El arte del ensayo cient¨ªfico
El ensayo es un dif¨ªcil arte. Para ejercerlo es preciso poseer habilidad narrativa y tener algo que decir, pero algo de lo que el lector pueda extraer un beneficio, por peque?o que sea, para que le ayude en la compleja tarea que es vivir. Ahora bien, para ser un ensayista distinguido no basta con estas dos caracter¨ªsticas, es preciso otra m¨¢s: tener una amplia cultura, que permita a quien aspire a practicar este noble y complejo estilo literario insertar lo particular en lo general, as¨ª como establecer cuantas m¨¢s y m¨¢s ricas conexiones entre diferentes dominios, mejor.
Si para cualquiera resulta di
EL FILANTR?PICO DOCTOR GUILLOTIN Y OTROS ENSAYOS SOBRE LA CIENCIA Y LA VIDA
Harold J. Morowitz
Traducci¨®n de Ambrosio
Garc¨ªa Leal
Tusquets. Barcelona, 2005
191 p¨¢ginas. 16 euros
f¨ªcil conseguir tales habilidades, m¨¢s lo es, en principio, para el cient¨ªfico, el especialista por definici¨®n, aquel que, seg¨²n una tan graciosa como malintencionada caracterizaci¨®n, "sabe todo de nada" (frente al fil¨®sofo, que sabr¨ªa "nada de todo"). La investigaci¨®n cient¨ªfica es, en efecto, tan exigente que requiere del cient¨ªfico una atenci¨®n que le deja menos tiempo que a otros profesionales para ampliar esa cultura, general pero no vulgar, a la que antes me refer¨ªa. El paleont¨®logo y bi¨®logo evolutivo Stephen Jay Gould fue un maestro en este g¨¦nero. Recuerdo con a?oranza sus relatos sobre temas aparentemente, s¨®lo aparentemente, menores, como, por ejemplo, el pulgar del panda, la relaci¨®n entre la nalga izquierda de George Canning, secretario de Exteriores del Gobierno brit¨¢nico, y el origen de las especies, o la historia del arzobispo ingl¨¦s James Ussher, que en el siglo XVII dio no s¨®lo el a?o de la creaci¨®n, el 4004 antes de Cristo, sino tambi¨¦n la fecha exacta, el 23 de octubre, ensayos en los que ciencia y cultura se mezclaban en una maravillosa combinaci¨®n.
El bioqu¨ªmico y biof¨ªsico mo
lecular estadounidense Harold Morowitz no es, desde luego, Jay Gould, pero s¨ª un asiduo y digno practicante del arte del ensayo cient¨ªfico. El filantr¨®pico doctor Guillotin y otros ensayos sobre la ciencia y la vida constituye un buen ejemplo de ello. Incluye 40 breves art¨ªculos que recorren un amplio espectro de temas, comenzando por el que da t¨ªtulo al libro, en el que se recuerda al m¨¦dico y pol¨ªtico franc¨¦s Joseph Ignace Guillotin (1738-1814), en cuyo "honor" (dudoso y en su caso inmerecido honor, puesto que no fue quien la invent¨®), se bautiz¨® la guillotina. Para que los lectores se formen una idea de la variedad de cuestiones que se tratan mencionar¨¦ algunas: el valor cient¨ªfico de las ideas del sacerdote jesuita y paleont¨®logo franc¨¦s Teilhard de Chardin, a prop¨®sito del descubrimiento, en 1912, del denominado "hombre de Piltdown"; la relaci¨®n entre lenguaje y ciencia, que el autor ilustra con diversos ejemplos, entre ellos, c¨®mo el rat¨®n (de un ordenador, claro) se convirti¨® en verbo; la ciencia que hay detr¨¢s de una colada, incluyendo no s¨®lo el lavado y aclarado sino tambi¨¦n el secado; cu¨¢les fueron los primeros organismos en los que surgi¨® la vida, ?en aquellos que extraen la energ¨ªa de la luz que nos llega desde el Sol, o en los que utilizan gases muy calientes que contienen azufre y que surgen de las profundidades submarinas?; la conservaci¨®n de la vida, en estado latente, a muy bajas temperaturas; o el uso de animales mam¨ªferos en investigaciones de laboratorio. No faltan algunas cuestiones en principio extravagantes (la gracia es que Morowitz se las arregla para convertirlas en interesantes), del tipo de recordar a un, no injustamente olvidado, f¨ªsico, Iv¨¢n Puluj, o preguntarse qui¨¦n fue realmente san Nicol¨¢s, m¨¢s conocido como Santa Claus. No dejen de seguir, por cierto, las (buenas) recomendaciones que en uno de los ensayos Morowitz hace de obras de literatura o de divulgaci¨®n en las que se tratan temas biol¨®gicos.
Y dicho todo esto, la pregunta crucial: ?merece la pena comprar y leer este libro? S¨ª, si no buscan maravillas, si se contentan con pasar un rato agradable -lo que no es poco- leyendo las reflexiones (entre las que se encuentran algunas divagaciones de las que muy bien podr¨ªa haber prescindido) de un magn¨ªfico cient¨ªfico que se esfuerza por introducir la ciencia en la sociedad, bien es cierto que no siempre mediante ensayos en los que la ciencia es el protagonista principal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.