Desesperaci¨®n y violencia
Me preocupa escuchar, de boca de personas que siempre han sido solidarias con la inmigraci¨®n y con los desfavorecidos de este planeta, los comentarios que ¨²ltimamente estoy escuchando, que creo empiezan a rozar la intolerancia y la xenofobia.
Me preocupa escuchar en las salas de urgencias de cualquier hospital las reclamaciones xen¨®fobas de la gente que espera calculando cu¨¢nto tiempo hubieran ahorrado de no encontrarse las salas llenas de extranjeros.
Me preocupa saber que parte del mismo personal sanitario atribuye su problema de sobrecargo de trabajo a la cantidad de extranjeros que atienden.
Yo no s¨¦ cu¨¢l es la f¨®rmula para que esto no ocurra, pero desde luego no creo que la culpa la tengan los extranjeros que huyen del hambre, la desesperaci¨®n y, lo que es a¨²n peor, la ausencia de futuro en sus pa¨ªses. Tampoco creo que la soluci¨®n sea no darles cobertura m¨¦dica o que, como he escuchado en ocasiones, "pasen los ¨²ltimos".
Me duele pensar que nuestra sociedad se vuelve insolidaria y que no le preocupan los problemas de los dem¨¢s, indiferentemente de su raza, color, religi¨®n o pa¨ªs de procedencia. Creo que estamos construyendo un mundo en el que cada vez se valora m¨¢s la raza, el color y la riqueza, en lugar de las personas y sus necesidades. Es aterrador ver las im¨¢genes de los conflictos que se est¨¢n produciendo en Francia cada noche, por parte de inmigrantes de segunda y tercera generaciones, inmigrantes -personas que por alguna raz¨®n no han podido integrarse en la sociedad francesa- que ahora, lejos de su pa¨ªs, tampoco encuentran un futuro.
No permitamos que nos pase a nosotros: cuidan de nuestros ancianos, limpian nuestras casas, cultivan nuestro campos, barren nuestras calles, construyen nuestras casas, cuidan de nuestros hijos, etc¨¦tera. ?Por qu¨¦ los discriminamos cuando se ponen enfermos? ?Por qu¨¦ los miramos con recelo cuando alquilan un piso en el inmueble en que vivimos? ?Acaso no los necesitamos tanto como ellos a nosotros?
Yo s¨®lo espero que esos inmigrantes, de primera generaci¨®n hoy en Espa?a, pasados unos a?os, no se constituyan en guetos, no est¨¦n desarraigados, y sus oportunidades sean las mismas que las del resto de los espa?oles. ?No ser¨ªa ¨¦sta una buena f¨®rmula para evitar conflictos raciales.
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