Reglamento REACH: qu¨ªmica bajo control
En 1962, Rachel Carson escribi¨® un libro que marc¨® hasta tal punto la historia del movimiento ecologista y ambientalista moderno que, en opini¨®n de algunos autores, se?ala el inicio de ese importante movimiento social. El libro titulado La primavera silenciosa constituy¨® un demoledor alegato en contra de la contaminaci¨®n qu¨ªmica generalizada que sufrimos los seres humanos, la biodiversidad y la naturaleza. Hace ya 43 a?os Rachel Carson alertaba en su libro: "Hemos permitido que los productos qu¨ªmicos sean utilizados con escasa o ninguna investigaci¨®n previa de su efecto sobre el suelo, agua, fauna, y el propio ser humano. Es poco probable que las generaciones futuras perdonen nuestra falta de prudencia y preocupaci¨®n por la integridad del mundo natural sobre el que se apoya toda la vida".
Ahora tendr¨¢ que ser la industria quien demuestre que las sustancias no son peligrosas
La propuesta de reglamento comunitario REACH (acr¨®nimo en ingl¨¦s de Registro, Evaluaci¨®n y Autorizaci¨®n de Sustancias Qu¨ªmicas) ocupa, en estos momentos, junto al cambio clim¨¢tico el primer lugar de la agenda ambiental europea. Este mes el Parlamento Europeo votar¨¢ la propuesta de reglamento y se espera que en 2006 se obtenga su aprobaci¨®n. El REACH es un sistema ¨²nico de gesti¨®n de sustancias qu¨ªmicas que apuesta por proteger la salud y el medio ambiente y aumentar la transparencia en la informaci¨®n, al tiempo que se preocupa por mantener la competitividad de la industria qu¨ªmica y respetar las obligaciones internacionales de la UE en el marco de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio.
El proceso de preparaci¨®n del reglamento se est¨¢ viendo condicionado por el despliegue de fort¨ªsimas presiones por parte de la industria qu¨ªmica europea, la mayor del mundo con un 35% de la producci¨®n total y 1,7 millones de empleos directos. En palabras de la anterior Comisaria Europea de Medio Ambiente Margot Wallstr?m, "la presi¨®n pol¨ªtica a la que se ha tenido que enfrentar la administraci¨®n europea con ocasi¨®n del reglamento REACH ha sido mucho m¨¢s intensa que la conocida ante cualquier otra propuesta legislativa presentada por la Comisi¨®n desde 1999". En 2001, la Comisi¨®n Europea present¨® el Libro Blanco relativo a la problem¨¢tica de la gesti¨®n de sustancias y preparados qu¨ªmicos. En ¨¦l, la Comisi¨®n se?alaba las pautas para hacer compatible a la industria qu¨ªmica con el modelo de desarrollo sostenible por el que ha apostado la Uni¨®n. El Libro Blanco anunciaba la necesidad de confeccionar un reglamento com¨²n para todas las sustancias (REACH), que agrupe las 40 normas existentes y exija un conocimiento preciso de las propiedades de aquellas sustancias que se comercializan en la UE. Otro aspecto decisivo del nuevo reglamento es que propone invertir la carga de la prueba. Hasta ahora eran las autoridades p¨²blicas quienes deb¨ªan demostrar el peligro de las sustancias qu¨ªmicas para prohibirlas, mientras que la propuesta del reglamento es que sea la industria quien demuestre que las sustancias no son peligrosas para la salud humana y el medio natural antes de que sean comercializadas. Se trata de que no siga ocurriendo, como hasta ahora, que una sustancia qu¨ªmica que no ha pasado por un adecuado control del riesgo o, incluso sabi¨¦ndose que es peligrosa para la salud, pueda seguir circulando en el mercado durante el largo proceso que requiere que las autoridades p¨²blicas la estudien y proh¨ªban.
El futuro reglamente estima necesario suplir la carencia de informaci¨®n rigurosa sobre el tema, elaborando un registro de todas las sustancias qu¨ªmicas que se fabriquen o importen en cantidades superiores a una tonelada anual (alrededor de 30.000). Define un procedimiento por el que se eval¨²an el expediente y la sustancia, con lo que, entre otros objetivos, se pretende evitar pruebas innecesarias con animales y obliga a solicitar una autorizaci¨®n para las sustancias "muy preocupantes". Esta s¨®lo se conceder¨¢ si no existe otra sustancia m¨¢s saludable que pueda sustituir a la anterior -bajo unos par¨¢metros t¨¦cnicos y econ¨®micos adecuados- y siempre que la relaci¨®n entre el riesgo y los beneficios socioecon¨®micos que entra?e su utilizaci¨®n sea positiva.
Todas las personas, sin excepci¨®n, est¨¢n expuestas en su vida cotidiana a cientos de sustancias qu¨ªmicas. De las m¨¢s de 40 que se encuentran en la sangre de una persona corriente, solo el 2% han sido evaluadas cient¨ªficamente de una manera rigurosa. Las m¨¢s peligrosas son las denominadas "extremadamente preocupantes". A ese grupo pertenecen las muy persistentes (no se descomponen con rapidez en el medio ambiente), las muy bioacumulables (llegan a trav¨¦s de la cadena alimentaria y se acumulan en el cuerpo), las que tienen una combinaci¨®n de toxicidad, bioacumulaci¨®n y persistencia, las que son disruptores endocrinos, cancer¨ªgenas, mutag¨¦nicas y las que son t¨®xicas para el sistema reproductor.
En la Uni¨®n Europea est¨¢n registradas 100.106 sustancias qu¨ªmicas de las que apenas se dispone de informaci¨®n sobre sus efectos sobre la salud y el medio ambiente. Son las que fueron registradas antes de 1981. El 99% de las que se comercializan en la actualidad pertenecen a ese grupo. Las ¨²nicas que han conocido un control m¨¢s estricto han sido las 3.000 que se han puesto en el mercado desde esa fecha. Recientes estudios de la Comisi¨®n Europea calculan que las sustancias qu¨ªmicas cancer¨ªgenas provocan 32.500 muertes de trabajadores al a?o. La Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) ha estimado que anualmente mueren 440.000 trabajadores debido a su exposici¨®n a agentes qu¨ªmicos. Como resultado de la enorme presi¨®n que la industria qu¨ªmica viene realizando estos a?os la propuesta de reglamento REACH ha ido perdiendo ambici¨®n ambiental.
La UE est¨¢ a punto de abordar una de las normas de mayor calado ambiental de toda su historia. Est¨¢ en juego un aspecto decisivo de la salud humana y de la salud del medio ambiente. Si fracasamos, la contaminaci¨®n qu¨ªmica de las personas, la biodiversidad y el medio natural continuar¨¢ durante d¨¦cadas y habremos perdido una ocasi¨®n de oro para ir haciendo realidad el avance de los pueblos europeos hacia un modelo de desarrollo m¨¢s sostenible. Es en estas batallas concretas donde la Uni¨®n se juega su credibilidad ambiental ante sus propios ciudadanos y la opini¨®n p¨²blica del resto del mundo. Ante este reto crucial la ciudadan¨ªa europea debe hacer llegar su voz al Parlamento, la Comisi¨®n y los Estados miembros.
Antxon Olabe es economista ambiental y Marina Otxoteko, t¨¦cnico ambiental.
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