El Everest l¨ªquido
Siete equipos con 10 tripulantes en cada barco recorrer¨¢n desde Vigo hasta G?teborg cuatro oc¨¦anos y 10 pa¨ªses durante ocho meses
"Esto es como subir al Everest durante ocho meses". Al gur¨² de la vela espa?ola, Pedro Campos (Cuntis, Pontevedra, 1950), se le acumulan las met¨¢foras cuando habla fascinado de la Volvo Ocean Race, la vuelta al mundo en velero que comienza el d¨ªa 5 en Sanxenxo, por primera vez fuera de Gran Breta?a en 30 a?os de competici¨®n, y que concluye el 17 de junio en Goteborg: una regata de 8 meses que recorrer¨¢ 4 oc¨¦anos y 10 pa¨ªses. "S¨®lo la primera parte dura m¨¢s que todo el Tour de Francia. Pero en el Tour acabas a las cinco de la tarde, te vas al hotel, te duchas, te dan un masaje y te acuestas en una buena cama. Aqu¨ª no. Tienes que dormir, comer, hacer todo en el barco sin dejar de competir ni un segundo, dependiendo del viento". Todo es extremo en la Volvo, desde las condiciones de los tripulantes, 10 en cada barco de 21 metros de eslora, hasta las audiencias millonarias (la anterior edici¨®n, en 2000-01, fue seguida por 800 millones de espectadores). Todo es prestigio para quien consigue acabar y celebridad para quien gana. De ah¨ª que Campos, director del equipo espa?ol, el Movistar, afirme: "Mis 11 t¨ªtulos mundiales juntos no tienen tanta importancia como ganar esto". El Movistar se medir¨¢ a otros seis equipos para domar esta prueba de nueve etapas largas aderezadas con siete regatas costeras, una novedad en el trofeo. "He estado en tres Copas del Am¨¦rica, con un presupuesto a a?os luz de los rivales y sin posibilidades. Aqu¨ª, en cambio, s¨ª podemos competir con los mejores, tutearlos y, a veces, estar por delante", explica Campos.
El Movistar suma m¨¢s millas de entrenamiento, pero el equipo holand¨¦s compite con dos barcos
Un regatista puede perder 11 kilos en una etapa. Llevan comida liofilizada y agua desalinizada
A diferencia de la Copa del Am¨¦rica, la Volvo supone navegar en todo tipo de condiciones: huracanes, icebergs u olas de 20 metros. El barco modelo, el VO 70, tiene la misma superficie v¨¦lica que un America's Cup, pero pesa casi la mitad. La velocidad es casi el doble y la tripulaci¨®n, mucho menor (10 por 17). El velero ser¨¢, en ocasiones, un caballo desbocado. Un barco normal ci?e a siete nudos; ¨¦ste a 10 o 12, igual que un Copa del Am¨¦rica, pero la gran diferencia se produce cuando va a favor del viento y puede alcanzar los 40 nudos, planea sobre las olas con un palo de 34 metros y un peso total de 14 toneladas. Para hacerse una idea: una motora de esqu¨ª acu¨¢tico se desliza a 20 nudos. "El agua te golpea como una piedra y eso, en un velero, nunca lo hab¨ªa visto", dice Campos. No es nada f¨¢cil, pues, dirigir la nave con precisi¨®n, sobre todo porque "el efecto de velocidad es cuadr¨¢tico: hay que multiplicar al cuadrado las diferencias". En esa l¨ªnea, el padre de todos los dise?adores, el neozeland¨¦s Bruce Farr, advierte: "Los VO 70 van a ir cortos de tripulaci¨®n atendiendo a la cantidad de navegaci¨®n que pueden desarrollar". En la anterior edici¨®n, 2001-02, las naves contaron con dos tripulantes m¨¢s, 12, pese a ser m¨¢s peque?as (60 pies).
Los regatistas, verdaderos atletas f¨ªsica y psicol¨®gicamente, son capaces de abordar las m¨¢s diversas labores en el barco. "Hemos desviado del presupuesto en el control m¨¦dico y la preparaci¨®n f¨ªsica, porque aqu¨ª va a ser l¨ªmite", avisa Campos. El equipo de nutricionistas se considera vital. Un tripulante puede llegar a perder 11 kilos en una etapa larga. De ah¨ª que les recomienden comer el doble de las calor¨ªas (comida liofilizada) y beber el doble de bebida (agua desalinizada por una potabilizadora). Las temperaturas var¨ªan desde -5 grados hasta +40. S¨®lo disponen de un cambio de ropa por etapa. Se lavan, comen, duermen y cocinan mientras trabajan. Incluso en las cuatro horas de sue?o diarias, deben estar alerta por si son requeridos a cubierta. Las camas son de nylon, sin colch¨®n, y de apenas un metro de ancho. El lavabo, de fibra de carbono, se usa lo menos posible: para eso est¨¢ el mar. Llegados a puerto, los regatistas podr¨¢n ser sustituidos por unos suplentes hasta un m¨¢ximo del 50% de la tripulaci¨®n. El tama?o importa: Iker Mart¨ªnez, oro en Atenas en la clase 49er, s¨®lo participar¨¢ con el Movistar en las regatas costeras al ser peque?o, como los patrones de vela ligera. La excepci¨®n es la navegante australiana Adrienne Cahalan, de 40 a?os, del Brasil 1, ¨²nica mujer participante y, adem¨¢s, de poco tama?o.
La convivencia tampoco es f¨¢cil. Ha habido casos de revoluci¨®n a bordo. La labor del skipper o patr¨®n es fundamental. Suele ser gente serena, experimentada, gran motivadora. En el Movistar eligieron a Bouwe Bekking, un holand¨¦s de piel curtida, de 42 a?os, que pide a sus tripulantes una cualidad por encima de todas: "Honestidad, porque debemos confiar unos en otros. Les doy mucha responsabilidad y cada uno se ocupa de un ¨¢rea. Miro lo que hacen y cuando yo hago algo mal o mejorable, lo digo". Otra cosa es mantener la motivaci¨®n durante ocho meses. "Nadie lo hace por dinero, en lo que estamos a a?os luz de otros deportes", a?ade Campos, "sino por una afici¨®n brutal y por un deseo de superarse. Llevamos a las familias a los puertos por contrato para que se sientan en casa".
Volvo patrocina la prueba cada cuatro a?os desde hace dos ediciones, sustituyendo a Whitbread, marca de cerveza, que la promovi¨® desde 1971. Un equipo de gesti¨®n con sede en el sur de Inglaterra, en Plymouth, la organiza. Pedro Campos le solicit¨® una etapa al director general del trofeo, Glenn Bourke, hace dos a?os y medio. La gran sorpresa fue cuando Bourke les dijo que una etapa era imposible, pero que s¨ª hab¨ªa una opci¨®n de organizar la salida, lo m¨¢s atractivo.
Con la salida fuera del Reino Unido, la organizaci¨®n pretend¨ªa darle un impulso a la carrera y evitar la rutina. "Galicia es un sitio tranquilo, de aguas limpias, pero que a 20 millas tiene condiciones del Cabo de Hornos. Es un lujo para preparar un equipo", aboga Campos. La pega fue que Galicia est¨¢ al l¨ªmite de masa cr¨ªtica de poblaci¨®n, sin una gran urbe detr¨¢s. Se super¨®. El factor decisivo result¨® la presencia del Movistar, que se encargar¨ªa de financiar Telef¨®nica en un 70%. Fue paralelo: para conseguir la salida era importante el barco y para el barco era decisiva la salida. El presupuesto, de 20 millones, es de los m¨¢s altos. Tambi¨¦n se volc¨® el gobierno gallego, que previ¨® un gran seguimiento. "Volvo estableci¨® unas cl¨¢usulas contractuales muy estrictas, porque la salida no iba a ser de un sitio sino de dos, la grande desde Vigo, pero antes el puerto de Sanxenxo acoger¨ªa una regata costera para que la gente pudiera disfrutarla". Tampoco hubo que hacer una inversi¨®n como la de Valencia, que pag¨® 70 millones por albergar la Copa del Am¨¦rica. Lo ¨²nico que pidi¨® Bourke fue que se financiaran los gastos de la salida. "Nuestro objetivo es ganarla o al menos hacer el mejor resultado espa?ol, que es un tercer puesto en 1993, del Galicia Pescanova".
A continuaci¨®n, Campos hubo de estructurar el proyecto. "Tras garantizarse el patrocinio, elegimos al dise?ador Bruce Farr, que, junto a Marcelino Bot¨ªn, es el mejor del mundo. Es como un Mercedes, un valor seguro. Tuvo la astucia o la intuici¨®n de empezar a desarrollar el barco antes de que tuviera un encargo: son muchas horas de investigaci¨®n y eso da una ventaja al primero que llega all¨ª, que fuimos nosotros". Tambi¨¦n el Brasil 1, el Ericsson y el Piratas del Caribe comparten a este dise?ador. "Ese es el inconveniente, que vas a tener tres rivales muy fuertes con el mismo dise?ador y va a haber unas ideas comunes. Esos barcos estar¨¢n cerca del nuestro, espero que por detr¨¢s, todos llevan un solo tim¨®n y una quilla pivotante, pero nosotros hemos podido evolucionar mucho los peque?os detalles, los pesos, las formas".
Despu¨¦s de asegurarse el barco, viene la tripulaci¨®n. "Si hay que fichar al Zidane de turno, se ficha", advierte Campos, "al que m¨¢s entienda de hidr¨¢ulicos, por ejemplo, porque hay unos l¨ªos gordos con la quilla pivotante, que va a ser el tal¨®n de Aquiles de estos barcos en el paralelo 40 en el hemisferio sur, donde los barcos cascan. Al fabricarlo en Australia, dimos media vuelta al mundo en las peores condiciones, y somos el ¨²nico que ha podido entrenarse en esa etapa reina, Wellington-R¨ªo de Janeiro, y tenemos un conocimiento del barco superior a los dem¨¢s. Se ha aprendido lo que no est¨¢ escrito: de velas, de tripulaci¨®n, de resistencia f¨ªsica. Batir el r¨¦cord del mundo quiere decir que podemos navegar 24 horas seguidas en Los Cuarenta Rugientes sin mayores problemas". El factor humano, sostiene Campos, es decisivo. "En la final de la Copa del Am¨¦rica, el barco lo es casi todo. Si cambias las tripulaciones, ganar¨ªa el mismo barco. En la Vuelta al Mundo, no, si cambias las tripulaciones, ganar¨ªa la misma tripulaci¨®n". Y por eso escogi¨® a Bekking como patr¨®n: "Por su capacidad de organizar un equipo ganador".
Espa?a no compite en una Volvo Ocean Race desde 1993, por lo que hab¨ªa, seg¨²n Campos, un cierto vac¨ªo de experiencia, y algunas figuras, como Joan Vila, considerado el mejor navegante del mundo, estaba ya con el Alingui. As¨ª que Campos opt¨® por el ingl¨¦s Andrew Cape, ganador de la Copa del Am¨¦rica con el Alingui en 2003. "Queremos que Vila haga alguna etapa", suspira Campos, que considera el puesto de navegante "clave, clave, clave". Y lo explica: "En una etapa de aqu¨ª a Ciudad del Cabo, es important¨ªsimo llevar la vela adecuada, acertar por qu¨¦ lado te entra la borrasca, que te d¨¦ el viento a favor y que tengas cinco nudos m¨¢s de viento. El navegante es quien le da la informaci¨®n al capit¨¢n y con eso elige la ruta, que es todo: cruzar las Malvinas por un lado o por el otro son cientos de millas de diferencia. Ante eso, cualquier diferencia de barco es insignificante".
Tambi¨¦n es importante el equipo de tierra. Un grupo de gente que se traslada a todos los puertos e instala cocinas, oficinas y gimnasios. En las dos primeras etapas, sobre todo, los datos que se env¨ªen a tierra ser¨¢n cruciales una vez filtrados e interpretados por los especialistas. "Eso pasa en la f¨®rmula 1, seremos entre 15 y 17 con capacidad para navegar, vamos a distribuir a la gente para cada etapa, yo estar¨¦ de timonel en las regatas costeras, pero va a haber lesiones y agotamiento".
M¨¢s all¨¢ del factor humano, las embarcaciones deben resistir los avatares. Aguantar. Cada barco dispone de 24 velas para toda la prueba, 11 a bordo, y cada vela tiene que durar 10 veces m¨¢s de lo que resiste en las torneos de verano. Y en condiciones mucho m¨¢s duras. Se trata de llegar con las velas menos gastadas a la recta final, como si se tratara de los neum¨¢ticos en los f¨®rmula 1.
El Movistar es uno de los favoritos. "Es inevitable porque tenemos el r¨¦cord de velocidad", reconoce Campos. "Pero el holand¨¦s ABN AMRO tiene el privilegio de correr con dos barcos, sobre todo de haber entrenado con ellos porque, una vez en el mar, no pueden prestarse ayuda. Han podido probar m¨¢s cosas, pero nosotros llevamos m¨¢s tiempo prepar¨¢ndonos". El Movistar y el ABN parten con ciertas millas de ventaja, pero ni mucho menos determinantes: es una prueba de fondo (31.000 millas), y por ah¨ª se teme el magnetismo de Paul Cayard, patr¨®n de los estadounidenses Piratas del Caribe, o la experiencia de Neal McDonald, segundo en la anterior edici¨®n, ahora al mando del sueco Ericsson.
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