"Soy muy gorda. Me detesto"
La obesidad y el sobrepeso que afectan ya a un 40% de ni?os desatan la falta de autoestima
Estamos m¨¢s gordos. A uno de cada dos adultos le sobran kilos o est¨¢ obeso. Nuestros hijos tambi¨¦n est¨¢n m¨¢s gordos. Cuatro de cada 10 espa?oles (40,2%) de entre 2 y 24 a?os tiene obesidad o sobrepeso, y el fen¨®meno no hace m¨¢s que aumentar. Sanidad ha desvelado las ¨²ltimas cifras esta semana.
?Cu¨¢l es el reflejo ps¨ªquico y social de la epidemia, sobre todo en los ni?os? ?Existe alguna causa ps¨ªquica que haga comer compulsivamente (y engordar) a nuestros hijos? Varios ni?os obesos, bajo nombre supuesto, hablan de las situaciones m¨¢s frecuentes.
"No puedo parar de comer" Ansiedad, el c¨ªrculo vicioso
Se han hecho estudios que revelan que tambi¨¦n profesores y pediatras rechazan a estos ni?os
"Un tercio de casos de obesidad en ni?os son trastornos psicol¨®gicos", dice un psiquiatra
Jes¨²s, 12 a?os, 1,50 metros, 70 kilos: "Siempre tengo hambre. No puedo parar de comer. Si no mastico algo, me pongo nervioso. Me gustar¨ªa estar m¨¢s delgado, pero es superior a mis fuerzas". El castigo peor para ¨¦l es reducirle la raci¨®n de la cena o cambiarle el bocadillo por una ensalada, dice la madre. Una hora despu¨¦s de comer, Jes¨²s ya est¨¢ rondando la cocina para robar galletas. Cuando sus padres insisten en que haga m¨¢s ejercicio en vez de tener la boca siempre llena, ¨¦l se inquieta y come m¨¢s.
He aqu¨ª el c¨ªrculo vicioso. El ni?o tiene ansiedad, luego come m¨¢s, y como engorda y se siente m¨¢s angustiado, sigue engullendo. "La ansiedad es causa y consecuencia de la obesidad", mantiene Susana Monereo, jefa de Endocrinolog¨ªa del Hospital de Getafe, en Madrid, "el 80% de los ni?os obesos que tratamos padece niveles de ansiedad muy altos. Adem¨¢s, comen muy deprisa, con lo que tardan mucho tiempo en saciarse. Y cosas dulces, que les dan placer pero con much¨ªsima carga cal¨®rica".
"Cuando veo un ni?o gordo investigo signos de ansiedad", dice el psiquiatra infantil Mariano Trillo, "es decir, pregunto si tiene inseguridad, timidez, bloqueos, miedo a dormir solo, o a la oscuridad, temor a hablar en p¨²blico o p¨¢nico a que les ocurra algo a sus padres, adem¨¢s de pesadillas en las que le abandonan. El sudor de manos, el dolor de cabeza y de barriga ser¨ªan los s¨ªntomas f¨ªsicos". Es frecuente ver a este tipo de ni?os, prosigue Trillo, acompa?ados de padres sobreprotectores: "Los cr¨ªos se comparan con otros chicos cuyos padres no est¨¢n todo el d¨ªa en guardia, que no tienen la palabra ?cuidado! en la boca siempre, y creen que ocurre algo con ellos, se sienten muy inseguros".
"Un tercio de los casos de obesidad infantil son en realidad trastornos psicol¨®gicos, cuadros de ansiedad", asegura Gonzalo Morand¨¦, jefe de Psiquiatr¨ªa Infantil del hospital Ni?o Jes¨²s de Madrid, "pero hay m¨¢s variantes. Por ejemplo, la bulimia, los cr¨ªos que se pegan atracones. Eso tiene que ver con la depresi¨®n, y se ve tras los divorcios, cuando uno de los padres ha abandonado la casa. Si un ni?o, en esas circunstancias, se pone a comer desaforadamente, es que est¨¢ doli¨¦ndose por esa p¨¦rdida".
"Es horrible mirarme al espejo" La autoestima herida
Mar¨ªa, 14 a?os, 1,60 metros, 82 kilos. "No me puedo mirar al espejo, estoy muy gorda y fea. Me detesto. Me averg¨¹enza que los dem¨¢s me vean". En plena adolescencia, dicen su t¨ªa y su madre, est¨¢ amargada. Es raro el d¨ªa que sale de su casa y no hace m¨¢s que hablar de sus complejos. Le gusta un chico de su instituto, pero dice que ¨¦l no la mira. Tampoco se puede poner "esa ropa tan mona" que llevan sus compa?eras de clase. "Estoy loca por cambiar", dice. No se atreve a ir al gimnasio. En casa hace bicicleta y dice que se alimenta bien. Sus padres no est¨¢n tan seguros. Trabajan a la hora que ella come.
El ni?o gordo tiene la autoestima mermada, dicen todos los especialistas cosultados, "y m¨¢s cuanto m¨¢s se acerca a la adolescencia", dice la endocrin¨®loga Monereo, "incluso tienen peor rendimiento escolar, aunque sean inteligentes. Sufren mucho".
Unas 2.000 llamadas de las 100.000 que se contestan anualmente en el tel¨¦fono del menor de la fundaci¨®n ANAR (900 20 20 10) tienen que ver con problemas de sobrepeso. La directora de la l¨ªnea, Ana Bel¨¦n Hern¨¢ndez, asegura que "a ra¨ªz de comentarios familiares o de sus compa?eros del colegio los chicos comienzan a no aceptarse". La mayor¨ªa (un 65%), son las adolescentes entre 13 y 16 a?os que comienzan a fijarse en los chicos. Se plantean c¨®mo es su f¨ªsico y se preocupan por c¨®mo los ven los dem¨¢s.
"Me llaman vaca sebosa" El aislamiento social
Ver¨®nica, 10 a?os, 1,40 metros, 66 kilos. "Mis compa?eros me insultan y no juegan conmigo", solloza. Ya no quiere ir al colegio porque uno de sus compa?eros amenaza a los dem¨¢s con pegarles si no la insultan. Las injurias van desde "gordita" hasta "vaca sebosa". "Nadie se quiere sentar junto a m¨ª porque dicen que doy asco". Dos de sus amigas le dan la espalda porque si hablan con Ver¨®nica, los dem¨¢s tambi¨¦n van a por ellas. Cree de que si bajara de peso la actitud de sus compa?eros cambiar¨ªa. "No me quieren porque estoy gordita", dice. Ella asegura que s¨ª se quiere, aunque algunas veces se pone muy triste y se enoja por no poder bajar de peso. Se queda en un rinc¨®n, dice la madre, mientras los compa?eros juegan en el patio.
"A los obesos, por el mero hecho de su apariencia, se les estigmatiza como faltos de atractivo, est¨²pidos, vagos o antip¨¢ticos. Son menos queridos, rechazados y sufren las burlas de los dem¨¢s, lo que les puede llevar a aislarse del resto de la sociedad", asegura la jefa de Desarrollo Cognitivo y Psicolog¨ªa Social de la Universidad de Gante, en B¨¦lgica, Caroline Braet, una de las investigadoras europeas m¨¢s reconocidas en obesidad.
"Sufren descalificaciones y no se les incorpora en los grupos", asegura Morand¨¦. Estudios realizados hace algunos a?os, citados por este psiquiatra y por la endocrin¨®loga Monereo, hallaron que para los ni?os, la obesidad era la lacra peor, por encima de otras minusval¨ªas. Y esto no les pasa s¨®lo con sus propios compa?eros. "Es toda la sociedad la que les rechaza, profesores, pediatras, todos los que tienen relaci¨®n con ellos, seg¨²n han revelado los estudios", insiste Morand¨¦. "Incluso hay informes recientes que revelan que las madres rechazan a los ni?os gordos. Y si se consigue que el ni?o adelgace, mejora la autoestima de los dos, del ni?o y de la madre".
"Yo soy as¨ª y me da igual" La negaci¨®n del problema
Patricia, 13 a?os, 1,58 metros, 73 kilos. "Yo estoy bien, no tengo ning¨²n problema. Soy as¨ª y me da igual", dice. En su casa se alimentan de manera sana y consumen raciones normales, pero Patricia come chuches a escondidas. Si se le pregunta varias veces, termina por aceptar que s¨ª le gustar¨ªa estar un poco m¨¢s delgada, pero que tampoco tiene complejos. Y si sus compa?eros del instituto hacen alguna broma sobre su figura, ella dice firmemente que no le importa "para nada". Pero su madre asegura que en lugar de coquetear como las ni?as de su edad, prefiere ir a jugar con las m¨¢s peque?as. "Le tengo que llevar a comprar ropa en la secci¨®n de se?oras y lo peor es que a ella hasta le parece bien", se lamenta la madre.
Existen algunos "gorditos felices", dicen los especialistas. Pero pueden cruzar la l¨ªnea y convertirse en ansiosos. Algunos de ellos niegan que su obesidad les importe, como varios de los ni?os que fueron preguntados en este reportaje. No pasa nada. Les da igual. "
Adoptan una actitud de de negar la evidencia
", asegura Morand¨¦. "Pero eso muchas veces se paga psicol¨®gicamente en el futuro".
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