Suspenso y aviso

Siguiendo las tendencias apuntadas en otras encuestas, el CIS confirma el deterioro de la imagen de Rodr¨ªguez Zapatero -por primera vez en zona de suspenso- y la reducci¨®n de las expectativas socialistas. Pero sobre todo confirma el escepticismo de una ciudadan¨ªa descontenta con el modo en que se desarrolla la pol¨ªtica, puesto que el castigo al Gobierno no revierte en beneficio del Partido Popular. Y Mariano Rajoy, adem¨¢s, sigue lejos del aprobado. El ¨²nico que crece es el voto en blanco. Con lo cual, el principal mensaje de la encuesta es que el grupo de votantes que le dio la victoria en el ¨²ltimo minuto vuelve a estar desmovilizado.

Sostienen algunos especialistas que los sondeos que se hacen fuera de tiempo electoral expresan m¨¢s el estado de esp¨ªritu de las ¨¦lites que la opini¨®n popular. Puede ser el caso de esta encuesta, que se inscribe plenamente en el contexto de tensi¨®n generado por el debate en torno al Estatuto catal¨¢n, aunque atribuir el aviso exclusivamente a la crispaci¨®n suscitada por la reacci¨®n del PP ser¨ªa puro escapismo. Es cierto, en cambio, que el miedo a un PP desbocado puede acabar siendo un factor de movilizaci¨®n del electorado socialista.

En todo caso, se equivocar¨ªa Zapatero si no escuchara el mensaje. Y si pensara que, superado el tr¨¢mite del Estatuto, todo volver¨¢ a ser como antes. Ese asunto ha actuado como catalizador, pero hay otros frentes abiertos: en educaci¨®n, en la miner¨ªa, en el transporte, en la agricultura. Todo suma para el desgaste cuando se alcanza el punto ¨¢lgido de la legislatura, focalizado en la Ley de Educaci¨®n y el Estatuto catal¨¢n. La hora de la verdad llegar¨¢ cuando estas reformas hayan cumplido su tr¨¢mite y entren en vigor. Entonces se ver¨¢ la real capacidad federadora del presidente, que es la imagen sobre la que ha construido su estilo de ejercicio del poder.

Zapatero ha emprendido una campa?a de reformas sin precedentes desde el inicio de la transici¨®n. Todo cambio de envergadura provoca sobresaltos e inquietudes y toca intereses y privilegios. De momento, el precio es su desgaste y un desconcierto general que se manifiesta con una espectacular ca¨ªda del porcentaje de los que califican la situaci¨®n pol¨ªtica como buena. Pero no se aprecian todav¨ªa s¨ªntomas de un cambio profundo que pueda hacer pensar realmente que el PP tenga el poder a su alcance. Y menos si tenemos en cuenta que, aislado de todos los dem¨¢s grupos pol¨ªticos, el PP necesita la mayor¨ªa absoluta para gobernar.

Zapatero no ha logrado ampliar la base de apoyo a sus reformas, ni parece haber fidelizado a aquellos electores que le ped¨ªan que no les fallara, pero el PP tampoco capitaliza el enorme ruido que ha generado. Eso s¨ª, se hace fuerte entre los suyos, que siempre es la primera condici¨®n para dar un paso adelante. Para ver tendencias definitivas, habr¨¢ que aguardar hasta que acaben los procesos m¨¢s conflictivos que ahora est¨¢n en marcha.