"La depresi¨®n se trata durante menos tiempo y con dosis inferiores a lo necesario"

La reforma psiqui¨¢trica acometida en las ¨²ltimas d¨¦cadas en los pa¨ªses desarrollados, con el fin de sacar a los enfermos mentales de los psiqui¨¢tricos e integrarlos en la comunidad, ha supuesto un avance en la protecci¨®n de los derechos humanos de estas personas, pero todav¨ªa no ha alcanzado todos sus objetivos, seg¨²n el psiquiatra y neur¨®logo Jos¨¦ Manoel Bertolote, responsable de Trastornos Mentales y Cerebrales de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS), quien recientemente viaj¨® a Madrid invitado por el Museo de la Ciencia de La Caixa. "Espa?a es el pa¨ªs m¨¢s avanzado en materia de protecci¨®n de los derechos del enfermo mental y as¨ª lo destaco en todas las conferencias que doy por el mundo ", dijo.

"Diferentes pa¨ªses han desarrollado normativas espec¨ªficas para proteger los derechos del enfermo mental, pero el valor diferencial de Espa?a reside en que est¨¢n recogidos desde hace d¨¦cadas en los textos legales de mayor rango", explic¨® Bertolote. Destac¨® que estos derechos se recogen impl¨ªcitamente en el art¨ªculo 14 de la Constituci¨®n de 1978 (que han creado jurisprudencia por parte del Tribunal Constitucional), que estuvieron incluidos expl¨ªcitamente durante un tiempo en el C¨®digo Civil y ahora en la Ley de Enjuiciamiento Civil y tambi¨¦n, desde 2002, en el Convenio Europeo de Oviedo sobre derechos humanos y biomedicina.

Reconoci¨®, sin embargo, que "otra cosa es su cumplimiento" en la vida real. El ejercicio de estos derechos exige recursos y en esto cuesta mucho m¨¢s avanzar. Seg¨²n Bertolote, los trastornos psiqui¨¢tricos representan el 13,4% de la carga socioecon¨®mica del conjunto de todas las enfermedades. Sin embargo, un informe del Banco Mundial revela que apenas el 2% de los recursos se destinan a este problema. En los pa¨ªses m¨¢s privilegiados esa cifra se eleva al 7% y s¨®lo en Canad¨¢ y Suecia supera el 10%.

"Esto significa", concret¨® Bertolote, "que hay que invertir m¨¢s en tratamientos, sobre todo en procesos tan frecuentes como la depresi¨®n y en otros, menos frecuentes pero muy graves, como la esquizofrenia. Sabemos que es muy desigual el acceso a los cuidados de salud y a los tratamientos m¨¢s adecuados. Los datos obligan a admitir que, por t¨¦rmino medio, una depresi¨®n ha de ser tratada entre 9 y 12 meses y la realidad demuestra que se controla durante menos tiempo y con dosis inferiores a lo necesario".

Bertolote asegur¨® que en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas se han producido grandes avances en los psicof¨¢rmacos. "Pero las autoridades deben ser justas y muy cautas en su administraci¨®n. Por ejemplo, en la depresi¨®n, que afecta globalmente a entre el 12% y el 15% de las mujeres y entre el 5% y el 7% de los hombres, los ¨²ltimos estudios sugieren que los medicamentos m¨¢s prescritos, como el grupo de los inhibidores selectivos de la recaptaci¨®n de serotonina, son tan eficaces como el de los tric¨ªclicos, que ya nadie prescribe y son mucho m¨¢s baratos. Los primeros son mejor tolerados, pero eso a veces es un arma de doble filo, porque se mantienen los tratamientos sine die".

Otra de las grandes brechas que la OMS observa es la persistencia del estigma y la discriminaci¨®n en la enfermedad mental. "Las leyes fijan un modelo de direcci¨®n", dijo, "y protegen en tanto que ayudan a eliminar la discriminaci¨®n. Cuanto m¨¢s rango tengan, mejor. Pero no borran de inmediato el estigma, que obliga a un cambio de actitudes mantenido en el tiempo". El principal estigma es el ingreso prolongado de los pacientes en centros psiqui¨¢tricos del estilo de los viejos manicomios, "que todav¨ªa existen en muchos pa¨ªses". "Son cien veces peor que una c¨¢rcel. En los pa¨ªses pobres he visto dos o tres enfermos por cama. Los pacientes son capaces de hacer cualquier cosa por conseguir tabaco. S¨¦ del caso de una mujer que jam¨¢s recibi¨® una visita del exterior y qued¨® embarazada varias veces", explic¨®.