me contaras c¨®mo entraste en esa revista.

-En realidad, hace poco m¨¢s de un a?o, Lolita s¨®lo va por el n¨²mero 14. Me qued¨¦ mucho tiempo en 20 Ans, pas¨¦ por casi todos los puestos; ?velyne, la redactora jefa, se apoyaba totalmente en m¨ª. Al final, antes de que compraran la revista, me nombr¨® redactora jefa adjunta; era lo m¨ªnimo, llevaba dos a?os haciendo todo el trabajo por ella. Cosa que no le imped¨ªa aborrecerme: recuerdo la mirada de odio que me ech¨® al transmitirme la invitaci¨®n de Lajoinie. ?Sabes qui¨¦n es Lajoinie, te dice algo el nombre?

-Un poco?

-S¨ª, el gran p¨²blico no le conoce tanto? Era accionista de 20 Ans, accionista minoritario, pero fue ¨¦l quien impuls¨® la reventa; el comprador fue un grupo italiano. A ?velyne, obviamente, la despidieron; los italianos estaban dispuestos a quedarse conmigo, pero si Lajoinie me invitaba a un brunch en su casa un domingo por la ma?ana es que ten¨ªa otra cosa para m¨ª; ?velyne se lo ol¨ªa, claro, y eso es lo que la volv¨ªa loca de rabia. ?l viv¨ªa en el Marais, al lado de la Place des Vosges. Aun as¨ª, al llegar me qued¨¦ de piedra: estaban Karl Lagerfeld, Naomi Campbell, Tom Cruise, Jade Jagger, Bj?rk? En fin, no era exactamente el tipo de gente que estaba acostumbrada a frecuentar.

-?No fue ¨¦l quien cre¨® esa revista para maricas que va divinamente?

-No del todo, al principio GQ no iba dirigida a los maricas; al contrario, era m¨¢s bien macho a tope: t¨ªas buenas, coches, un poco de actualidad militar; es cierto que al cabo de seis meses se dieron cuenta de que hab¨ªa much¨ªsimos gays entre los compradores, pero fue una sorpresa, no creo que consiguieran definir el fen¨®meno con exactitud. De todas formas, Lajoinie vendi¨® poco despu¨¦s, y eso es lo que impresion¨® profundamente en la profesi¨®n: vendi¨® GQ en su mejor momento, cuando la gente pensaba que todav¨ªa ir¨ªa a m¨¢s, y lanz¨® 21. Y luego GQ decay¨®, creo que perdieron un 40% en difusi¨®n nacional, y 21 se convirti¨® en el primer mensual masculino; acaban de sobrepasar a Le Chasseur Fran?ais. Su receta es de lo m¨¢s sencilla: estrictamente metrosexual. Ponerse en forma, consejos de belleza, tendencias. Ni una mota de cultura, ni un gramo de actualidad; ni rastro de humor. En resumen, que me preguntaba sinceramente qu¨¦ me iba a proponer. Me recibi¨® con mucha amabilidad, me present¨® a todo el mundo, me sent¨® a la mesa frente a ¨¦l. "Aprecio mucho a ?velyne?", empez¨®. Yo intent¨¦ no dar un respingo: nadie puede tenerle aprecio a ?velyne. Esa vieja alcoh¨®lica puede inspirar desprecio, compasi¨®n, asco, en fin, diversas cosas, pero en ning¨²n caso aprecio. M¨¢s tarde me dar¨ªa cuenta de que era su m¨¦todo de gesti¨®n de personal: no hablar mal de nadie, en ninguna circunstancia, jam¨¢s; al contrario, cubrir siempre a los dem¨¢s de elogios, por inmerecidos que sean; pero claro, sin que eso le impida echarlos llegado el momento. Aun as¨ª, yo estaba un poco inc¨®moda, e intent¨¦ llevar la conversaci¨®n al tema de 21.

"De-be-mos?", hablaba de una forma rara, separando las s¨ªlabas, un poco como si se expresara en un idioma extranjero. "Tengo la im-pre-si¨®n de que mis colegas est¨¢n demasiado pre-o-cu-pa-dos por la prensa nor-te-a-me-ri-ca-na. Se-gui-mos siendo eu-ro-pe-os? Para nosotros, la referencia es lo que pasa en In-gla-te-rra?".

Bueno, estaba claro que 21 estaba copiada de una referencia inglesa, pero GQ tambi¨¦n; eso no explicaba c¨®mo hab¨ªa intuido que hab¨ªa que pasar de una revista a otra. ?Hab¨ªa estudios de mercado en Inglaterra, se ve¨ªa venir un vuelco del p¨²blico?

"No, que yo se-pa? Es usted muy guapa?", continu¨®, sin ilaci¨®n aparente. "Podr¨ªa ser m¨¢s me-di¨¢-ti-ca?".

Yo estaba sentada justo al lado de Karl Lagerfeld, que com¨ªa sin parar: se serv¨ªa salm¨®n a toneladas, empapaba las lonchas en la salsa de nata y eneldo, se las zampaba una tras otra. De vez en cuando, Tom Cruise le echaba miradas asqueadas. Bj?rk, por el contrario, parec¨ªa absolutamente fascinada; hay que reconocer que siempre hab¨ªa intentado ir de poes¨ªa de las sagas, energ¨ªa islandesa, etc¨¦tera, cuando en realidad es convencional y amanerada a m¨¢s no poder; encontrarse en presencia de un aut¨¦ntico salvaje ten¨ªa que interesarla. De pronto me di cuenta de que habr¨ªa bastado quitarle al dise?ador la camisa con chorreras, la chalina, el esmoquin con forro de sat¨¦n, y ponerle unas pieles de animales: habr¨ªa estado perfecto en el papel de teut¨®n primitivo. En ese momento cogi¨® una patata cocida, la coron¨® generosamente de caviar y me dijo: "Hay que ser medi¨¢tico, aunque sea un poquito. Yo, por ejemplo, soy muy medi¨¢tico. Soy una enorme patata medi¨¢tica?". Creo que acababa de dejar su segunda dieta; en cualquier caso, ya hab¨ªa escrito un libro sobre la primera.

Alguien puso m¨²sica, la gente se movi¨®, creo que Naomi Campbell empez¨® a bailar. Yo segu¨ªa mirando a Lajoinie, en espera de su propuesta. Como ¨²ltimo recurso entabl¨¦ conversaci¨®n con Jade Jagger, creo que hablamos de Formentera o algo por el estilo, un tema f¨¢cil, pero ella me caus¨® buena impresi¨®n, era una chica inteligente y sin remilgos; Lajoinie ten¨ªa los ojos entrecerrados, parec¨ªa adormilado, pero ahora creo que observaba c¨®mo me comportaba yo con los dem¨¢s; eso tambi¨¦n formaba parte de sus m¨¦todos de gesti¨®n de personal. En un momento dado mascull¨® algo, pero no lo o¨ª, la m¨²sica estaba demasiado alta; luego lanz¨® una breve ojeada de irritaci¨®n a su izquierda: en un rinc¨®n de la sala, Karl Lagerfeld se hab¨ªa puesto a andar sobre las manos; Bj?rk le miraba ri¨¦ndose a mand¨ªbula batiente. Luego el dise?ador vino y se sent¨® a mi lado, me dio una fuerte palmada en la espalda y aull¨®: "?Qu¨¦ tal? ?Todo bien?", antes de engullir tres anguilas sin transici¨®n. "?Eres la mujer m¨¢s guapa de la fiesta! ?Las dejas a todas por los suelos?!", y luego atrap¨® la bandeja de los quesos; creo que se hab¨ªa encari?ado conmigo de verdad. Lajoinie le miraba devorar el Livarot, incr¨¦dulo. "S¨ª que eres una enorme patata, Karl?", dijo en un susurro; despu¨¦s se volvi¨® hacia m¨ª y solt¨®: "Cincuenta mil euros". Y eso fue todo; ese d¨ªa no dijo nada m¨¢s.

Al d¨ªa siguiente fui a su despacho y me explic¨® el asunto un poco mejor. La revista iba a llamarse Lolita. "Una cuesti¨®n de desfase?", dijo. Yo entend¨ªa m¨¢s o menos lo que quer¨ªa decir: las compradoras de 20 Ans, por ejemplo, eran sobre todo chicas de quince o diecis¨¦is a?os que quer¨ªan parecer liberadas en todos los terrenos, especialmente el sexual; con Lolita, Lajoinie quer¨ªa que funcionara el desfase inverso. "Nuestro p¨²blico empieza a los diez a?os?", dijo. "Salvo que no hay l¨ªmite superior". Su apuesta era que las madres tend¨ªan cada vez m¨¢s a copiar a sus hijas. Claro, es un poco rid¨ªculo que una mujer de treinta a?os compre una revista que se llama Lolita; pero no m¨¢s que el hecho de comprarse un top ce?ido o unos minishorts. Su apuesta era que el sentido del rid¨ªculo, que hab¨ªa sido tan fuerte entre las mujeres, y especialmente las francesas, iba a desaparecer poco a poco en provecho de la pura fascinaci¨®n por una juventud sin l¨ªmites.

Lo menos que se puede decir es que ha ganado la apuesta. La edad media de nuestras lectoras es de veintiocho a?os, y aumenta un poco todos los meses. Para los responsables de publicidad, nos estamos convirtiendo en la revista femenina de referencia; te lo cuento como me lo han dicho, pero me cuesta un poco creerlo. Llevo el volante, intento llevarlo, o m¨¢s bien hago como si lo llevara, pero en el fondo ya no entiendo nada. Es verdad que soy una buena profesional, ya te he dicho que soy un poco psicorr¨ªgida, de ah¨ª viene: en la revista nunca hay erratas, las fotos est¨¢n bien maquetadas, siempre salimos en fecha; pero el contenido? Es normal que a la gente le d¨¦ miedo envejecer, sobre todo a las mujeres, siempre ha sido as¨ª, pero esto? supera todo lo imaginable; creo que todas se han vuelto completamente locas.

Daniel 1,4

Ya que somos hombres, convendr¨ªa no re¨ªrse de las desgracias de la humanidad, sino lamentarlas.

Dem¨®crito de Abdera

Isabelle flaqueaba. Estaba claro que, para una mujer ya herida en sus carnes, no era f¨¢cil trabajar para una revista como Lolita, a la que todos los meses llegaban pendonas cada vez m¨¢s j¨®venes, m¨¢s sexys, m¨¢s arrogantes. Recuerdo que fui yo el primero en abordar el tema. Camin¨¢bamos por la cima de los acantilados de Carboneras, que se precipitaban, negros, en las aguas de un azul radiante. Ella no busc¨® escapatorias ni evasivas: s¨ª, s¨ª, en su trabajo hab¨ªa que mantener cierta atm¨®sfera de conflicto, de competencia narcisista, cosa de la que se sent¨ªa cada d¨ªa m¨¢s incapaz. Vivir degrada, escrib¨ªa Henri de R¨¦gnier; vivir, sobre todo, desgasta; sin duda, en algunos queda un n¨²cleo no degradado, un n¨²cleo de ser; pero ?qu¨¦ pesa ese residuo frente al desgaste general del cuerpo?

-Voy a tener que negociar la indemnizaci¨®n por despido? -dijo-. No s¨¦ c¨®mo me las voy a arreglar. La revista va cada vez mejor, adem¨¢s; no veo qu¨¦ pretexto puedo poner para irme.

-Le pides una cita a Lajoinie y se lo explicas. Simplemente se lo dices, como me lo has dicho a m¨ª. Ya es viejo, creo que lo podr¨¢ entender. S¨¦ que es un hombre con dinero y con poder, y ¨¦sas son pasiones que tardan en extinguirse; pero por todo lo que me has contado, creo que puede ser sensible al desgaste.

Hizo lo que le propuse, y aceptaron sus condiciones sin rechistar; hay que reconocer que la revista se lo deb¨ªa casi todo. Por mi parte, yo todav¨ªa no pod¨ªa retirarme; no del todo. Mi ¨²ltimo espect¨¢culo, con el extravagante t¨ªtulo ?Adelante, Milou! ?En marcha hacia Ad¨¦n!, ten¨ªa por subt¨ªtulo 100% desde el odio; el lema, un grafismo a lo Eminem, cruzaba el cartel, y no era para nada una hip¨¦rbole. Desde el principio abordaba el tema del conflicto de Oriente Pr¨®ximo -que ya me hab¨ªa valido algunos jugosos ¨¦xitos medi¨¢ticos- de forma, como escrib¨ªa el periodista de Le Monde, "especialmente corrosiva". El primer n¨²mero, titulado El combate de los seres min¨²sculos, inclu¨ªa ¨¢rabes -rebautizados "par¨¢sitos de Al¨¢"-, jud¨ªos -calificados de "piojos circuncisos"- e incluso cristianos libaneses, con el gracioso sobrenombre de "ladillas del co?o de Mar¨ªa". En resumen, como dec¨ªa el cr¨ªtico de Le Point, yo "descalificaba en bloque" a las religiones del Libro, por lo menos en ese n¨²mero; la continuaci¨®n del espect¨¢culo inclu¨ªa un sainete desternillante llamado Los palestinos son rid¨ªculos, en el que desarrollaba una gran variedad de alusiones burlescas y salaces sobre los cartuchos de dinamita que los militantes de Ham¨¢s se ataban en torno a la cintura para hacer gachas jud¨ªas. Despu¨¦s ampliaba el tema hasta convertirlo en un ataque en toda regla contra cualquier forma de rebeli¨®n, lucha nacionalista o revolucionaria; en realidad, contra la mism¨ªsima acci¨®n pol¨ªtica. Por supuesto, a lo largo del espect¨¢culo desarrollaba una vena anarquista de derechas, del tipo "un combatiente fuera de combate es un gilipollas menos que ya no tendr¨¢ ocasi¨®n de pelear", que, de C¨¦line a Audiard, hab¨ªa proporcionado los mejores momentos de la comedia francesa; pero a¨²n iba m¨¢s lejos, actualizando la ense?anza de san Pablo seg¨²n la cual toda autoridad proviene de Dios, y me elevaba a veces hasta una sombr¨ªa meditaci¨®n que en cierto modo recordaba la apolog¨¦tica cristiana. Desde luego, lo hac¨ªa eliminando cualquier noci¨®n teol¨®gica para desarrollar una argumentaci¨®n estructural y, en esencia, casi matem¨¢tica, que se apoyaba sobre todo en el concepto de "buen orden". En fin, que este espect¨¢culo era un cl¨¢sico, y como tal fue recibido desde el primer momento: fue tambi¨¦n, sin la menor duda, mi mayor ¨¦xito cr¨ªtico. Seg¨²n la opini¨®n general, mi talento c¨®mico nunca hab¨ªa volado tan alto; o nunca hab¨ªa ca¨ªdo tan bajo, seg¨²n otra variante, pero que ven¨ªa a decir m¨¢s o menos lo mismo; sol¨ªan compararme con Chamfort, incluso con La Roche Foucauld.

En cuanto al ¨¦xito de p¨²blico, el arranque fue un poco m¨¢s lento, hasta que Bernard Kouchner se declar¨® "personalmente asqueado" por el espect¨¢culo, lo que me permiti¨® terminar la temporada con el cartel de "no hay entradas". Siguiendo el consejo de Isabelle, me permit¨ª una breve r¨¦plica en Lib¨¦ration, que titul¨¦ Gracias, Bernard. En fin, las cosas iban bien, las cosas iban realmente bien, lo cual me pon¨ªa de un humor tanto m¨¢s curioso cuanto que en realidad estaba hasta las narices y me faltaba un pelo para dejarlo; si las cosas hubieran ido mal, creo que habr¨ªa salido pitando sin m¨¢s pre¨¢mbulos. Est¨¢ claro que mi atracci¨®n por el medio cinematogr¨¢fico -es decir, por un medio muerto, opuesto a lo que en aquella ¨¦poca llamaban pomposamente espect¨¢culo en vivo y en directo- hab¨ªa sido la primera se?al de desinter¨¦s y hasta de asco por el p¨²blico, y sin duda por la humanidad en general. En aquella ¨¦poca ensayaba mis n¨²meros con una peque?a c¨¢mara de v¨ªdeo, fijada sobre un tr¨ªpode y conectada a un monitor que me permit¨ªa controlar en tiempo real las entonaciones, los gestos, la m¨ªmica. Siempre hab¨ªa tenido una regla sencilla: si en un momento dado me echaba a re¨ªr, es que ese momento ten¨ªa buenas posibilidades de hacer re¨ªr tambi¨¦n al p¨²blico. Poco a poco, repasando las cintas, me di cuenta de que me invad¨ªa un malestar cada vez m¨¢s intenso, que a veces llegaba hasta la n¨¢usea. Dos semanas antes del estreno vi claramente la raz¨®n del malestar: lo que cada vez me resultaba m¨¢s insoportable no era siquiera mi cara, ni el car¨¢cter repetitivo y convencional de cierta m¨ªmica cl¨¢sica que a veces no ten¨ªa m¨¢s remedio que emplear: lo que ya no consegu¨ªa soportar era la risa, la risa en s¨ª, esa s¨²bita y violenta distorsi¨®n de los rasgos que deforma el rostro humano, que lo despoja en un instante de toda dignidad. Si el hombre r¨ªe, si es el ¨²nico, en el reino animal, que muestra esa atroz deformaci¨®n facial, es tambi¨¦n porque, superando el ego¨ªsmo de la naturaleza animal, es el ¨²nico que ha alcanzado la fase infernal y suprema de la crueldad.

Las tres semanas de representaci¨®n fueron un calvario permanente: por primera vez sent¨ª de verdad esa famosa, esa terrible tristeza de los c¨®micos; por primera vez comprend¨ªa realmente a la humanidad. Hab¨ªa desmontado los mecanismos de la m¨¢quina y pod¨ªa hacerlos funcionar a voluntad. Cada noche, antes de salir al escenario, me tomaba medio bl¨ªster de Xanax. Cada vez que el p¨²blico se re¨ªa (y pod¨ªa preverlo de antemano, sab¨ªa dosificar mis efectos, era un probado profesional), me ve¨ªa obligado a apartar la mirada para no ver aquellas fauces, aquellos centenares de fauces estremecidas, agitadas por el odio.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo

?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?

Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.

?Por qu¨¦ est¨¢s viendo esto?

Flecha

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.

En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
Recomendaciones EL PA?S
_
_
seductrice.net
universo-virtual.com
buytrendz.net
thisforall.net
benchpressgains.com
qthzb.com
mindhunter9.com
dwjqp1.com
secure-signup.net
ahaayy.com
tressesindia.com
puresybian.com
krpano-chs.com
cre8workshop.com
hdkino.org
peixun021.com
qz786.com
utahperformingartscenter.org
worldqrmconference.com
shangyuwh.com
eejssdfsdfdfjsd.com
playminecraftfreeonline.com
trekvietnamtour.com
your-business-articles.com
essaywritingservice10.com
hindusamaaj.com
joggingvideo.com
wandercoups.com
wormblaster.net
tongchengchuyange0004.com
internetknowing.com
breachurch.com
peachesnginburlesque.com
dataarchitectoo.com
clientfunnelformula.com
30pps.com
cherylroll.com
ks2252.com
prowp.net
webmanicura.com
sofietsshotel.com
facetorch.com
nylawyerreview.com
apapromotions.com
shareparelli.com
goeaglepointe.com
thegreenmanpubphuket.com
karotorossian.com
publicsensor.com
taiwandefence.com
epcsur.com
southstills.com
tvtv98.com
thewellington-hotel.com
bccaipiao.com
colectoresindustrialesgs.com
shenanddcg.com
capriartfilmfestival.com
replicabreitlingsale.com
thaiamarinnewtoncorner.com
gkmcww.com
mbnkbj.com
andrewbrennandesign.com
cod54.com
luobinzhang.com
faithfirst.net
zjyc28.com
tongchengjinyeyouyue0004.com
nhuan6.com
kftz5k.com
oldgardensflowers.com
lightupthefloor.com
bahamamamas-stjohns.com
ly2818.com
905onthebay.com
fonemenu.com
notanothermovie.com
ukrainehighclassescort.com
meincmagazine.com
av-5858.com
yallerdawg.com
donkeythemovie.com
corporatehospitalitygroup.com
boboyy88.com
miteinander-lernen.com
dannayconsulting.com
officialtomsshoesoutletstore.com
forsale-amoxil-amoxicillin.net
generictadalafil-canada.net
guitarlessonseastlondon.com
lesliesrestaurants.com
mattyno9.com
nri-homeloans.com
rtgvisas-qatar.com
salbutamolventolinonline.net
sportsinjuries.info
wedsna.com
rgkntk.com
bkkmarketplace.com
zxqcwx.com
breakupprogram.com
boxcardc.com
unblockyoutubeindonesia.com
fabulousbookmark.com
beat-the.com
guatemala-sailfishing-vacations-charters.com
magie-marketing.com
kingstonliteracy.com
guitaraffinity.com
eurelookinggoodapparel.com
howtolosecheekfat.net
marioncma.org
oliviadavismusic.com
shantelcampbellrealestate.com
shopleborn13.com
topindiafree.com
v-visitors.net
djjky.com
053hh.com
originbluei.com
baucishotel.com
33kkn.com
intrinsiqresearch.com
mariaescort-kiev.com
mymaguk.com
sponsored4u.com
crimsonclass.com
bataillenavale.com
searchtile.com
ze-stribrnych-struh.com
zenithalhype.com
modalpkv.com
bouisset-lafforgue.com
useupload.com
37r.net
autoankauf-muenster.com
bantinbongda.net
bilgius.com
brabustermagazine.com
indigrow.org
miicrosofts.net
mysmiletravel.com
selinasims.com
spellcubesapp.com
usa-faction.com
hypoallergenicdogsnames.com
dailyupdatez.com
foodphotographyreviews.com
cricutcom-setup.com
chprowebdesign.com
katyrealty-kanepa.com
tasramar.com
bilgipinari.org
four-am.com
indiarepublicday.com
inquick-enbooks.com
iracmpi.com
kakaschoenen.com
lsm99flash.com
nana1255.com
ngen-niagara.com
technwzs.com
virtualonlinecasino1345.com
wallpapertop.net
casino-natali.com
iprofit-internet.com
denochemexicana.com
eventhalfkg.com
medcon-taiwan.com
life-himawari.com
myriamshomes.com
nightmarevue.com
healthandfitnesslives.com
androidnews-jp.com
allstarsru.com
bestofthebuckeyestate.com
bestofthefirststate.com
bestwireless7.com
britsmile.com
declarationintermittent.com
findhereall.com
jingyou888.com
lsm99deal.com
lsm99galaxy.com
moozatech.com
nuagh.com
patliyo.com
philomenamagikz.net
rckouba.net
saturnunipessoallda.com
tallahasseefrolics.com
thematurehardcore.net
totalenvironment-inthatquietearth.com
velislavakaymakanova.com
vermontenergetic.com
kakakpintar.com
begorgeouslady.com
1800birks4u.com
2wheelstogo.com
6strip4you.com
bigdata-world.net
emailandco.net
gacapal.com
jharpost.com
krishnaastro.com
lsm99credit.com
mascalzonicampani.com
sitemapxml.org
thecityslums.net
topagh.com
flairnetwebdesign.com
rajasthancarservices.com
bangkaeair.com
beneventocoupon.com
noternet.org
oqtive.com
smilebrightrx.com
decollage-etiquette.com
1millionbestdownloads.com
7658.info
bidbass.com
devlopworldtech.com
digitalmarketingrajkot.com
fluginfo.net
naqlafshk.com
passion-decouverte.com
playsirius.com
spacceleratorintl.com
stikyballs.com
top10way.com
yokidsyogurt.com
zszyhl.com
16firthcrescent.com
abogadolaboralistamd.com
apk2wap.com
aromacremeria.com
banparacard.com
bosmanraws.com
businessproviderblog.com
caltonosa.com
calvaryrevivalchurch.org
chastenedsoulwithabrokenheart.com
cheminotsgardcevennes.com
cooksspot.com
cqxzpt.com
deesywig.com
deltacartoonmaps.com
despixelsetdeshommes.com
duocoracaobrasileiro.com
fareshopbd.com
goodpainspills.com
hemendekor.com
kobisitecdn.com
makaigoods.com
mgs1454.com
piccadillyresidences.com
radiolaondafresca.com
rubendorf.com
searchengineimprov.com
sellmyhrvahome.com
shugahouseessentials.com
sonihullquad.com
subtractkilos.com
valeriekelmansky.com
vipasdigitalmarketing.com
voolivrerj.com
zeelonggroup.com
1015southrockhill.com
10x10b.com
111-online-casinos.com
191cb.com
3665arpentunitd.com
aitesonics.com
bag-shokunin.com
brightotech.com
communication-digitale-services.com
covoakland.org
dariaprimapack.com
freefortniteaccountss.com
gatebizglobal.com
global1entertainmentnews.com
greatytene.com
hiroshiwakita.com
iktodaypk.com
jahatsakong.com
meadowbrookgolfgroup.com
newsbharati.net
platinumstudiosdesign.com
slotxogamesplay.com
strikestaruk.com
trucosdefortnite.com
ufabetrune.com
weddedtowhitmore.com
12940brycecanyonunitb.com
1311dietrichoaks.com
2monarchtraceunit303.com
601legendhill.com
850elaine.com
adieusolasomade.com
andora-ke.com
bestslotxogames.com
cannagomcallen.com
endlesslyhot.com
iestpjva.com
ouqprint.com
pwmaplefest.com
qtylmr.com
rb88betting.com
buscadogues.com
1007macfm.com
born-wild.com
growthinvests.com
promocode-casino.com
proyectogalgoargentina.com
wbthompson-art.com
whitemountainwheels.com
7thavehvl.com
developmethis.com
funkydogbowties.com
travelodgegrandjunction.com
gao-town.com
globalmarketsuite.com
blogshippo.com
hdbka.com
proboards67.com
outletonline-michaelkors.com
kalkis-research.com
thuthuatit.net
buckcash.com
hollistercanada.com
docterror.com
asadart.com
vmayke.org
erwincomputers.com
dirimart.org
okkii.com
loteriasdecehegin.com
mountanalog.com
healingtaobritain.com
ttxmonitor.com
nwordpress.com
11bolabonanza.com