'Gangsta rap', en franc¨¦s
El autor sostiene que el aspecto m¨¢s sorprendente de las escenas de Francia es la forma en que los alborotadores han asimilado el 'hip hop' y el 'rap' estadounidenses.
Despu¨¦s del 11-S, todo el mundo sab¨ªa que se iba a producir un debate sobre el futuro del islam. Lo que ignor¨¢bamos es que el debate ser¨ªa entre Osama Bin Laden y Tupac Shakur. Sin embargo, esos parecen ser los estilos de vida alternativos que realmente se ofrecen a los j¨®venes musulmanes pobres en lugares como Francia, Reino Unido y quiz¨¢ incluso en el resto del mundo. Unos pocos j¨®venes muy marginados y fan¨¢ticos se comprometen con el islam radical de Bin Laden. Pero la mayor¨ªa encuentra su dignidad adoptando las poses y visiones del mundo del hip-hop y el gangsta rap estadounidenses. Uno de los aspectos sorprendentes de las escenas de Francia es la forma exhaustiva en la que los alborotadores han asimilado la cultura del hip-hop y el rap. No s¨®lo utilizan los mismos gestos de manos que los raperos estadounidenses, llevan la misma ropa y collares, juegan a los mismos videojuegos y se sientan en el coche con los mismos equipos a todo volumen, sino que parecen haber adoptado las mismas poses de hombr¨ªa exagerada, id¨¦nticas actitudes hacia las mujeres, el dinero y la polic¨ªa. Parecen haber reproducido la misma clase de cultura de bandas, las mismas visiones rom¨¢nticas de traficantes de drogas que llevan pistola.
En Francia las barreras que hay que ascender son m¨¢s altas. Realmente no hay escapatoria
En una era globalizada, quiz¨¢ sea inevitable que la cultura de la resistencia tambi¨¦n se globalice. Lo que estamos viendo es lo que Mark Lilla, de la Universidad de Chicago, denomina una cultura universal de los desdichados de la Tierra. Las im¨¢genes, modas y actitudes del hip-hop y el gangsta rap son tan poderosas que est¨¢n teniendo un efecto hegem¨®nico en todo el globo. La vida en el gueto estadounidense, al menos tal y como se retrata en los v¨ªdeos de rap, ahora define para los j¨®venes, los pobres y los desafectos lo que significa estar oprimido. La resistencia gangsta es el modelo m¨¢s convincente de c¨®mo rebelarse contra esa opresi¨®n. Si quieren alzarse y luchar contra El Hombre, Notorious BIG les mostrar¨¢ el camino. Esto es un recordatorio de que, a pesar de todo el debate sobre la hegemon¨ªa cultural estadounidense, la supremac¨ªa contracultural de EE UU siempre ha sido m¨¢s poderosa. Los rebeldes h¨¦roes contraculturales de Estados Unidos ejercen m¨¢s influencia en todo el mundo que las limpias im¨¢genes consagradas de Disney y McDonald's. ?ste es nuestro insulto final a los antiestadounidenses; nosotros definimos c¨®mo ser antiestadounidenses, y los extranjeros que nos atacan se limitan a tomar prestados nuestros propios clich¨¦s.
Cuando el rap lleg¨® por primera vez a Francia, los raperos estadounidenses dominaban la escena, pero ahora los barrios de inmigrantes de la periferia han creado sus propias estrellas en su propio idioma. Las letras del rap franc¨¦s actual son como las del gangsta estadounidense de hace unos cinco o diez a?os, cuando era m¨¢s habitual fantasear sobre asesinatos de polic¨ªas y violaciones cometidas por bandas. La mayor¨ªa de las letras no pueden reproducirse en este peri¨®dico, pero pueden hacerse una idea de ellas, por ejemplo, a partir de un fragmento de una canci¨®n de Bitter Ministry: "Otra mujer se lleva una paliza. / Esta vez se llama Brigitte. / Es la mujer de un polic¨ªa". O ¨¦ste, del celebrado disco de Mr. R PolitiKment IncorreKt: "Francia es una guarra. No olvides (suprimido) hasta el agotamiento. ?Debes tratarla como a una zorra, t¨ªo! ?Mis negrazos y mis ¨¢rabes, nuestro terreno es la calle con m¨¢s pistolas!".
La pose del gangsta franc¨¦s resulta familiar. Se ha creado en torno a la imagen del var¨®n fuerte, violento e hipermacho, que reivindica en voz alta su dominaci¨®n y exige respeto. El gangsta es un delincuente valiente y contracultural. No siente nada excepto rabia hacia las instituciones de la sociedad: el Estado y las escuelas. Demuestra su cruel fortaleza dominando a las mujeres. Quiz¨¢ no sea casualidad que hasta los disturbios, la noticia m¨¢s importante surgida de estos barrios fuera el auge de pasmosas y horrendas violaciones perpetradas por bandas.
En otras palabras, lo que estamos viendo en Francia le resultar¨¢ familiar a cualquiera que haya presenciado el auge de la cultura gangsta en Estados Unidos. Cojan a una poblaci¨®n de j¨®venes oprimidos por el racismo y que se enfrentan a oportunidades limitadas, ofr¨¦zcanles una cultura que les alienta a convertirse exactamente en la clase de personas que los intolerantes creen que son, y ll¨¢menlo reafirmaci¨®n con orgullo y envalentonamiento. Cojan a unos hombres que ya son sospechosos ante la polic¨ªa por su color, e idealicen y fomenten la delincuencia para que realmente sean despreciados y maltratados. D¨ªganles que desaf¨ªen la opresi¨®n adoptando la autodestrucci¨®n. Al menos en Estados Unidos, el gangsta rap es una especie de juego. El aficionado al gangsta acaba en la universidad o en la facultad de Derecho. Pero en Francia, las barreras que hay que ascender son m¨¢s altas. Los prejuicios son m¨¢s impermeables, y los mercados laborales m¨¢s r¨ªgidos. Realmente no hay escapatoria.
David Brooks es columnista de The New York Times. Traducci¨®n de News Clips. ? 2005, New York Times Service.
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