M¨¢quinas reencarnadas
La monta?a de basura el¨¦ctrica y electr¨®nica supone el 5% de los residuos en la UE. Pronto ser¨¢ el 10%. Una ley en Espa?a intenta reducir su impacto ambiental desde agosto. Pero ?qu¨¦ camino emprende un aparato al morir? Seguimos sus restos.
?sta no es una historia de ciencia-ficci¨®n. Es la hoja de ruta de tres electrodom¨¦sticos, desde que se tiraron hasta su reinserci¨®n en la sociedad, reconvertidos en electrodom¨¦sticos o con nuevas aplicaciones en la industria o el hogar, tras pasar por una planta de reciclaje. Es un recorrido que empieza con un mont¨®n de trastos viejos, las 160.000 toneladas de residuos de aparatos el¨¦ctricos y electr¨®nicos que generamos al a?o en Espa?a. Pero, al menos para ordenadores, lavadoras o neveras, hay vida despu¨¦s de la vida ¨²til.
Hasta la planta de Recytel en Campo Real, a 30 kil¨®metros de Madrid, ha llegado un env¨ªo del punto limpio del municipio madrile?o de Alcobendas. Una procedencia original, pues la mayor¨ªa de la decena de camiones que entran all¨ª cada d¨ªa vienen de empresas que han cambiado sus equipos inform¨¢ticos, o de productores (obligados desde el 13 de agosto, por un real decreto, a gestionar este tipo de residuos, por libre, como IBM o Hewlett-Packard, o dentro de alguno de los reci¨¦n nacidos sistemas integrados, como Ecolec o Ecotic). De hecho, desde que la planta empez¨® a funcionar, en abril de 2004, es la primera vez que un cami¨®n de recogida municipal, procedente de uno de los 61 puntos limpios con que cuenta Madrid, atraviesa su p¨®rtico de radiactividad.
En Espa?a, s¨®lo el 11% de residuos el¨¦ctricos y electr¨®nicos se reciclan, frente al 28% de otros residuos urbanos
Dentro del cami¨®n, que a continuaci¨®n se pesa para poder llevar un recuento de entradas y salidas, viaja un ordenador con un historial nada t¨ªpico. Porque antes de acabar rodeado de cajeros autom¨¢ticos, m¨¢quinas expendedoras y otros equipos, ha tenido m¨¢s de un due?o. A los tres a?os, el primero decidi¨® darlo a una ONG de reinserci¨®n social, Ema¨²s M Sur, tambi¨¦n de Madrid, en un gesto, el de reutilizar, poco com¨²n en los consumidores espa?oles. All¨ª se repar¨® y se puso en venta, hasta que un comprador de escasos recursos lo vio, entre frigor¨ªficos de segunda mano por 40 euros, lavadoras por 30, e incluso reproductores de vinilos por 10 euros, y se lo llev¨® a su casa. Un d¨ªa no dio m¨¢s de s¨ª y fue a parar al punto limpio.
Para ?ngel Lasunci¨®n, consejero delegado de Recytel, todos estos antecedentes quedan fuera de su oficio, como queda fuera la informaci¨®n que contienen en sus discos y cintas los aparatos que llegan a la planta, donde, entre otras labores, se encargan de la destrucci¨®n de la informaci¨®n confidencial. Muchas veces, ni siquiera saben la funci¨®n de los aparatos que les llegan. A veces, aut¨¦nticas antig¨¹edades. "Hace poco nos visitaron los responsables de atrezo de la segunda parte de Mortadelo y Filem¨®n. Daban saltos de alegr¨ªa con los cachivaches que encontraron por aqu¨ª", sonr¨ªe Lasunci¨®n.
El ritmo tecnol¨®gico desde que en 1971 se cre¨® el primer microprocesador ha sido vertiginoso. Hoy por hoy, cada vez que compramos un ordenador, otro se queda obsoleto. En dos a?os habr¨¢ 2.000 millones de ordenadores personales sobre la Tierra, una cantidad muy desigualmente repartida, pues m¨¢s de la mitad se utilizan en Estados Unidos y la Uni¨®n Europea. Su media de vida est¨¢ en 3,4 a?os, y disminuyendo. S¨®lo en California se desechan 6.000 al d¨ªa. A m¨¢s tecnolog¨ªa, m¨¢s basura.
El Real Decreto 208/2005 sobre residuos de aparatos el¨¦ctricos y electr¨®nicos es la transposici¨®n en Espa?a de una directiva europea de 2002. Al menos, en la Uni¨®n existe una mayor conciencia ambiental que en Estados Unidos, donde se calcula que la mitad de estos desechos se mandan al Tercer Mundo, como denuncia la Silicon Valley Toxics Coalition en su informe Exporting Harm. En Espa?a, los grupos ecologistas no cuentan con campa?as espec¨ªficas, pero colectivos como ConsumeHastaMorir y universidades como la de C¨¢diz, con unas jornadas anuales en las que desde 2001 se re¨²nen los agentes implicados, lanzan su particular toque de atenci¨®n.
Un ordenador no es en absoluto inofensivo, como tampoco lo son los tel¨¦fonos m¨®viles o los videojuegos. Adem¨¢s de consumir altas dosis de energ¨ªa durante su fase de producci¨®n y de tener un corto periodo de vida, contiene plomo, mercurio, cadmio, f¨®sforo y cromo, entre otras sustancias t¨®xicas que deben tratarse adecuadamente. Por eso, una fase fundamental del reciclado consiste en su extracci¨®n, lo que se denomina descontaminaci¨®n. Antes, uno de los 25 operarios de Recytel debe quitarle los cables, desmontarlo, separar sus discos y cintas, seleccionar el hierro? el paso previo al reciclado en s¨ª, y el ¨²nico manual. Incluso la descontaminaci¨®n es autom¨¢tica, gracias a un mecanismo, "secreto industrial", que permite extraer las pilas aboll¨¢ndolas pero sin romperlas.
En distintos molinos de trituraci¨®n herm¨¦ticamente cerrados y perfectamente insonorizados, nuestro ordenador se va desmembrando y reduciendo: aluminio, componentes electr¨®nicos, pl¨¢stico? trocitos cada vez m¨¢s puros y m¨¢s peque?os que terminan en enormes sacas. Cada una con un valor. Y con un destino. Por ejemplo, los componentes electr¨®nicos, que contienen metales preciosos como el oro, una vez tratados, se env¨ªan a una fundici¨®n de Alemania. Y el plomo, ?d¨®nde termina? Presente en la pantalla, de la que se reutiliza el cristal, el plomo se manda a una planta espa?ola especializada en su destrucci¨®n, nuevamente, "secreto industrial". Las pilas se env¨ªan a Indumental Recycling, en el Pa¨ªs Vasco, empresa pionera del reciclaje en Espa?a.
El Pa¨ªs Vasco y Catalu?a son las dos comunidades m¨¢s avanzadas en este terreno. En la comunidad aut¨®noma vasca se reciclan estos residuos desde 1994. Por aquella ¨¦poca, algunas ciudades alemanas llevaban cinco a?os desarrollando diferentes f¨®rmulas de recogida y reciclado, y en Nuremberg, Essen, Francfort o Berl¨ªn se hab¨ªan instalado los primeros recycling h?f (puntos limpios), que inspiraron los garbigunes vascos para peque?os electrodom¨¦sticos. Catalu?a se sumar¨ªa en 1995; Andaluc¨ªa y Navarra, en 2001, y el resto de comunidades, entre 2001 y 2004.
A las afueras de El Pont de Vilomara i Rocafort, un pueblo barcelon¨¦s de poco m¨¢s de 3.300 habitantes que cuenta con una potente industria en torno al reciclaje, se encuentra TPA (T¨¦cnicas de Protecci¨®n Ambiental), la primera planta para frigor¨ªficos en Espa?a, y la ¨²nica en funcionamiento en el momento en que se elabor¨® este reportaje, aunque ya hab¨ªa varios proyectos en marcha. Hasta all¨ª va a parar una nevera de tantas, todav¨ªa con imanes como vestigio de su vida anterior. Procedente de una de las 267 deixillaries (puntos limpios) catalanas, espera su turno entre frigor¨ªficos de todos los tama?os, congeladores industriales, viejas m¨¢quinas de refrescos y carritos de helados que abarrotan la nave, a pesar de no estar en temporada alta, que coincide con las vacaciones de Semana Santa y verano, cuando muchos vuelven a su segunda residencia en la costa y se encuentran que la nevera se ha picado.
Desde 1995, y con el respaldo de la Junta de Residuos catalana, esta planta trata un tipo de electrodom¨¦sticos que se diferencia del resto en que contiene gases t¨®xicos, los famosos CFC (clorofluorocarbonos). Juan Mart¨ªnez Domene, jefe de planta, explica que el gas refrigerante se encuentra no s¨®lo en la parte de atr¨¢s, en el vaporizador, sino tambi¨¦n en las paredes aislantes, dentro de una espuma, el poliuretano, que se debe triturar al vac¨ªo. Est¨¢ acostumbrado a contarlo. Cada a?o, unas treinta escuelas les visitan para ver c¨®mo buena parte de un frigor¨ªfico viejo se puede recuperar. La divulgaci¨®n es otra labor m¨¢s de las modernas plantas de reciclaje, que suelen contar con aulas multimedia para ense?ar c¨®mo funciona un sector tan din¨¢mico como desconocido.
El proceso de reciclado de un frigor¨ªfico sigue un gui¨®n similar al del ordenador, con matices. Aqu¨ª, primero se extraen las bandejas, y el pl¨¢stico s¨ª se recicla. El desballestamiento de las diferentes piezas (motor, cableado el¨¦ctrico, tubos de cobre?) es manual, con herramientas especiales. Y a partir de ah¨ª intervienen las trituradoras. Por ellas entran al a?o de 3.500 a 4.000 frigor¨ªficos. De su material, un 90% se aprovecha. Ya antes de que existiera esta planta, los catalanes practicaban un rudimentario reciclado parcial, pues la rejilla trasera es muy cotizada como la mejor parrilla para cocinar los cal?ots (cebollas t¨ªpicas de la tierra). Ahora, algunos estudiantes de ciencias ambientales acuden a recogerlas para fabricar placas solares artesanales con las que calentar el agua.
La espinita de Mart¨ªnez Domene es el poliuretano, ese 10% que, libre de CFC, se tira a un vertedero cercano. Se podr¨ªa utilizar como absorbente de grasa, pero todav¨ªa no ha dado con un uso que le termine de convencer, a ¨¦l y a las industrias destinatarias.
No lejos de all¨ª, en Molins de Rei, tambi¨¦n en Barcelona, la clase de reciclaje contin¨²a. "Esto antes era una chatarrer¨ªa, pero ahora tenemos lo m¨¢ximo en tecnolog¨ªa, una fragmentadora que ser¨ªa capaz de tratar 1.000 toneladas de grandes electrodom¨¦sticos al d¨ªa reduci¨¦ndolos a la m¨ªnima potencia", proclama orgulloso Carlos Capdevilla, director de operaciones de Viuda de Lauro Clariana. Mientras, una lavadora, que ha llegado directa desde una gran cadena catalana de electrodom¨¦sticos, desaparece y va atravesando m¨¢quinas. En ¨¦sta es golpeada con martillos. En la de all¨¢, una especie de im¨¢n atrae los materiales f¨¦rricos y los separa del resto. A continuaci¨®n pasa por una especie de criba en la que los distintos metales (cobre, aluminio, lat¨®n) quedan flotando seg¨²n su densidad. En poco m¨¢s de un minuto (sin contar el tiempo de descontaminaci¨®n), la lavadora queda reducida a distintos montoncitos de hierro, por un lado, y aluminio, cobre y lat¨®n, por otro, metales cuyo precio fija el mercado de valores de Londres: de 100 euros por la tonelada de chatarra a 1.040 por la de aluminio. Una referencia en la que la f¨¢brica lleva fij¨¢ndose puntualmente desde que naci¨®, hace medio siglo.
La pureza es de un 90%, y la longitud, de un mil¨ªmetro. "Aqu¨ª se recupera hasta el hilo de cobre", proclama Capdevilla, orgulloso. La planta, donde se tratan tambi¨¦n veh¨ªculos fuera de uso, se ha tenido que adaptar a la normativa. Suelo impermeable, sistemas de insonorizaci¨®n y nueva maquinaria procedente de Dinamarca. Los pa¨ªses n¨®rdicos son otro ejemplo en la gesti¨®n de residuos de electrodom¨¦sticos. Quiz¨¢ su ¨¦xito radica, aparte de en la conciencia ciudadana, en que seleccionan en origen: ordenadores con ordenadores, frigor¨ªficos con frigor¨ªficos? fundamental para llevar mejor la cuenta de lo que reciclan.
Cada electrodom¨¦stico tiene sus defectos: el ordenador, que su vida es muy corta. El frigor¨ªfico, en cambio, puede durar 15 a?os, pero contiene gases t¨®xicos. De la lavadora, al contar con un contrapeso de hormig¨®n, s¨®lo la mitad se puede reciclar. Poco a poco, los productores est¨¢n sustituyendo las sustancias peligrosas, reduciendo el empleo de materias primas, avanzando hacia unos electrodom¨¦sticos m¨¢s verdes. Adelant¨¢ndose a la ley, pues en 2006 la UE prohibir¨¢ la fabricaci¨®n de ordenadores y electrodom¨¦sticos con plomo, cadmio, mercurio, cromo hexavalente, bifeniles polibrominados o ¨¦ter difenil, entre otras materias nocivas para la salud.
Sin embargo, existen residuos de electrodom¨¦sticos hist¨®ricos (generados antes de la entrada en vigor del decreto, de los que los productores no est¨¢n obligados a hacerse cargo) y hu¨¦rfanos (importados o de fabricantes que quebraron o dejaron de funcionar). Muchas veces, los electrodom¨¦sticos son canibalizados por depredadores informales, o maltratados en el transporte. Por ejemplo, en la planta de El Pont de Vilomara no es ninguna sorpresa comprobar que el circuito de refrigeraci¨®n llega sin los gases t¨®xicos. Otra barrera al reciclaje es el efecto tesoro: nuestra tendencia a guardar en el trastero aparatos que no nos sirven para nada. En total, unos 90 millones, sobre todo, peque?os electrodom¨¦sticos. Si los llev¨¢ramos a un punto limpio, se recuperar¨ªa una cantidad de metales suficiente para fabricar 450.000 nuevas lavadoras.
"El reciclaje es una soluci¨®n: quiz¨¢ la menos mala, pero no la mejor", apunta Enrique Montero, que dirige los C¨ªrculos de Innovaci¨®n y Tecnolog¨ªa de la Universidad de C¨¢diz. Para el profesor, habr¨ªa que atajar desde el principio, implantando una adecuada educaci¨®n ambiental, acabando con el consumo desaforado y la cultura de usar y tirar. "Por desgracia, muchas veces sale m¨¢s barato comprarse un electrodom¨¦stico nuevo que repararlo, pero no deber¨ªa ser as¨ª". El profesor aboga por la reducci¨®n (eliminando, por ejemplo, las campa?as de cambio de m¨®viles por puntos) y la reutilizaci¨®n en pa¨ªses del Tercer Mundo, teniendo cuidado, eso s¨ª, de no caer en la generosidad basura.
Con la nueva ley, que habla de residuos de aparatos dom¨¦sticos, no de empresas, el consumidor pagar¨¢ el coste del reciclado, que puede ir de 0,50 euros por una batidora a 18 por un frigor¨ªfico. A cambio, el fabricante se hace cargo de todo el proceso y se compromete a invertir en investigaci¨®n y desarrollo de cara al desarrollo sostenible. Espa?a se ha adelantado a otros pa¨ªses como Francia, Reino Unido, Alemania o Italia a la hora de transponer la directiva europea, aunque para cumplirla deber¨¢ conciliar los intereses de tres ministerios, 17 comunidades aut¨®nomas y dos ciudades aut¨®nomas, productores y distribuidores (de los que todav¨ªa se est¨¢ elaborando el registro oficial), y nueve sistemas integrados de gesti¨®n pendientes de la autorizaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas. Una burocracia que explica la dificultad para valorar qu¨¦ se tira y qu¨¦ se recicla a d¨ªa de hoy, pues el baile de cifras, dependiendo de la fuente de la que proceda la informaci¨®n, es considerable.
El objetivo para 2006 es recoger y tratar adecuadamente cuatro kilos de residuos de aparatos el¨¦ctricos y electr¨®nicos por habitante y a?o, menos de la mitad de los que se estima que producimos. "Adecuadamente" quiere decir que no se contamine m¨¢s por reciclar m¨¢s. "No se trata de ser fan¨¢ticos del reciclado", subraya Jos¨¦ Ram¨®n Carbajosa, director general de Ecolec. "Se podr¨ªa llegar al 100% de valorizaci¨®n, pero ser¨ªa contraproducente". Carbajosa defiende el ahorro energ¨¦tico en cada una de las fases, empezando por el transporte. Se deber¨ªa utilizar un mismo veh¨ªculo para trasladar los electrodom¨¦sticos viejos y los metales recuperados, e intentar que el camino entre la planta de reciclado y la que utiliza sus materiales fuera el m¨¢s corto.
Otro camino, el de la concienciaci¨®n, se anuncia largo. En Espa?a, s¨®lo el 11% de los residuos el¨¦ctricos y electr¨®nicos (los de mayor incremento anual) se recicla, frente al 28% del resto de residuos de las grandes ciudades. Hacen falta m¨¢s puntos limpios, m¨¢s c¨¦ntricos, con mejores horarios. M¨¢s campa?as informativas.
En lugar de terminar sus d¨ªas oxidados en un vertedero, como les habr¨ªa ocurrido hace pocos a?os, el ordenador, el frigor¨ªfico y la lavadora protagonistas de este reportaje han tenido la oportunidad de reencarnarse, por ejemplo, en nuevos electrodom¨¦sticos. Lo ha hecho posible la magia del reciclaje, al que muchos califican ya como "la miner¨ªa del siglo XXI".
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