Identidad de escollo
?Que no le ha visto? Pues tenga cuidado, porque si se le acerca una nubecilla a toda mecha no es el Correcaminos, sino el Estatut. Y digo que tenga cuidado, porque, como no se orille, le apabullar¨¢. Pero ?por qu¨¦ corre tanto? He ah¨ª la gran pregunta. Algunos creen que porque va m¨¢s delgado y otros porque, pese a seguir igual de gordo, le han aceitado las r¨®tulas. O los r¨®tulos. ?Ser¨¢n las articulaciones, digo, los art¨ªculos? Cualquiera sabe. Una cosa, sin embargo, est¨¢ clara: por fin hemos conocido la octava maravilla (y no el octavo pasajero o Alien, que anunciaban los m¨¢s agoreros); se trata de la identidad nacional.
Nuestro esforzado presidente asegur¨® que ten¨ªa ocho variantes igual de buenas para sustituir el t¨¦rmino "naci¨®n", y ha dado con ¨¦sa, "identidad nacional". Se trata de una formulaci¨®n muy satisfactoria porque a los espa?oles, incluidos los catalanes, nos hace tener una identidad al cuadrado. Oiga, que yo tengo la identidad nacional de la identidad nacional, les podemos decir a los franceses, que siempre se han cre¨ªdo los m¨¢s nacionalmente identitarios. O a los americanos que, aunque tengan Texas y Oklahoma, siempre se consideran como pertenecientes a los Estados Unidos, pero de Am¨¦rica, ojo. Y as¨ª est¨¢ nuestro pobre lehendakari, que se qued¨® sin identidad nacional y no entiende por qu¨¦ corre tanto el Correcaminos mientras su plan no pudo ni tomar la salida. Hombre, que a estas alturas todo un lehendakari no sepa en qu¨¦ consiste la pol¨ªtica tiene delito, pero dej¨¦mosle tranquilo, que bastante tiene con rumiar sobre c¨®mo le han robado la cartera.
Pues bien, con la identidad nacional debajo del brazo y much¨ªsima palabrer¨ªa y prosapia, el Estatut ech¨® a correr el otro d¨ªa en medio de lo que se ha venido considerando un debate. A estas alturas de la carrera, carece de importancia preguntarse qui¨¦n estuvo mejor, es decir, qui¨¦n lo gan¨®, principalmente porque eso ya lo sabe cada cu¨¢l. O deber¨ªa saberlo, puesto que no se trata de presumir ante la galer¨ªa, sino de extraer conclusiones, porque luego vienen los batacazos. A estas alturas lo importante es saber que se salv¨® la sem¨¢ntica. En efecto, tras enterarnos de c¨®mo se puede llamar a una naci¨®n sin faltarle el respeto, nos enteramos de por qu¨¦ tenemos hemiciclo y no un ciclo como Dios manda. Para eso, para tener ciclo, hace falta que se argumente y se contraargumente mejor, estando de sobra las descalificaciones y la sal gruesa. Mucho es de temer que tengamos hemiciclo para rato; bueno, para ¨¦ste no, porque est¨¢ en el FMI.
Pero las sorpresas sem¨¢nticas no acabaron ah¨ª. Resulta que, una vez adquiridos los significados de naci¨®n y hemiciclo, nos hemos enterado de que naci¨®n era sin¨®nimo de financiaci¨®n. O viceversa, ya que se trata del aut¨¦ntico escollo, dicen los acad¨¦micos, contra el que chocar¨¢n quienes pretendan echarle un galgo al Estatut. Pues bien, si detr¨¢s de la naci¨®n est¨¢ la financiaci¨®n y ¨¦sta es un escollo, cabr¨ªa concluir que Catalu?a tiene identidad de escollo. O sea, una identidad insalvable. Porque no parece que el tripartito y CiU est¨¦n por rebajar un ¨¢pice el modo de financiaci¨®n que desean, ni se ve c¨®mo el Gobierno pueda dar a Catalu?a un sistema como el Concierto. Total que, despu¨¦s de dar muchas vueltas, el Correcaminos volver¨¢ a la casilla de partida, es decir, a un estatus -?o ser¨¢ Estat¨²s?- pr¨¢cticamente como el que tiene. Con el peque?o detalle de que no habr¨¢ manera de pararle. Quien ha elaborado una propuesta de m¨¢ximos y no obtiene ni siquiera un m¨ªnimo satisfactorio tendr¨¢ su programa de m¨¢ximos como una meta melanc¨®lica de la que no le apear¨¢ nada, ni siquiera la obtenci¨®n de la totalidad; al menos, mientras exista entre la pe?a de los dibujos animados quien mantenga latente un proyecto de superm¨¢ximos o independencia. Y ah¨ª est¨¢ la madre del escollo. Quienes hablan de Segunda Transici¨®n, no cejar¨¢n en su empe?o hasta que todo el mundo trague lo que entienden por culminaci¨®n de la misma. ?Ay, la que le espera al pobre Coyote!
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