Erotismo paleol¨ªtico
Dos investigadores repasan en un libro la vida sexual y las pr¨¢cticas amatorias del ser humano en la prehistoria
Una cueva con grabados paleol¨ªticos uni¨® hace tres a?os las trayectorias de Marcos Garc¨ªa D¨ªez (Bilbao, 1974), doctor en prehistoria por la UPV, y de Javier Angulo Cuesta (Barakaldo, 1964), m¨¦dico y cirujano y apasionado por el arte paleol¨ªtico. De esa relaci¨®n ha nacido Sexo en piedra, una investigaci¨®n que se ha visto plasmada en un libro divulgativo (192 p¨¢ginas con fotograf¨ªas a color), con el subt¨ªtulo de Sexualidad, reproducci¨®n y erotismo en ¨¦poca paleol¨ªtica, gracias a una empresa farmac¨¦utica. Ahora, a sus autores se les presenta la posibilidad de una nueva edici¨®n para el p¨²blico en general. De ello hablan en conversaci¨®n telef¨®nica y por Internet.
"Pretend¨ªamos rastrear nuestros primeros comportamientos sexuales como especie, la base de nuestra cultura sexual", explica Marcos Garc¨ªa sobre el planteamiento del trabajo. Para destacarse de otras investigaciones publicadas al respecto, decidieron centrarse en dos l¨ªneas de trabajo: "La comprensi¨®n de la fisiolog¨ªa y de las actitudes sexuales". Ambos ya hab¨ªan recopilado abundante documentaci¨®n, en una labor que les llev¨® un a?o, y que incluy¨® visitas a cuevas y museos para localizar las obras. La escritura del libro les requiri¨® luego "nueve meses", un parto.
"Estamos convencidos de que hace 40.000 a?os el sexo no era s¨®lo un comportamiento biol¨®gico, sino de gozo"
Sexo en piedra abarca el periodo prehist¨®rico del Paleol¨ªtico superior, "una ¨¦poca que se inicia hace unos 40.000 a?os y termina hace unos 12.000", en total, unos 28.000 a?os. Los investigadores han utilizado material documental art¨ªstico que abarca desde la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica "hasta el ¨¢rea siberiana". Para resaltar la dificultad del trabajo, Marcos Garc¨ªa hace hincapi¨¦ en las escasas representaciones humanas paleol¨ªticas que existen, en comparaci¨®n con las figuras de animales, "quiz¨¢ por la consideraci¨®n zooc¨¦ntrica de estos seres". Pero a¨²n m¨¢s, "si lo humano es escaso mucho m¨¢s a¨²n lo son las representaciones sexuales, ya que muchas de ellas no presentan atributos ni posiciones o comportamientos definitorios", indica.
Sin embargo, ambos colegas y apasionados por la prehistoria han logrado extraer algunas conclusiones sobre el comportamiento sexual y er¨®tico del hombre primitivo. De ellas, afirman, se puede concluir que sus actitudes amatorias distaban poco de las actuales. "Una idea clara que hemos obtenido es que la sexualidad de los grupos del paleol¨ªtico superior estaba vinculada a lo er¨®tico, al amor sensual, al gozo y al placer, no s¨®lo y estrictamente a lo reproductivo", asegura Angulo.
Para ambos investigadores no hay duda de que el erotismo jugaba en el paleol¨ªtico el mismo papel que en la actualidad. "Estamos convencidos de que al menos hace 40.000 a?os el sexo ya no era s¨®lo un comportamiento biol¨®gico. Los humanos deseamos ser queridos siempre y por ello la evoluci¨®n cultural ha superado a la evoluci¨®n biol¨®gica", indica Garc¨ªa.
Es indudable que la procreaci¨®n era de una importancia capital en aquellas sociedades, ya que todos los estudios muestran una alta tasa de mortalidad infantil en aquellos tiempos. "Se considera que en torno al 30% de los ni?os de entre uno y cinco a?os mor¨ªan, el 22% de los de 6 a 10 a?os tambi¨¦n fallec¨ªan y que aproximadamente el 4% de los de entre 11 y 15 no consegu¨ªan sobrevivir. Por ello se hac¨ªa necesario una elevada tasa de natalidad para conseguir la estabilidad demogr¨¢fica", comenta Garc¨ªa.
Sin embargo, al margen de la cruda realidad de la necesidad de copular para asegurar la continuidad de la especie, el ser humano primitivo tambi¨¦n hac¨ªa uso de su imaginaci¨®n y exploraba las posibilidades de su cuerpo. Los investigadores son tajantes: "En estas im¨¢genes se encuentra la base de nuestro comportamiento sexual". A pesar de no ser numerosas, "algunas escenas ejemplifican expl¨ªcitamente el acto coital no s¨®lo como una experiencia humana dirigida a la reproducci¨®n, sino como la exploraci¨®n de uno mismo -la masturbaci¨®n se documenta claramente- o de al menos dos individuos".
Entre los diferentes comportamientos y pr¨¢cticas sexuales, Javier Angulo afirma no haber encontrado, por ejemplo, actos de masoquismo, pero una de las im¨¢genes recogidas en el libro le inquieta: una figura maniatada encontrada en el yacimiento ruso de Kostienki I. "Los tr¨ªos, por otra parte, no son expl¨ªcitos, pero hay una placa grabada hace unos 13.000 a?os en el yacimiento franc¨¦s de Enl¨¨ne que muestra dos personajes en posici¨®n de coito y otro que los est¨¢ mirando, lo que recuerda a una pr¨¢ctica de voyeurismo", comenta. Tambi¨¦n se refiere a "una roca" que existe en Portugal que muestra un personaje masculino de sexo muy grande y erecto que dirige su pene hacia la vagina de una cabra. "Es a todas luces un ejemplo de bestialismo", dice.
El sexo oral tambi¨¦n est¨¢ presente en la iconograf¨ªa paleol¨ªtica. Marcos Garc¨ªa desarrolla un ejemplo: "Una placa grabada en La Marche (Francia) muestra dos personajes, uno de ellos sobre las cuatro extremidades y otro con la zona de la boca en la regi¨®n anal o vaginal del primer personaje, practicando el cunnilingus o anilingus".
En cuanto a posturas amatorias, el investigador de la UPV afirma que los paleol¨ªticos "dejaron su propio, aunque poco variado, Kamasutra". Su trabajo les ha llevado a descubrir im¨¢genes "expl¨ªcitas" en localizaciones de Francia y Espa?a que "hablan de las formas o posturas de practicar el coito". "Mirando su libro de posturas encontramos posiciones fronto-dorsales y fronto-frontales realizadas de pie o de rodillas o a cuatro patas. Lo que interesa de ellas es que en todas se conseguir¨ªa una penetraci¨®n profunda, lo que facilita mayor placer, y nos hablan de sexo entendido no s¨®lo como reproducci¨®n sino como sentimiento y gozo".
Aunque se han encontrado dibujos y objetos que hacen referencia a la sexualidad tanto femenina como masculina, el arte paleol¨ªtico "quiso dejar constancia del papel generador de vida que ten¨ªan las mujeres". De esa manera interpretan los dos investigadores en su libro algunas de las peque?as estatuas que se han encontrado por Europa, en los que los atributos sexuales primarios "se exageran y sobredimensionan".
Ambos est¨¢n de acuerdo en se?alar una composici¨®n encontrada en la cueva francesa de Chauvet como la que m¨¢s les ha cautivado. "Los caracteres femeninos de una mujer (cadera, cintura, tri¨¢ngulo pubiano, introito vulvar y piernas) se encuentran en ¨ªntima asociaci¨®n con la imagen de un bisonte erguido que muestra gran fortaleza y unos atributos de bipedismo que lo hacen parecer humano. La gran antig¨¹edad de esta composici¨®n contrasta con su perfecci¨®n estil¨ªstica y con la gran expresividad y belleza", explican.
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