La maldici¨®n del Hombre de Hielo
Cuando en 1991 se descubri¨® el cuerpo de 5.300 a?os de antig¨¹edad de un hombre de la Edad de Piedra sepultado en un glaciar de los Alpes italianos, fue acogido como uno de los hallazgos arqueol¨®gicos m¨¢s importantes de la historia. Entonces comenzaron las muertes.
Fueron muertes extra?as, a menudo accidentales, de gente que hab¨ªa estado en estrecho contacto con el cad¨¢ver congelado, apodado Oetzi. Se habl¨® de una maldici¨®n.
Se revel¨® que Oetzi (hallado en los Alpes Oetzal) se hab¨ªa cobrado su s¨¦ptima v¨ªctima, un cient¨ªfico residente en Australia, Tom Loy, que realiz¨® innovadores an¨¢lisis de ADN al cad¨¢ver. Sus colegas est¨¢n horrorizados, su familia desconsolada. Incluso quienes menosprecian las maldiciones como tonter¨ªas supersticiosas quiz¨¢ est¨¦n experimentando alg¨²n que otro escalofr¨ªo.
Simon, de 67 a?os, conoci¨® un final sorprendentemente similar al del hombre con el que se encontr¨® por casualidad en una helada tumba al norte de Italia
Antes de Loy, la 'v¨ªctima' m¨¢s reciente fue Konrad Spindler, un arque¨®logo austriaco que se mofaba de las insinuaciones de una maldici¨®n
Loy, de 63 a?os, era un bi¨®logo molecular nacido en California que se incorpor¨® a la Universidad de Queensland hace una d¨¦cada, despu¨¦s de obtener un doctorado de la Universidad Nacional Australiana, en Canberra. Dirig¨ªa un equipo que estudi¨® minuciosamente a Oetzi, adem¨¢s de sus herramientas y armas prehist¨®ricas.
Aficionados
Helmut y Erika Simon, una pareja alemana aficionada al mon-ta?ismo, se hab¨ªan topado con el cad¨¢ver, perfectamente conservado y con una capa de hierba tejida, mallas de piel de cabra y un sombrero de piel de oso. Cerca de ¨¦l se encontraban un arco y unas flechas, un cuchillo con punta de piedra, una herramienta de asta para despellejar y un hacha con hoja de cobre. Estaba claro que Oetzi hab¨ªa muerto mientras cazaba. Las primeras teor¨ªas apuntaban a que hab¨ªa perecido solo, despu¨¦s de un accidente.
La investigaci¨®n de Loy pronto ech¨® por tierra esa idea. En la ropa y herramientas de Oetzi, ¨¦l y su equipo identificaron cuatro clases distintas de sangre. Loy conjetur¨® que el Hombre de Hielo estaba con un compa?ero, y que hab¨ªa fallecido tras una batalla territorial contra rivales. Posiblemente hab¨ªa trasladado a un compa?ero herido durante un trecho, antes de depositar sus herramientas y armas y tumbarse para morir.
Loy humaniz¨® a nuestro antiguo ancestro, le dot¨® de personalidad y detall¨® los ¨²ltimos momentos antes de su muerte. El californiano se gan¨® el aplauso internacional por su trabajo, que fue objeto de varios documentales televisivos. Hace tres semanas fue hallado muerto en su casa de Brisbane. La noticia no trascendi¨® hasta el d¨ªa antes de celebrarse el funeral.
Su hermano Gareth, que ha viajado a Australia para asistir a la misa, declar¨® al peri¨®dico The Australian que la autopsia hab¨ªa resultado inconcluyente. El juez de instrucci¨®n descart¨® el crimen y afirm¨® que hab¨ªa muerto por causas naturales, accidente, o ambas cosas.
Sin embargo, Gareth Loy manifest¨® que su hermano no hab¨ªa gozado de buena salud. Hace 12 a?os, justo despu¨¦s de comenzar a trabajar en el proyecto de Oetzi, se le hab¨ªa diagnosticado una afecci¨®n hereditaria que le provocaba co¨¢gulos. Cuando le preguntaron por el asunto de la maldici¨®n, Loy respondi¨® que jam¨¢s hab¨ªa sido un tema de conversaci¨®n entre ellos.
Los acad¨¦micos, como es l¨®gico, desde?an semejantes ideas. Los compa?eros de Tom Loy en el Instituto de Biociencia Molecular rehusaron hablar. Pero una fuente universitaria declaraba que la plantilla est¨¢ profundamente afectada, no s¨®lo por su muerte, sino por todas las especulaciones sobre una maldici¨®n. "Consideran que trivializa su muerte y que no hace justicia a su vida y a su trabajo", afirm¨® la fuente. "Era un acad¨¦mico brillante, y as¨ª es como sus colegas desean recordarlo".
Vinculaci¨®n irresistible
Pero, para otros, la vinculaci¨®n entre la muerte de Loy y la de otros hombres relacionados con Oetzi es irresistible. Simon, de 67 a?os, conoci¨® un final sorprendentemente similar al del hombre con el que se encontr¨® por casualidad en una helada tumba al norte de Italia, cerca de la frontera austriaca. Este conserje jubilado de N¨²remberg se encontraba de excursi¨®n por la nieve con su esposa cuando realizaron el hist¨®rico descubrimiento, en septiembre de 1991. Pero aquel acontecimiento lleg¨® a obsesionar a la pareja, ya que les amargaba el hecho de que el mundo no reconociera el papel que hab¨ªan desempe?ado y les recompensara econ¨®micamente.
En octubre del a?o pasado, Simon paseaba en Austria, apenas a 160 kil¨®metros del lugar donde encontr¨® a Oetzi. No regres¨®, y fue hallado muerto ocho d¨ªas m¨¢s tarde; al parecer hab¨ªa ca¨ªdo desde una altura de 240 metros durante una inesperada tormenta de nieve. Una hora despu¨¦s del funeral de Simon, Dieter Warnecke, director del equipo de rescate de monta?a al que fue encomendada su b¨²squeda, falleci¨® de un infarto. Warnecke ten¨ªa 45 a?os y, seg¨²n su familia, estaba en plena forma.
No obstante, la primera v¨ªctima de la maldici¨®n fue Rainer Henn, de 64 a?os y pat¨®logo forense, que recogi¨® el cuerpo con las manos desnudas y lo guard¨® en la bolsa para cad¨¢veres. Henn muri¨® en una colisi¨®n frontal en 1992, mientras se dirig¨ªa a una conferencia en la que iba a presentar nuevos descubrimientos sobre los restos.
Poco despu¨¦s, Kurz Fritz, un monta?ero que hab¨ªa guiado a Henn hasta el Hombre de Hielo y una de las primeras personas que contempl¨® su rostro, mor¨ªa en una avalancha. Fritz, un experimentado escalador que conoc¨ªa a fondo la regi¨®n, fue el ¨²nico miembro de su grupo al que alcanzaron las rocas que cayeron.
Rainer H?lz, un periodista austriaco de 47 a?os, film¨® en exclusiva la extracci¨®n del cuerpo de su capullo de hielo y rod¨® un documental que se proyect¨® en todo el mundo. Unos meses despu¨¦s fallec¨ªa de un tumor cerebral.
Antes de Loy, la v¨ªctima m¨¢s reciente fue Konrad Spindler, un arque¨®logo austriaco y destacado experto en el Hombre de Hielo. Spindler se mofaba de las insinuaciones de una maldici¨®n y hab¨ªa declarado: "Me parece una chorrada. Es todo un bombo medi¨¢tico. Lo pr¨®ximo que dir¨¢n es que yo ser¨¦ el siguiente". Muri¨® el pasado abril, a los 66 a?os, por complicaciones de una esclerosis m¨²ltiple.
? The Independent.
Un cad¨¢ver muy rentable
EL CAD?VER DE OETZI estuvo rodeado de controversia desde el principio. Despu¨¦s de que Simons lo encontrara en el glaciar en deshielo, las autoridades austriacas lo trasladaron a Innsbruck para realizarle un examen. Las hip¨®tesis iniciales de que se trataba de un cad¨¢ver moderno -el de un excursionista que se hab¨ªa topado con la desgracia, por ejemplo- fueron desechadas en medio de una gran agitaci¨®n.
Sin embargo, Italia estaba decidida a reclamar a Oetzi para s¨ª. Las autoridades italianas estaban convencidas de que la tumba se encontraba dentro de sus fronteras, y, tras la instauraci¨®n de una comisi¨®n fronteriza, fue repatriado con escolta armada a trav¨¦s del paso de Brenner. El Hombre de Hielo reside actualmente en el Museo del Sur de Tirol, en Bolzanc, que gana millones de euros al a?o por el cobro de entradas.
Los Simon lucharon durante a?os por un porcentaje de ese dinero. Finalmente, los tribunales italianos les reconocieron como los descubridores oficiales y se les concedi¨® un pago de 50.300 euros. La viuda de Simon todav¨ªa no ha recibido nada del dinero de la recompensa.
Se ha determinado que Oetzi era un hombre de entre 30 y 45 a?os y unos 1,50 metros de altura. Durante los ¨²ltimos 14 a?os, su cuerpo ha sido estudiado de forma exhaustiva por equipos de cient¨ªficos de todo el mundo. Han analizado el contenido de su intestino para determinar sus ¨²ltimas comidas, que consistieron en ¨ªbex, ciervo rojo, frutos secos y polen. Han inspeccionado su colon y han descubierto que estaba infestado de lombrices, y han creado r¨¦plicas de su calzado, que estaba hecho de piel de animal rellena de hierba seca.
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