Amenaza de cat¨¢strofe
?Qu¨¦ pasa en Alemania? ?C¨®mo es posible que un proyecto com¨²n de Gobierno de los dos principales partidos de la mayor potencia de Europa, del que depende la estabilidad pol¨ªtica y las esperanzas de futuro de 80 millones de ciudadanos, sucumba como una fr¨ªvola apuesta entre aventureros? Porque no de otra forma puede interpretarse esta catarata de acontecimientos nefastos en los que rencillas, ambiciones personales cuasi pueriles y vanidades frustradas han puesto al borde del fracaso a una gran coalici¨®n celebrada, con raz¨®n, como la mayor esperanza de sacar a Alemania de su depresi¨®n econ¨®mica, pol¨ªtica y an¨ªmica.
Todo parece un disparatado festival de malentendidos y celos, pero amenaza con convertirse en una cat¨¢strofe pol¨ªtica que acabe con los ¨²ltimos vestigios de credibilidad de los partidos tradicionales, la Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU-CSU) y el Partido Socialdem¨®crata (SPD). Nadie puede predecir con qu¨¦ consecuencias.
De todo se ha podido acusar a los pol¨ªticos alemanes desde la II Guerra Mundial menos de falta de responsabilidad a la hora de defender la estabilidad, credibilidad y el car¨¢cter previsible de la Rep¨²blica y sus Gobiernos. Por eso supuso un trauma la deserci¨®n de Oskar Lafontaine, que abandon¨® el Gobierno de Gerhard Schr?der y la presidencia del SPD meses despu¨¦s de llegar al poder. Aquel acto, calificado entonces de imperdonable por todos, ha creado escuela. El lunes, despu¨¦s de que su candidato a la secretar¨ªa general perdiera la votaci¨®n ante la joven izquierdista Andrea Nahles, el presidente del SPD, Franz M¨¹ntefering, m¨¢ximo responsable de mantener la estabilidad y respetabilidad del partido y de formar Gobierno con los democristianos, anunci¨® su dimisi¨®n. Ayer fue Edmund Stoiber, el presidente de la CSU, el aliado b¨¢varo de la CDU de Angela Merkel, el que anunciaba, ante la estupefacci¨®n general, que no participar¨¢ en la gran coalici¨®n que se estaba ensamblando. Con las decisiones de M¨¹ntefering y Stoiber, los dos pesos pesados de la coalici¨®n CDU-SPD de Merkel, Alemania vuelve al limbo pol¨ªtico.
Si la dimisi¨®n de M¨¹ntefering se antoja exagerada, la renuncia de Stoiber es a todas luces una huida a su c¨®moda jefatura del Gobierno de Baviera, que ayer el semanario Die Zeit calificaba de cobarde. La Grosse Koalition que surja de estas circunstancias ser¨¢ cr¨®nicamente d¨¦bil. No hay agenda posible de reformas para tal alianza y su fracaso parece predeterminado. O cambian de inmediato las actitudes de los dirigentes pol¨ªticos, o el sue?o de la gran cooperaci¨®n nacional habr¨¢ muerto ya, ante la avalancha de sectarismos y mezquinos c¨¢lculos personales. Habr¨ªa que plantearse unas nuevas elecciones. Se celebrar¨ªan bajo el signo del fracaso y el agravamiento de la profunda crisis nacional, como nueva pesadilla para la sociedad alemana y los vecinos europeos.
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