Inoportuno

"CUANDO ERA peque?o tuve una t¨ªa que me ense?¨® a dibujar ¨¢rboles" -afirma el escritor brit¨¢nico Charles Tomlinson (Stoke-on-Trent, 1927), en una conversaci¨®n con alguien que le inquiere acerca de su condici¨®n de "poeta de la mirada"-. "Me di cuenta entonces de cu¨¢nto quedaba fuera al intentar trazar aquellas ramas, y eso influy¨® m¨¢s tarde en mi trato con las palabras, en el modo en que son incapaces de atrapar ciertos aspectos de la realidad... M¨¢s tarde fui yo el que empez¨® a dibujar, y de nuevo los detalles se me resistieron, y en este sentido imagino que era como cavar en busca de un tesoro oculto". He aqu¨ª compendiados en una simple rememoraci¨®n lo que el arte tiene de frustraci¨®n, aventura y delicia. Recuerdo, hace a?os, mi descubrimiento de la poes¨ªa de Tomlinson a trav¨¦s de la lectura de un poema titulado Farewell to Van Gogh (Adi¨®s a Van Gogh), donde agradec¨ªa al vehemente pintor suicida por su instructiva furia, a la vez que nos incitaba a coger el fruto que nos esperaba ma?ana combando una rama intocada. Yo entonces qued¨¦ agradecido tambi¨¦n al poeta, pero mi despedida fue un "?hasta luego!".

Mi espera ha sido recompensada al poder revisitar a Tomlinson gracias a la antolog¨ªa de sus versos que ha preparado en edici¨®n biling¨¹e Jordi Doce: En la plenitud del tiempo (Poemas 1955-2004) (DVD). De ah¨ª he tomado la anterior declaraci¨®n autobiogr¨¢fica antes citada, en la que nos avisa sobre su obsesi¨®n por mirar la realidad y sobre la manera con que, gracias a las palabras y los trazos, plasma sus visiones. Adem¨¢s del que dedic¨® a Van Gogh, Tomlinson tiene otros poemas, en los que comenta y reflexiona acerca de lo realizado por otros artistas pl¨¢sticos, como el tambi¨¦n muy hermoso sobre C¨¦zanne y su denodada excursi¨®n "hacia lo que es tangible / pero no sentido previamente".

He aqu¨ª su est¨¦tica: "Se ha de buscar la realidad, / no en el cemento, sino en el espacio / vuelto articulaci¨®n: / la orilla, por ejemplo, / abri¨¦ndose entre muro y muro; / la voz del mar / arrancando el silencio del silencio". En otro lugar, exactamente en el poema titulado El arte de la poes¨ªa, Tomlinson se pregunta c¨®mo contar esta peculiar videncia y ¨¦l mismo se contesta: "El hecho es que si la verdad no basta / exageramos...". M¨¢s: en otros versos, ahonda en el sentido de este af¨¢n por despegarse de los tranquilizadores convencionalismos de las palabras y las im¨¢genes que nos impiden acceder al fulgor de lo real, como cuando comenta la talla de una cabeza, que se asemeja a un "meteorito, disecado por un ge¨®metra". ?Con qu¨¦ fin? "El de enriquecer la alineaci¨®n: / sol contra sombra contra sol: / este alimento diario que, / si no fuera por tales inoportunidades, / nadie probar¨ªa".

No creo que se pueda explicar de forma m¨¢s clara y concisa la raz¨®n de ser del in¨²til e inoportuno arte, atrapando todo lo que se nos escapa de la realidad, que es su esquivo fulgor, algo que no sirve para otra cosa que para alegrarse de haber vivido, lo cual ciertamente te hace conocer la frustraci¨®n, la aventura y el hallazgo de ese tesoro oculto de la luz, que es toparse con lo inconmensurable del conocimiento. "?Gracias!", Tomlinson, y, otra vez, "?hasta luego!".