Manifestaci¨®n en contra
Soy despistado, algo miope y la edad reduce mi facultad auditiva; as¨ª mi error sobre la manifestaci¨®n acerca del proyecto de Ley Org¨¢nica de Educaci¨®n. Me inform¨¦ sobre el proyecto, me enter¨¦ de la convocatoria para aqu¨¦lla y me dije: "Est¨¢ bien, era hora de que los potencialmente beneficiados por una futura ley apoyaran la iniciativa gubernamental. Ser¨¢ una manifestaci¨®n a favor".
En efecto, si entre los convocantes est¨¢ la Confederaci¨®n Cat¨®lica de Padres -y se mantiene la obligatoriedad de dar ense?anza religiosa cat¨®lica en todos los centros, salvo que dichos padres reh¨²sen tal para sus hijos, contratados los profesores por la Iglesia y pagados por el Estado, cosa in¨¦dita en Europa-; si tambi¨¦n convocan padres de alumnos en general -y en consonancia con sus leg¨ªtimas pretensiones se les mantiene la libertad de elegir, y se consolida y aumenta para los que optan por la concertada la dotaci¨®n a ¨¦sta (cerca de 4.000 millones de euros); y, eso s¨ª, para que no haya maliciosas acusaciones de elitismo o discriminaci¨®n, las Administraciones p¨²blicas les dar¨¢n baremos objetivos de aceptaci¨®n de alumnos atendiendo a equivalencia con la p¨²blica en cuanto a los de origen extranjero-; si, adem¨¢s de aquellas organizaciones, convoca una confederaci¨®n de estudiantes, y es de pensar que a todos les interese la mejora en la ense?anza, y encuentran una ley que insiste en el esfuerzo com¨²n de profesores y alumnos, y para hacerlo realidad, desde primaria se estatuyen instrumentos personalizados para ayudar a los que tienen dificultades, y para el caso de que en secundaria haya tres suspensos, se encomienda al propio centro, el m¨¢s enterado, para resolver tambi¨¦n personalizadamente el paso o no a otro curso; si se conecta mucho mejor con bachillerato y formaci¨®n profesional; si al proyecto, remediando el por supuesto mero olvido del anterior Gobierno, se acompa?a una memoria econ¨®mica que compromete el gasto al efecto, y demostrativa de un fuerte incremento dotacional, etc¨¦tera, claro parec¨ªa el sentido del evento callejero, a mayor disgusto de fuertes corrientes en Espa?a p¨²blico-unitaristas y laicistas en materia de escuela, cosa, por cierto, imperante en muchas democracias occidentales.
Puse el televisor y me congratul¨¦ por la gran afluencia, pero me choc¨® ver a los se?ores Acebes, Zaplana y otros dirigentes del PP; no es frecuente en democracia oposici¨®n jaleando al Gobierno. P¨²seme gafas, sub¨ª el volumen y, con las pancartas, voces y manifiesto, ca¨ª del burro: ?ah¨ª va, si es en contra!
Ma?ana voy a oftalmo-otorrinolaring¨®logos y a un cursillo de psicosociolog¨ªa sobre Espa?a; se ve que no estoy ducho.
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