Todos quieren ser otro
Desde Hijos de la medianoche hasta Furia Salman Rushdie ha estado construyendo un universo literario en el que se han ido disipando, velo a velo, esas nieblas que los cr¨ªticos rotulaban como realismo m¨¢gico. En sus primeras novelas una inventiva casi salvaje contaba la realidad desestructur¨¢ndola, haci¨¦ndola saltar en pedazos espaciotemporales, difuminando los l¨ªmites entre lo objetivo y lo subjetivo. Poes¨ªa que se presentaba como historia, que de esta manera era menos la suma o el cruce de sus acontecimientos concretos que la mezcla indistinguible en que ¨¦stos se transformaban cuando eran amasados por la imaginaci¨®n. Ya en Furia hay un cambio cualitativo, pero es en Shalimar, el payaso donde Rushdie da el salto mortal. En ¨¦sta la vocaci¨®n de claridad, de realidad sin trucos, es tan acuciante que a la poes¨ªa s¨®lo se le permitir¨¢ papeles menores: la trama deja de apoyarse en la magia porque lo urgente ahora no es sacar un conejo de la chistera, sino detenerse a pensar qu¨¦ son por separado.
SHALIMAR, EL PAYASO
Salman Rushdie
Traducci¨®n de Miguel S¨¢enz
Mondadori. Barcelona, 2005
454 p¨¢ginas. 22 euros
Quiz¨¢ por esto sea, a mi entender, la obra maestra de su autor: cr¨ªtica social, alta pol¨ªtica, pasiones amorosas, personajes intens¨ªsimos, una ensambladura perfecta de sus m¨²ltiples tiempos y lugares, un lenguaje que echa chispas... Sobre el fondo de una Cachemira que represent¨® el para¨ªso y que ahora simboliza el inexorable proceso de destrucci¨®n al que nos tiene abocados la feroz incomprensi¨®n entre civilizaciones (hind¨²es, musulmanes y occidentales, religiosos o seculares, mat¨¢ndose en cada rinc¨®n del planeta), Shalimar, el payaso cuenta una historia peque?a y una historia grande que se alimentan y se explican mutuamente: por una parte, la red de relaciones afectivas entre un embajador norteamericano en la India, una bailarina cachemir, la hija de ambos y el marido de la bailarina, el payaso que da t¨ªtulo al libro; por otra, las ra¨ªces de la violencia y del fundamentalismo del siglo XX. Un payaso, actor y fun¨¢mbulo amable y so?ador que se hace terrorista a causa de una infidelidad amorosa y un h¨¦roe de la Resistencia de la Segunda Guerra Mundial que se trabaja un perfil de c¨ªnico a fuerza de traiciones pol¨ªticas y personales le sirven a Salman Rushdie para dibujar la cuerda de dos nudos que estrangula al mundo: un Oriente que lucha contra la hegemon¨ªa de Occidente mientras asume sus gustos y sus mercanc¨ªas, y un Occidente que se olvida de que aqu¨¦l no es s¨®lo un puerto donde descargar sus productos sino, antes que nada, un espacio f¨ªsico y mental donde renovar sus conceptos. El mal uso de esa frontera provoca cat¨¢strofes personales y militares que nos ponen en peligro a todos. Shalimar, el payaso es el payaso que asesina y el embajador que mina puentes entre los pueblos, pero tambi¨¦n es India, la hija del embajador y de la mujer de Shalimar que, llevada con enga?os a Estados Unidos y criada all¨ª de espaldas a sus or¨ªgenes, intenta a la desesperada poner un poco de verdad en medio de tantas mentiras: verdad personal y verdad pol¨ªtica, si es que, en ¨²ltima instancia, y tal y como sugiere el libro de m¨²ltiples maneras, se diferencian en algo.
En Shalimar, el payaso nadie est¨¢ satisfecho con su nombre porque todos quisieran ser otro. Apodos, nombres secretos o simb¨®licos, nombres falsos, la renuncia del nombre propio y sus circunstancias a favor del Nombre y sus exigencias: los personajes de esta novela desear¨ªan borrar de su destino el nombre asignado para tener la oportunidad de empezar de nuevo. Una hoja en blanco en la que unos escriben amor pero en la que la mayor¨ªa, como nos cuenta Salman Rushdie, y para verg¨¹enza nuestra, escribe odio. Un payaso el de esta novela magistral que no nos har¨¢ re¨ªr pero que se?alar¨¢, por si alguien todav¨ªa se atreviera a rescatarla, en qu¨¦ s¨®tano se esconde la alegr¨ªa.
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