Buenos augurios
En el a?o 2025 la ni?a que acaba de nacer tendr¨¢ 20 a?os. Es el caso de la infanta Leonor, a la que algunos cachondos catalanes -que los hay- ya llaman la nena de l'Estatut. Parece que, dispuesta a romper moldes, Leonor de Borb¨®n Ortiz adelant¨® un poquito su llegada a este mundo enrevesado para coincidir con el momento cumbre, programado en la agenda de la actualidad de la semana. Mira por d¨®nde, Leonor y la presentaci¨®n en las Cortes del controvertido Estatuto de Catalu?a ya circulan juntos por la historia de este pa¨ªs.
El destino los uni¨®: aunque nadie se atreva a¨²n a decir que Leonor pueda tener un coraz¨®n catalanista o republicano -cosa perfectamente posible en el surrealismo de nuestra vida en com¨²n- su nacimiento trae buenos augurios. La hora intempestiva de su llegada, la lluvia pertinaz que la acompa?¨®, la sorpresa de ser ni?a en lugar del pronosticado ni?o, la utilizaci¨®n de SMS para anunciar su nacimiento, que no se llame Sof¨ªa o Covadonga, que la cosa suceda en medio de un puente y en plena batalla pol¨ªtica sobre hasta qu¨¦ punto los catalanes quieren ser espa?oles... son demasiadas casualidades como para dejar de ver en ellas cosas tan interesantes como poco cient¨ªficas. Que el futuro de Leonor vaya ligado a la reforma -ya prevista, pero no menos problem¨¢tica- de la Constituci¨®n es la ¨²ltima pirueta de ese destino que introduce a este beb¨¦ en el meollo de la pol¨ªtica espa?ola.
El caso es que Leonor ha comenzado alterando unos cuantos planes: buen s¨ªntoma. Ser mujer, por ejemplo, es todav¨ªa un desaf¨ªo a las leyes en este pa¨ªs, sugiere, burl¨®n, este beb¨¦. Su ir¨®nica presencia inquiere sobre la posibilidad de ser mon¨¢rquico y feminista, republicano y machista o ultraconstitucionalista y reformista, con lo cual algunos desvelan sus verg¨¹enzas hist¨®ricas. Con una Leonor presente en la perspectiva del futuro cabe preguntarse, al menos, si no va a confirmarse que el siglo XXI ser¨¢ el de las mujeres y de los hombres sensibles a los asuntos de la vida cotidiana m¨¢s que al poder por s¨ª mismo. ?Tonter¨ªas? S¨®lo hombrecitos necios que se autoproclaman sabios son incapaces de ver m¨¢s all¨¢ de su nariz que la monarqu¨ªa puede adaptarse a la realidad de la calle m¨¢s que ellos mismos.
Lo que es seguro ya es que el estrellato popular de Leonor ha eclipsado esta semana cualquier otra posibilidad. Una reci¨¦n nacida ha dado jaque mate a la fea pol¨ªtica de rayos y truenos, de apocalipsis y cat¨¢strofes, que a nadie le interesa. No hay qui¨¦n resista, en este pa¨ªs sentimental y populachero, el atractivo de un real beb¨¦ durmiendo feliz en una cuna situada entre el patio de vecinos y la pol¨ªtica m¨¢s seria. Lo que iba a ser la semana del Estatut ha sido la semana de Leonor. Lo que iba a estar focalizado en las Cortes espa?olas lo est¨¢ en el papel couch¨¦, en las tertulias de los bares, en las im¨¢genes televisivas: la sorpresa Leonor deja peque?o todo lo dem¨¢s.
Nadie esperaba que las cosas sucedieran as¨ª, pero este pa¨ªs es una potencia mundial en prensa del coraz¨®n, que es la gran aportaci¨®n del periodismo espa?ol al periodismo planetario. Un peque?o beb¨¦ real ha sido capaz, por s¨ª mismo, de movilizar m¨¢s miradas y fuerzas populares -pol¨ªticas, al fin- que los mismos pol¨ªticos. No tiene, pues, nada de extra?o que aqu¨ª y all¨ª, esta semana, todo lo que no haya sido Leonor haya pasado a un segundo plano. As¨ª somos, as¨ª nos comportamos, as¨ª nos va.
El beb¨¦ real ha competido en el ¨¢gora medi¨¢tica con gran habilidad y ventaja. Aunque en nuestro mundo no lo parezca, todos los beb¨¦s deber¨ªan encarnar esperanza en un mundo capaz de amarles y acogerles, en un mundo mejor. ?se ha sido el gancho irresistible de Leonor: la vida sigue. Un atractivo tanto m¨¢s poderoso cuanto m¨¢s dif¨ªcil se hace materializar la esperanza en el futuro y tantos padres ignoran si sus hijos vivir¨¢n o no mejor que ellos mismos.
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