Carril-bus y bicicletas
Soy uno de los pocos ciudadanos de Madrid que utilizan habitualmente la bicicleta como medio de transporte. Desde hace m¨¢s de 25 a?os, diariamente acudo encaramado en este raro artilugio, desde mi casa, cerca de la avenida de Am¨¦rica, hasta la Facultad de Matem¨¢ticas. Cuando llego, puedo elegir aparcamiento en alguna de las seis plazas (normalmente vac¨ªas) destinadas a las bicicletas de todo el personal de la facultad, incluidos profesores, alumnos y administrativos.
Ya me conozco bien este camino de ida y vuelta, s¨¦ d¨®nde est¨¢n los puntos peligrosos y qu¨¦ sem¨¢foros conviene saltarse para no ser arrollado por los coches. Hasta ahora, s¨®lo he tenido un par de sustos y una brecha en el labio, relacionados con la apertura intempestiva de puertas, ya que al parecer, la gente en Madrid no est¨¢ acostumbrada a mirar atr¨¢s cuando se baja del coche, sobre todo desde el asiento del acompa?ante.
No obstante, a veces debo aventurarme por otros itinerarios, y he tenido que aprender, a costa de un accidente m¨¢s serio, una nueva regla de este extra?o c¨®digo para conducir bicicletas en Madrid: evita las calles con carril-bus delimitado intermitentemente por separadores.
La raz¨®n es muy sencilla. Los ciclistas urbanos sabemos bien que el lugar m¨¢s seguro para circular por las calles de Madrid es el pasillo pegado a la acera o, en su defecto, a la primera o segunda l¨ªnea de coches aparcados. De esta forma, al menos uno de los flancos queda algo m¨¢s protegido (?cuidado con las puertas!). Sin embargo, en las calles con carril-bus el ciclista se ve obligado a circular pegado al separador, mientras los coches pasan zumbando por el lado izquierdo. En cuanto el separador se acaba, el lado derecho es todav¨ªa m¨¢s peligroso, pues circulan a gran velocidad taxis y autobuses encantados de librarse del atasco general, y ahora tambi¨¦n de la barrera que delimitaba sus movimientos laterales.
El pasado lunes 31 de octubre, a las 15.15, y en un final de separador de la calle del Pr¨ªncipe de Vergara, a la altura del n¨²mero 40, recib¨ª un fuerte impacto en la cabeza con la parte trasera de un autob¨²s de la EMT, gracias al cual mis alumnos podr¨¢n descansar de m¨ª una temporada. El autob¨²s pas¨® como una exhalaci¨®n y, por supuesto, el conductor no se enter¨® de nada. Nunca hasta ahora hab¨ªa echado de menos los carriles-bici. Pero por las razones que he expuesto, yo pedir¨ªa que se permita circular bicicletas por los carriles-bus protegidos, a costa de ensancharlos un poco m¨¢s para facilitar el adelantamiento. Esto es as¨ª en muchas ciudades europeas. El Ayuntamiento de Madrid deber¨ªa implicarse m¨¢s seriamente en fomentar el uso urbano de este veh¨ªculo, y no precisamente organizando el absurdo D¨ªa de la Fiesta de la Bicicleta, d¨ªa que yo aprovecho para dejarla en casa bien guardada.
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