El puercoesp¨ªn y el erizo
LAS INTERVENCIONES DE RAJOY en el Pleno del Congreso sobre la toma en consideraci¨®n del nuevo Estatuto de Catalu?a polarizaron el debate entre el PP y los restantes grupos parlamentarios en beneficio del Gobierno. La negativa del principal partido de la oposici¨®n a discutir la aceptaci¨®n a tr¨¢mite de la propuesta y los condenatorios juicios de intenci¨®n dirigidos contra sus adversarios abrieron una brecha insalvable en la C¨¢mara. Las prolongadas ovaciones de los diputados populares a su presidente fueron la confirmaci¨®n sonora de un aislamiento pol¨ªtico a la vez amedrentado y arrogante. La imagen utilizada por Rajoy para subrayar las dificultades de conciliar el nuevo Estatuto con el marco constitucional -"ser¨ªa como hacerle la permanente a un puercoesp¨ªn"- molest¨® a los comisionados del Parlamento de Catalu?a y evoc¨® otra met¨¢fora zool¨®gica aplicable esta vez al partido que preside. Si se toma como referencia la contraposici¨®n de Isaiah Berlin entre la astucia acomodaticia de la zorra y la rigidez monotem¨¢tica del erizo, el PP presenta los s¨ªntomas autistas de una organizaci¨®n ensimismada, obsesionada por recuperar el poder y dispuesta a herir con sus agudas p¨²as a cualquiera que se le acerque.
La negativa del principal partido de la oposici¨®n a discutir la toma en consideraci¨®n de la propuesta y los condenatorios juicios de intenci¨®n contra sus adversarios abrieron una brecha insalvable en la C¨¢mara
La estrategia de Rajoy permiti¨® al presidente del Gobierno orillar sin dificultad los remolinos m¨¢s peligrosos del debate. La primera intervenci¨®n de Zapatero se limit¨® a repetir en tono menor las advertencias previas lanzadas por la Ejecutiva del PSOE sobre las l¨ªneas rojas intraspasables en la propuesta estatutaria. El aviso afecta a la financiaci¨®n auton¨®mica, el blindaje de las competencias, la relaci¨®n bilateral de la Generalitat con la Administraci¨®n central, la transferencia obligada de facultades de titularidad estatal y la modificaci¨®n forzosa de leyes org¨¢nicas por las Cortes. Durante su respuesta en bloque a los portavoces parlamentarios, el presidente del Gobierno se dedic¨® a poner en evidencia los excesos verbales de Rajoy (¨¦mulo en ocasiones de los tertulianos de la radio de los obispos) y a evocar la oscura ejecutoria de los populares en la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n de 1978 y del Estatuto de Sau protegidos ahora por sus actuales dirigentes con el hero¨ªsmo de san Tarsicio. Zapatero tambi¨¦n ech¨® mano del Diccionario de Autoridades del Diario de Sesiones a fin de recordar que el socialista Guerra utiliz¨® la expresi¨®n identidad nacional para referirse a Catalu?a, y que el popular Senillosa defini¨® el uso generalizado del t¨¦rmino naci¨®n con anacr¨®nicas citas cervantinas y calderonianas.
Pero el pre¨¢mbulo neocarolingio y los art¨ªculos confederales de la propuesta estatutaria se hallan muy alejados de cualquier punto de encuentro con los negociadores de las Cortes que sea a la vez funcional para el Estado de las Autonom¨ªas y se halle a salvo de una sentencia deslegitimadora del Constitucional. Aunque el presidente del Gobierno guarde todav¨ªa p¨²blicamente silencio, alg¨²n d¨ªa se conocer¨¢n las equivocaciones, las negligencias y las torpezas que hicieron posible durante la ¨²ltima semana de septiembre ese desbordamiento patol¨®gico de las expectativas.
Frente a la moderaci¨®n de los comisionados del Parlamento (el mensaje de la socialista Manuela de Madre fue a la vez emocionante y tranquilizador), el portavoz de ERC recit¨® la letra grande de alg¨²n viejo manual sobre la f¨¦rrea alianza entre catalanismo, obrerismo y republicanismo como motor del progreso para rega?ar mejor al mundo de la cultura del resto de Espa?a por no haber salido todav¨ªa a la calle en defensa del nuevo Estatuto. A efectos de ampliar sus magros conocimientos hist¨®ricos acerca de esa tr¨ªada sagrada, convendr¨ªa que Joan Puigcerc¨®s -cuyo demag¨®gico estilo se acerca m¨¢s a Bossi que a Companys- leyera La velada de Benicarl¨®, escrita por Aza?a en la primavera de 1937. El portavoz del PNV, que acudi¨® al hemiciclo con el alegre esp¨ªritu de un excursionista campestre, apoy¨® la toma en consideraci¨®n del nuevo Estatuto, pero dirigi¨® un velado dulce reproche a los catalanes a cuenta de sus cr¨ªticas al concierto econ¨®mico vasco.
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