"He tratado de escuchar a Cervantes en silencio"
Su Quijote esc¨¦nico llega de los ¨²ltimos pero, como nos tiene acostumbrados, armando m¨¢s ruido y provocando m¨¢s expectaci¨®n que ninguno de los muchos que este a?o se han visto por medio mundo. Albert Boadella y su grupo Els Joglars estrenan el d¨ªa 4 de noviembre En un lugar de Manhattan, en el Teatro Sal¨®n Cervantes, de Alcal¨¢ de Henares, donde permanecer¨¢n hasta el d¨ªa 8 y, tras visitar los d¨ªas 12 y 13 M¨®stoles, llegar¨¢n a partir del 17 de noviembre al Teatro Alb¨¦niz de Madrid. El espect¨¢culo es su aportaci¨®n al IV Centenario de la publicaci¨®n de la obra cervantina, con una propuesta que pretende rescatar el aut¨¦ntico esp¨ªritu quijotesco.
Pregunta. Usted ha dicho que su Quijote no es folcl¨®rico ni tiene molinos de viento. ?Cu¨¢l es su propuesta?
"El d¨ªa que vaya a favor de la corriente, b¨²squeme un cargo en la Administraci¨®n"
"El IV Centenario ha sido motivo para que todos los aprovechados del pa¨ªs hagan sus propias gansadas"
Respuesta. Es el intento de extraer las esencias b¨¢sicas de la novela y tratar de enfrentarlas a los procedimientos fr¨ªvolos, de huidas hacia delante, que protagonizan normalmente los militantes de la modernidad vanguardista. Aunque al mismo tiempo no deja de ser un enfrentamiento generacional.
P. ?Su implacable mirada se dirige ahora hacia sus colegas?
R.Yo dir¨ªa que toca a esa huida hacia delante que hace tiempo viene protagonizando el llamado absurdamente arte contempor¨¢neo, porque yo no he hecho otra cosa que arte contempor¨¢neo, estoy vivo. Se ha tendido a servirse de los cl¨¢sicos para triturarlos y hacer cada uno su invento personal, y muchas veces dir¨ªa que terap¨¦utico. Empec¨¦ del brazo de Cervantes con El retablo de las maravillas. Creo que fui fiel al esp¨ªritu cervantino, y sigo en la misma l¨ªnea, pero me he dado cuenta de que el IV Centenario ha sido motivo para que todos los aprovechados del pa¨ªs hagan sus propias gansadas a costa de Cervantes.
P. ?Y a usted, que est¨¢ haciendo un Quijote este a?o por encargo de Esperanza Aguirre y coproducido con la Comunidad de Madrid, qu¨¦ le salva de ser uno de los aprovechados?
R. Que yo simplemente he tratado de escuchar a Cervantes en silencio y hacer lo que me ha parecido que dec¨ªa este autor; en ning¨²n momento he hablado en primera persona, y la verdad es que trat¨¢ndose de Cervantes es muy agradable e incluso dir¨ªa que es muy f¨¢cil, si se tiene una cierta humildad.
P. Pero ha habido muchas miradas sobre el Quijote...
R. Lo que es parad¨®jico es que los espa?oles seamos los que hagamos los peores Quijotes, cuando es un personaje tan tremendamente espa?ol. Parece ser que somos incapaces de encontrarle todas las cantidades de posibilidades que ofrece.
P. Usted mantiene que a los cl¨¢sicos hay que destrozarlos, ultrajarlos y violarlos para hacerlos m¨¢s contempor¨¢neos de lo que ya son.
R. Hay que tener un esp¨ªritu libre para no hacer arqueolog¨ªa, que ser¨ªa una traici¨®n al cl¨¢sico. Si haces un teatro arqueol¨®gico est¨¢s realizando un acto de necrofilia. Hay que hacer un cl¨¢sico que siga teniendo potencia a trav¨¦s de una mirada actual. No puedo mirar como una persona del siglo XVI, es un acto imposible e in¨²til.
P. ?Y con qu¨¦ problemas se ha encontrado para aportar su mirada y aplicar su teor¨ªa?
R. El mayor es que los referentes han desaparecido completamente. El mundo cervantino que conoc¨ª de ni?o, de joven, ya no est¨¢; nuestra generaci¨®n y las posteriores se han cargado los restos y las ruinas del esp¨ªritu quijotesco que todav¨ªa imperaba en Espa?a. De hecho, a alguien que hoy practicara esa moral le encerrar¨ªan en un frenop¨¢tico.
P. ?Qu¨¦ elementos definen esa moral quijotesca?
R. El sentido de la dignidad, del honor, del esp¨ªritu caballeresco con las mujeres, perder el tiempo por causas inalcanzables, determinar lo que es el bien o lo que es el mal, el pudor... La gente no da importancia a la dignidad, y no digamos al honor. Ya no existe la dignidad. ?Qui¨¦n tiene hoy un amor plat¨®nico? Platat¨®nico, quiz¨¢, pero no plat¨®nico. Adem¨¢s, est¨¢ ese sentido individual, ese punto de individualidad del mejor anarquismo.
P. ?Pero perdidas esas referencias no le es dif¨ªcil construir un teatro utilizando esa clase de personajes, sin hacer lo que usted llama teatro arqueol¨®gico?
R. He jugado a los contrastes; he puesto de relieve lo actual y lo he enfrentado a unos personajes poseedores de un sentido arcaico.
P. Que son los perdedores...
R. Sin duda alguna. Creo que hemos logrado un espect¨¢culo profundo, con muchas capas y una primera lectura que es comprensible incluso para los que jam¨¢s hayan le¨ªdo el Quijote.
P. ?Y con qu¨¦ otros elementos?
R. Es c¨®mico, delirante, divertido, emotivo, pat¨¦tico, cruel y triste.
P. ?D¨®nde est¨¢ hoy el esp¨ªritu quijotesco?
R. No queda nada. La ¨²nica cosa quiz¨¢ simp¨¢tica del franquismo y del falangismo, la ¨²nica, fue la revalorizaci¨®n del estilo quijotesco. El problema es que era falso porque detr¨¢s hab¨ªa un aprovechado, un cobarde, un vil funcionario. Aunque tambi¨¦n un intento de rememoraci¨®n y, al menos de fachada, todos se sent¨ªan algo quijotescos; pero era una falsedad de cart¨®n piedra y el esp¨ªritu quijotesco no se desarrollaba, de lo contrario el franquismo se hubiera ido al garete.
P. ?Sigue pensando que para recuperar y hacer visibles ciertos rasgos del aut¨¦ntico Quijote, se enfrenta en desigual batalla a una obsesi¨®n timadora que caracteriza al momento art¨ªstico?
R. El arte del siglo XX, y en consecuencia el del XXI, se ha caracterizado por una absoluta endogamia, por mirarse a s¨ª mismo y exponer las propias tripas ante el p¨²blico. Un cl¨¢sico como Cervantes exige todo lo contrario: olvidarte de ti y ponerte en la piel del otro. Pero los artistas actuales no miran, s¨®lo se escuchan a s¨ª mismos. Mis espectadores tienen la prueba evidente de que me he limitado a mirar y escuchar a mi alrededor. Es lo que tambi¨¦n hicieron muchos cl¨¢sicos. Cervantes no era escritor de manos finas, sino de manos grandes y callosas; hab¨ªa conocido la vida profundamente.
P. ?Se ha encontrado con situaciones quijotescas?
R. Sin ir m¨¢s lejos, la posici¨®n que aguanto hoy en d¨ªa en Catalu?a. Era quijotesca en ¨¦poca de Franco y cuando ha llegado la democracia tambi¨¦n se ha vuelto muy quijotesca. Simplemente porque voy a contracorriente, me amenazan seriamente y me buscan tanta mierda como pueden, porque ahora resulta que no soy ni autor de mis propias obras [en referencia a que los actores que hicieron con ¨¦l La Torna en 1977 le han reclamado los derechos de autor en la actual reposici¨®n de esta obra por la que entonces unos actores fueron encarcelados y otros huyeron a Francia].
P. ?Ir siempre a contracorriente no supone un desgaste a veces innecesario?
R. Es el remedio de la eterna juventud, el d¨ªa que vaya a favor de la corriente b¨²squeme un cargo en la Administraci¨®n.
P. ?El proceso seguido para poner en pie la obra ha sido el habitual en usted?
R. Llevamos un a?o preparando el espect¨¢culo. Seis meses de montajes y 32 ensayos generales en los que he apuntado 1.500 observaciones, de las que m¨¢s de la mitad las hemos probado para ver si funcionaban. Trabajamos con una enorme minuciosidad para vaciar el escenario y que aparezca el mundo de la sugesti¨®n, no el del realismo.
P. ?Un sistema de trabajo al que s¨®lo acceden los privilegiados y que pasa por tener una compa?¨ªa en la que autor, director y actores trabajan juntos hace varias d¨¦cadas, al estilo de la que ten¨ªa Moli¨¨re?
R. Nosotros no hemos tenido a Luis XIV, pero s¨ª a Esperanza Aguirre, aunque por sistema no nos gusta coproducir con ninguna Administraci¨®n. Sobrevivimos gracias a nuestra independencia econ¨®mica.
R. ?Qu¨¦ met¨¢fora encierra Manhattan?
P. Manhattan es el n¨²cleo central de todas las chorradas del mundo occidental, es el centro del esnobismo internacional.
P. Se habla de que Els Joglars tienen un dec¨¢logo. ?Cu¨¢les son sus 10 mandamientos?
R. Por ejemplo nuestra ruralidad, ya que somos agropecuarios, fomentamos enemigos a los que cuidamos mucho, despreciamos la fantas¨ªa, huimos del teatro, somos antidogm¨¢ticos y tenemos claro que el ¨²nico creador es Dios, y no cualquier t¨ªo que hace una tortilla azul y se autodefine creador.
P. ?Cu¨¢l es su mejor cualidad?
R. Una facilidad pasmosa para tocar las narices a mis adversarios y ponerlos hist¨¦ricos. Me pasa desde ni?o. Pero detr¨¢s de todo ha existido un cuidado minucioso del oficio, y lo que m¨¢s me sacude es encontrarme ante un reto e intentar art¨ªsticamente un m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, que siempre acaba con una cierta frustraci¨®n. Y gracias a esa frustraci¨®n vuelvo a intentar la pr¨®xima.
P. Si se analizan sus espect¨¢culos, usted est¨¢ rondando al quijotismo hace a?os.
R. Daaal¨ª acababa con el epitafio del Quijote, en la obra que hice sobre Pla, en Yo tengo un t¨ªo en Am¨¦rica, en El Nacional... aquel portero era un quijote. Llevo a?os rondando al personaje, en una espiral, pero ahora he dado en todo el epicentro.
P. ?Tiene usted algo de quijote?
R. Creo que he encarnado la utop¨ªa quijotesca. He logrado hacer realidad una utop¨ªa con mi compa?¨ªa y mi vida profesional y privada.
P. No le molestar¨¢ que no le pregunte por el Estatuto.
R. ?Qu¨¦ alivio! Lo que se llamaba hace a?os el problema catal¨¢n estuvo a punto de resolverse en la transici¨®n; pero a muchos les conven¨ªa que no se resolviera porque viven y medran con ese problema. Y no se ha querido resolver por parte de gente de dentro y fuera de Catalu?a.
Babelia
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