"El urbanismo vertical favorece la integraci¨®n"
Madrid es una ciudad mestiza, donde, por ejemplo, nacen m¨¢s ni?os de padres inmigrantes que naturales de la capital. Hay barrios en los que la cultura es multirracial, desde la comida, el idioma hasta el comercio.
La ola de violencia que recorre Francia desde el pasado 27 de octubre ha disparado las alarmas y desde muchos sectores de la sociedad se debate sobre si una situaci¨®n como ¨¦sta se puede reproducir precisamente en Madrid por su perfil mestizo. Juan D¨ªez Nicol¨¢s, soci¨®logo y experto en inmigraci¨®n, es una voz autorizada para el an¨¢lisis. "Madrid no es una ciudad xen¨®foba. Lo que est¨¢ sucediendo en Francia es muy dif¨ªcil que pase aqu¨ª o en otras ciudades de Espa?a. Los madrile?os no son racistas. Madrid es una ciudad de mestizaje, una ciudad abierta como pocas. Aqu¨ª se cuentan de manera aislada algunos casos de racismo"
"Lo que est¨¢ sucediendo en Francia es muy dif¨ªcil que pase aqu¨ª , en Madrid"
"Hubo un pico de racismo tras el 11-S, pero no sucedi¨® lo mismo con el 11-M"
"Que la integraci¨®n de los inmigrantes sea f¨¢cil o no tiene que ver con su clase social"
D¨ªez Nicol¨¢s pone como ejemplo de madurez de esta ciudad, la situaci¨®n que se vivi¨® tras los atentados del 11 de marzo. "En un estudio realizado por mi equipo, s¨®lo dos meses despu¨¦s de estos hechos, no se detect¨® ninguna se?al de preocupaci¨®n. S¨®lo hubo un pico de racismo despu¨¦s de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, cuando sobre todo los magreb¨ªes aseguraban sentirse observados de manera diferente. Pero no sucedi¨® lo mismo con el 11-M".
Esta situaci¨®n nada tiene que ver con lo que pasa en otros pa¨ªses como Alemania y ahora en Francia, seg¨²n el soci¨®logo. "Eso es probablemente porque los madrile?os son generosos en el proceso de acogida. Cuando aqu¨ª sale una voz discordante, no tiene eco. En Francia, en cambio, el partido de Le Pen se ha convertido hace a?os en aglutinador de ideas racistas".
Juan D¨ªez Nicol¨¢s adem¨¢s a?ade un dato m¨¢s que, en su opini¨®n, es clave para que Madrid no viva situaciones similares a las que se est¨¢n dando en algunas ciudades francesas. "El dise?o del urbanismo en la capital tambi¨¦n ha sido un factor determinante en la integraci¨®n de los extranjeros que han llegado. Ellos se han convertido en los inquilinos de nuestras casas, de nuestros barrios de manera natural. No se han refugiado en barrios aislados, como ha sucedido en otras grandes ciudades, que al final se convierten en grandes guetos. El hecho de que en Madrid exista el urbanismo vertical ha favorecido esta integraci¨®n. En otras ciudades, sin embargo, se crece excesivamente a lo ancho y los que llegan de fuera se instalan en estas zonas alejadas del centro de la ciudad y se acent¨²a m¨¢s la marginaci¨®n", a?ade el soci¨®logo.
-Pero en Villaverde hubo a mediados de la pasada primavera momentos de preocupaci¨®n por lo que pas¨® all¨ª tras la muerte de un joven del barrio en una reyerta con un dominicano.
-Creo que se trat¨® de un fen¨®meno aislado, no de un brote de racismo y como tal se trat¨®. No creo que sea significativo.
En Madrid hay barrios que est¨¢n viviendo de manera especial la integraci¨®n de los extranjeros: Lavapi¨¦s y Tetu¨¢n. "Son dos buenos ejemplos. All¨ª se han instalado muchos inmigrantes, pero la diferencia en Tetu¨¢n, por ejemplo, es que a pocos metros andando est¨¢ el paseo de la Castellana, una de las zonas m¨¢s vivas de la ciudad. Es de lo que hablaba antes al referirme al urbanismo vertical".
"Que la integraci¨®n de los inmigrantes sea f¨¢cil o no tiene mucho que ver con la clase social a la que pertenecen", explica el soci¨®logo. "No se llamar¨ªa nunca inmigrante a un jeque ¨¢rabe, como tampoco a alguien que llegue de Francia, Alemania o Suecia porque son pa¨ªses con un elevado nivel econ¨®mico. Tampoco se llama inmigrantes a los que llegan de Argentina pero s¨ª a colombianos y ecuatorianos. Algo parecido pasa con los magreb¨ªes en comparaci¨®n de quienes proceden de los Emiratos ?rabes".
D¨ªez Nicol¨¢s pone un ejemplo muy gr¨¢fico. "Hay una frase que define muy bien esta relaci¨®n entre el nivel social y la inmigraci¨®n. Cuenta el diplom¨¢tico Inocencio Arias en un libro que a un jugador de baloncesto de la NBA se le pregunt¨® si le preocupaban los problemas sociales y ¨¦ste respondi¨®: 'C¨®mo no, si yo antes de ser rico tambi¨¦n era negro'. La inmigraci¨®n se relaciona con las personas que desarrollan trabajos de perfil bajo, esos que no quiere nadie, casi todos relacionados con los servicios. La condici¨®n social es fundamental. Un jeque ¨¢rabe que llega cargado de d¨®lares nunca va a ser objeto de discriminaci¨®n, esta posible situaci¨®n se anula a base de dinero".
-Hablando de deporte. En algunos campos de f¨²tbol se oyen gritos racistas y algunos entrenadores hacen referencia todav¨ªa al color de piel de algunos jugadores.
-Creo que son casos aislados, r¨¢pidamente acallados por el resto de la afici¨®n.
En cambio, en la sociedad madrile?a y en la espa?ola en general, D¨ªez Nicol¨¢s cree que hay que hacer una excepci¨®n. "Los madrile?os s¨ª son racistas con los gitanos. Es un fen¨®meno que seg¨²n los estudios realizados va decreciendo pero todav¨ªa es constatable. Aqu¨ª tambi¨¦n hay que tener en cuenta que no es lo mismo un gitano pobre que uno famoso. A Lola Flores, por ejemplo, nunca se le habr¨ªa marginado".
La llegada de inmigrantes a Madrid es un proceso relativamente reciente a diferencia de otros pa¨ªses como Francia. "Aqu¨ª no se puede dar a corto plazo lo que est¨¢ pasando all¨ª porque el fen¨®meno de la integraci¨®n es todav¨ªa algo reciente en la Comunidad de Madrid. En Francia quienes est¨¢n siendo protagonistas de estos incidentes son los hijos de inmigrantes a los que se les prometi¨® una vida mejor y llegados al final de su formaci¨®n se dan cuenta de que sus expectativas no se llegan a cumplir".
D¨ªez Nicol¨¢s, autor de un reciente libro Las dos caras de la inmigraci¨®n, se?ala que la integraci¨®n no se logra s¨®lo con una formaci¨®n escolar igualitaria o con una sanidad para todos. "Eso ya existe en Francia y el problema ha estallado. Creo que la soluci¨®n est¨¢ en la segunda fase de la formaci¨®n, cuando los j¨®venes llegan al momento de buscar un trabajo. Son los empresarios los que pueden jugar un papel fundamental poniendo en marcha programas espec¨ªficos para lograr su integraci¨®n en la vida laboral. Eso es lo que est¨¢ pasando en Francia: los j¨®venes despu¨¦s de terminar sus estudios se encuentran sin el futuro que se les hab¨ªa prometido".
La aparici¨®n de bandas juveniles tambi¨¦n se observa con preocupaci¨®n en Madrid. Los ?etas y los Latin King son un ejemplo de la violencia que se puede dar en las calles.
"Los Latin King no tienen nada que ver con el racismo. Son bandas integradas por j¨®venes que se atacan entre s¨ª. No son v¨ªctimas de procesos de inmigraci¨®n fallidos, son procesos importados de otros pa¨ªses. Estas bandas de latinoamericanos son similares a las que act¨²an en las afueras de Nueva York o ciudades californianas. Nosotros somos v¨ªctimas de ellos, como lo podemos ser de las bandas integradas por personas de pa¨ªses del este de Europa que act¨²an en el crimen organizado".
D¨ªez Nicol¨¢s hubiera sido partidario de que el Gobierno hubiera diferenciado el permiso de residencia del permiso de trabajo antes del ¨²ltimo proceso de regularizaci¨®n. "Yo hubiera dado el permiso de trabajo a todo aquel que hubiera encontrado un empleo, aunque luego hubiera que expulsarle por su situaci¨®n irregular. Lo que no se puede tener es a personas sin trabajar, eso s¨ª que genera exclusi¨®n, marginalidad. Esta situaci¨®n ha favorecido la explotaci¨®n de trabajadores por parte de las mafias. As¨ª, lo que se ha conseguido ha sido mano de obra barata para la construcci¨®n y la agricultura, y favorecido el negocio de las mafias".
M¨¢s informaci¨®n en Domingo
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.