"Los subg¨¦neros han dado obras de gran valor literario"
Desde la publicaci¨®n a principios de los noventa de Una casa en el fin del mundo, cr¨®nica sobria y escalofriante de una generaci¨®n cuyas vidas se vieron destrozadas por el azote del sida, Michael Cunningham (Ohio, 1952) ha vivido a la sombra de un ¨¦xito raras veces alcanzado por quien no est¨¢ dispuesto a comprometer la pureza y radicalidad de su compromiso como creador. El cl¨ªmax llegar¨ªa con Las horas (2002), novela protagonizada por Virginia Woolf que, pese a su rigor, complejidad y sutileza, despert¨® el inter¨¦s de Hollywood, que hizo una versi¨®n cinematogr¨¢fica que llev¨® la obra de Cunningham (y por a?adidura el mundo de Woolf y el universo de la literatura) al alcance de millones de personas de todo el mundo. Aparece ahora D¨ªas memorables, una f¨¢bula sobre el presente, el pasado y el futuro de Manhattan (entendida como met¨¢fora de la condici¨®n humana) que constituye la propuesta narrativa m¨¢s audaz de toda la trayectoria del norteamericano que habla de esto desde su casa en Nueva York.
PREGUNTA. Tras Virginia Woolf, Walt Whitman, ?por qu¨¦?
RESPUESTA. Su presencia se impuso por s¨ª sola. La primera parte del libro est¨¢ ambientada en el Nueva York de 1860. Investigu¨¦ a fondo aquella ¨¦poca, y lo que apareci¨® ante m¨ª fue un Manhattan comparable a Calcuta: una metr¨®polis asaeteada por el ruido, atestada de inmundicia, donde la inmensa mayor¨ªa de la poblaci¨®n viv¨ªa inmersa en la pobreza. Y en medio de la desolaci¨®n y el caos, un derviche gir¨®vago llamado Walt Whitman, nuestro gran poeta, proclamando la dignidad y la belleza de los seres m¨¢s insignificantes. Cuando me quise dar cuenta, su presencia se hab¨ªa convertido en el alma de mi libro.
P. D¨ªas memorables consta de tres novelas cortas conectadas entre s¨ª, cada una escrita en una clave correspondiente a un subg¨¦nero literario: la primera, una historia de fantasmas; la segunda, un thriller, y la tercera, un relato de ciencia-ficci¨®n.
R. La radical separaci¨®n entre "alta" y "baja" literatura es problem¨¢tica. En ese sentido, la literatura va muy por detr¨¢s de la m¨²sica o las artes visuales, que hace mucho que han eliminado esa barrera. La mal llamada "baja" literatura cuenta con libros que a veces son m¨¢s profundos, inteligentes y hermosos que los oficialmente consagrados como "alta" literatura. No niego que una enorme proporci¨®n de novelas policiacas o de ciencia-ficci¨®n, pongamos por caso, sea basura. Pero tambi¨¦n es cierto que los llamados subg¨¦neros han dado obras de gran valor literario. Me molesta que los lectores "serios" hablen con reverencia del ¨²ltimo libro de memorias culturales por vacuo e inane que sea y que le nieguen el pan y la sal a autores del m¨¦rito y talento de Stanislav Lem o Ursula K. LeGuin.
P. ?Le cost¨® trabajo volver a escribir despu¨¦s de un ¨¦xito de las proporciones de Las horas?
R. Much¨ªsimo. Es aterrador volver a escribir despu¨¦s de un reconocimiento as¨ª, entre otras cosas porque se tiene la certeza de que tanto cr¨ªticos como lectores esperan de ti exactamente el mismo producto, y si te apartas de la f¨®rmula, van a odiar tu siguiente trabajo, hagas lo que hagas. Pero consegu¨ª perderle el miedo al ¨¦xito. Lo ¨²ltimo que puede hacer un artista es no arriesgarse. El peso de la fama puede ser abrumador, pero no hay que permitir que te cambie. En mi caso he procurado que sea as¨ª. Mis amigos son los de siempre, vivo donde siempre. Me sigo levantando muy temprano para escribir. Cada ma?ana, la p¨¢gina en blanco me mira desafiante, como siempre. Y creo que puedo decir que sigo escribiendo como lo habr¨ªa hecho de no haber tenido ning¨²n ¨¦xito.
P. Sus novelas tienden a fragmentarse en distintos planos temporales, generalmente tres. ?A qu¨¦ se debe?
R. Me resulta imposible escribir novelas que se ci?an a un plano narrativo ¨²nico. No est¨¢ en consonancia con la complejidad del mundo en que vivimos. El escritor no puede limitarse a una sola zona de experiencia y a un peque?o c¨ªrculo de personajes, como hac¨ªan Jane Austen o George Elliot. El plan que conceb¨ª inicialmente para D¨ªas memorables era a¨²n m¨¢s complejo, quer¨ªa experimentar con cinco g¨¦neros distintos. Pens¨¦ en incluir un western y una novela rosa. A la novela rosa renunci¨¦ porque no encontr¨¦ una sola que valiera la pena. El western lo sacrifiqu¨¦ por cuestiones de simetr¨ªa. Por alguna raz¨®n necesitaba una estructura impar.
P. Entre la experimentaci¨®n y el realismo. ?D¨®nde se sit¨²a?
R. Es cuesti¨®n de equilibrio. El realismo de corte tradicional es repetitivo, formul¨ªstico, y tiene muchas limitaciones. Por otra parte, las acrobacias de la metaficci¨®n posmoderna llevaron a desprop¨®sitos del tipo "novela protagonizada por escritor que reflexiona acerca del problema que plantea la escritura de una novela, as¨ª como la estrategia de lectura con que afrontar la trama", y lindezas semejantes. Sin experimentaci¨®n no hay creaci¨®n aut¨¦ntica, pero es cuesti¨®n de grado. Jam¨¢s se puede perder de vista que la literatura tiene que conectar con el lector en el plano emotivo y que la primera obligaci¨®n de toda narrativa es resultar gratificante. A su vez, la cr¨ªtica tiene su parte de culpa porque, al menos en Estados Unidos, tiende a ser conservadora. Los cr¨ªticos prefieren un libro perfectito, sin riesgos, a un libro innovador y audaz, que junto a pasajes extraordinarios tenga partes que no respondan a sus expectativas. Para m¨ª se trata de eso. De asumir riesgos. En mi opini¨®n no hay nada m¨¢s digno que un fracaso honorable.
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