Min¨²scula pantalla
Cincuenta a?os despu¨¦s de la pionera 'I love Lucy', las teleseries ampl¨ªan territorio. 'Los supervillanos' es la primera serie espa?ola creada para verse en el tel¨¦fono m¨®vil. La captaci¨®n del p¨²blico joven, en deserci¨®n masiva de la televisi¨®n, impulsa el salto.
Lo de Amena y Globomedia fue un flechazo. En enero, la productora de Emilio Arag¨®n, firmante de algunas de las teleseries m¨¢s populares de Espa?a (M¨¦dico de familia, Siete vidas, Los Serrano), recibi¨® una extra?a propuesta. Amena, el operador de los anuncios verde rabioso, quer¨ªa encargarles una teleserie. Pero no para ninguna tele, sino para sus tel¨¦fonos m¨®viles. Los encorbatados ejecutivos de telefon¨ªa y los astrosos productores de televisi¨®n se sentaron a la mesa. Fue un encuentro entre dos mundos. Pero hubo chispa. El encargo acab¨® en coproducci¨®n.
"Fue amor a primera vista", rememoran Alberto Calero, director de nuevos servicios m¨®viles de Amena, y Manuel Valdivia, productor ejecutivo de Globomedia. El fruto de aquellos tanteos se puede ver hoy en la pantalla de cualquier tel¨¦fono m¨®vil de tercera generaci¨®n -3G UMTS- gestionado por Amena. Como este Samsung Z-300 que Rebeca pidi¨® -y obtuvo- en octubre como anticipo de su carta a los Reyes Magos. "Vi en Internet que costaba 59 euros si te ibas a Amena. Tiene MP3, c¨¢mara de fotos y v¨ªdeo, Messenger, videollamada y adem¨¢s se puede ver la tele", se justifica la orgullosa propietaria: "No pod¨ªa esperar a Navidad".
Los adolescentes ven 144 minutos de televisi¨®n al d¨ªa, frente a los 218 de la media general: est¨¢n frente a otras pantallas
"La audiencia se hiperfragmenta y se hace interactiva. Quiere, y puede, ver lo que le apetece, donde y como quiera"
Rebeca tiene 14 a?os y, por supuesto, ya no cree en los Reyes, como ninguna de las amigas que ha reunido en casa para bajarse juntas al m¨®vil cap¨ªtulos de Los supervillanos. "La mejor es Kira: no se corta con los t¨ªos y va a lo que va. Tiene mucho morro", jalea el auditorio.
Cuatro adolescentes de barrio residencial absortas en sus m¨®viles siguiendo las peripecias de la despendolada hija mayor de Los supervillanos. Exactamente el sue?o que acariciaban Amena y Globomedia cuando abordaron esta serie concebida y realizada para ser vista en la min¨²scula pantalla de un tel¨¦fono celular. La primera movilserie espa?ola.
Calero y su equipo llevaban meses d¨¢ndole vueltas al asunto. "El m¨®vil es el ¨²nico medio de comunicaci¨®n personal que lleva encima casi el 100% de la gente y cuya audiencia se puede medir al mil¨ªmetro. Con la tecnolog¨ªa 3G es mucho m¨¢s que un tel¨¦fono: es un reproductor sonoro, una c¨¢mara, un e-mail y una tele en miniatura. En un mercado saturado, donde los operadores de telefon¨ªa, las productoras de televisi¨®n, los anunciantes y las agencias tienen cada vez m¨¢s dif¨ªcil diferenciarse, ganar cuota y hacer llegar su mensaje, esta nueva forma de consumo personal, port¨¢til y a la carta abre un mundo de posibilidades. Pero hay que darle contenido. Nos planteamos abrir el fuego y hacerlo por la puerta grande".
Fue entonces cuando el hombrecillo blanco de Amena llam¨® a la puerta de Globomedia. "Pod¨ªamos ir a lo f¨¢cil y copiar otras experiencias que ya funcionan en telefon¨ªa, como la oferta de res¨²menes o adaptaciones de programas televisivos ya existentes o la emisi¨®n de im¨¢genes seleccionadas en directo, pero quer¨ªamos algo nuevo, propio, y fuimos a quien m¨¢s sabe de ficci¨®n televisiva en Espa?a", dice Calero. "Nosotros tenemos la tecnolog¨ªa y la cobertura; ellos, la experiencia y la creatividad". Estaban condenados a entenderse.
La productora tir¨® de oficio. Manuel Valdivia y Mikel Lejarza en la producci¨®n y Guillermo Groizard en la direcci¨®n fueron los encargados de materializar la proposici¨®n de Amena. Tres profesionales curtidos en las teleseries m¨¢s reputadas de la factor¨ªa Globomedia. El resultado de muchas tormentas de ideas en primavera, un casting entre int¨¦rpretes habituales de la casa, un rodaje de cuatro semanas en verano y mes y medio de posproducci¨®n digital en oto?o se llama Los supervillanos.
Cuarenta episodios de tres minutos cada uno en los que se narran a ritmo trepidante las aventuras de una familia extraterrestre que se pierde en el espacio, cae en un rinc¨®n perdido de la Tierra -barrio de Usera (Madrid), ahora mismo- y tiene que arreglar su nave contrarreloj para escapar de un mundo que le es ajeno y hostil. Mientras tanto, padre, madre, hijos y abuela tratan de mimetizarse con el entorno sin dejar por ello de hacer uso indiscriminado -son supervillanos- de sus superpoderes para re¨ªrse de unos seres humanos que les irritan con su desquiciante estilo de vida y sus est¨²pidas convenciones sociales.
"Los tintes futuristas son un recurso para re¨ªrnos de nosotros mismos y hacer comedia de costumbres sobre los t¨®picos de nuestra sociedad: las relaciones personales, la pol¨ªtica o el sexo", explica el productor ejecutivo. S¨ª, el sexo. Los guionistas de Los supervillanos, capitaneados por el propio Valdivia, se han desmelenado. "Es un producto nuevo para un soporte mayoritariamente usado por gente joven y urbana. Ten¨ªamos que hacer algo m¨¢s arriesgado que las series generalistas y familiares del prime-time, y apostamos por un estilo gamberro y trasgresor. Hay tacos, abuelas lud¨®patas, padres calzonazos, madres que se colocan con limpiacristales, ni?os insufribles y chicas adictas al sexo".
La ninf¨®mana es Kira. La hija mayor de los supervillanos, una despampanante veintea?era encarnada por ?rika Sanz, descubre que en la Tierra los n¨²meros no se acaban en el 3. Lo explica Rebeca: "Es que en su planeta el acto sexual s¨®lo dura tres segundos, por eso lo llaman el 1, 2, 3. Y cuando ve que aqu¨ª es mucho m¨¢s largo y divertido, pues se aprovecha de su f¨ªsico para ligar a tope. Es total".
No cunda la alarma. Los padres de Rebeca pueden estar tranquilos. La serie destila el sello Globomedia, y la correcci¨®n -si no pol¨ªtica, s¨ª la otra- se impone sobre la trasgresi¨®n formal. Pero aunque es un producto para todos los p¨²blicos, sus dardos disparan a un colectivo muy determinado.
Los chicos y chicas de entre 13 y 24 a?os ven la televisi¨®n 144 minutos al d¨ªa, frente a los 218 de la media general. Y van a menos. "Las medias son optimistas. La realidad es m¨¢s cruda: los adolescentes desertan de la tele", constata Eduardo G. Matilla, presidente de Corporaci¨®n Multimedia, firma de an¨¢lisis de audiencias que ya apunt¨® la tendencia en 2004. Los desertores est¨¢n frente a otras pantallas. La del ordenador, la de la consola y, claro, la del m¨®vil. "Lo que en Estados Unidos se llaman segundas o terceras pantallas, cuyas audiencias empiezan a medir por la cuenta que les tiene", a?ade Matilla. Si Mahoma no va a la monta?a?
"El consumo de comunicaci¨®n est¨¢ cambiando, y queremos liderar el cambio", admite Calero, de Amena. "Los j¨®venes son usuarios naturales del m¨®vil, y ¨¦se es nuestro terreno. El terreno de todos, en realidad. El sector de las telecomunicaciones va a posibilitar una nueva v¨ªa en la que pueden ganar todos: productoras, anunciantes, agencias. Incluso la tele. No se trata de competir con ella, ser¨ªa absurdo, sino de complementarla". No extra?a, pues, que Los supervillanos est¨¦ plagada de gui?os al planeta m¨®vil y al grupo dominante en su fauna.
El idioma de los alien¨ªgenas no es otro que el galimat¨ªas de los SMS. Pero al rev¨¦s. As¨ª, el planeta de donde proceden es Oluk Xramt¨¢ -l¨¦ase fon¨¦ticamente, de derecha a izquierda-, en escatol¨®gica alusi¨®n a su sideral lejan¨ªa de la Tierra. Con unos golpes de pulgar -y un desembolso entre la gratuidad y los tres euros semanales-, Rebeca y sus amigas se pueden bajar el diario de Kira, el videojuego de Rem, tonos de llamada, fondos de pantalla o la canci¨®n de Los supervillanos. Elementos interactivos -y adictivos- dise?ados por Globomedia, pionera de una f¨®rmula que ya ensay¨® en teleseries juveniles como Un paso adelante y que pretende fidelizar a un p¨²blico voluble y esquivo. "Lo que mola de la tele en el m¨®vil es que la puedes ver donde y cuando quieras, sin dar explicaciones, y si lo quieres grande, te lo pasas al ordenador o a un DVD y lo ves en el plasma del sal¨®n", concluye Rebeca.
La familia unida viendo la tele en el cuarto de estar es una imagen tan entra?able como obsoleta. "Desenga?¨¦monos. Se acaba una era y empieza otra", opina el analista G. Matilla. Cuando se cumple el 50? aniversario del estreno de la norteamericana I love Lucy, la primera teleserie del mundo; en v¨ªsperas del cincuentenario de TVE en 2006, hay que "reinventarse el negocio". "La audiencia se hiperfragmenta y se hace m¨¢s interactiva. Quiere, y puede, ver lo que le apetece como, donde y cuando le apetece. Es la sociedad de la informaci¨®n del siglo XXI, pero seguimos haciendo la televisi¨®n, la publicidad y la producci¨®n del siglo XX. Llevamos a?os diciendo que viene el lobo. Bien, ya est¨¢ aqu¨ª".
Los formatos para m¨®viles fueron la estrella del Mercado Internacional de Contenidos Audiovisuales celebrado en Cannes el pasado octubre. El brit¨¢nico Channel 4 estrena una teleserie en la que los espectadores podr¨¢n decidir, al final de cada episodio, los derroteros de la acci¨®n del siguiente mediante el env¨ªo de mensajes SMS. El gigante norteamericano Apple ha lanzado una versi¨®n de su superventas iPod con una pantalla de 6,35 cent¨ªmetros de ancho para descargarse v¨ªdeos, pel¨ªculas o programas de televisi¨®n, para lo que ya tiene un acuerdo con la cadena ABC. Definitivamente, llega la tele de bolsillo.
La carrera ha comenzado, y el equipo de rodaje de Los supervillanos -los habituales 50 t¨¦cnicos, maquilladores, peluqueros y productores revoloteando alrededor del director y los actores- era consciente de ser pionero. Embutida en su traje espacial de lycra negra y charol naranja bajo los 45 grados del agosto madrile?o, Mar¨ªa Luisa Merlo, la abuela extraterrestre, resum¨ªa el ¨¢nimo general: "Cuando me dicen que c¨®mo yo, la Merlo, una dama del teatro, me presto a hacer una serie para m¨®viles, me r¨ªo. No s¨®lo no se me caen los anillos, sino que estoy orgullosa de participar en algo tan nuevo. Mis hijos dicen que soy la m¨¢s moderna de la casa".
Guillermo Groizard, el director, enfrascado en un rodaje "complejo, con m¨¢s de 300 efectos especiales, con un punto de giro argumental cada tres minutos y con una posproducci¨®n endemoniada para que luzca bien en el m¨®vil", hablaba de aventura profesional. "Estamos felices de hacer una cosa que tiene que ser notoria, distinta en todo y que nos ofrece el margen de libertad necesario para reinventarnos la ficci¨®n". En su despacho de productor ejecutivo, Valdivia baja a la tierra. "Aprendemos sobre la marcha, no sabemos si quedar¨¢ en una experiencia aislada o estamos iniciando una forma de contar historias para una nueva ventana, que antes no exist¨ªa para nosotros como negocio y ahora puede que s¨ª".
Los supervillanos no va a romper aud¨ªmetros -el parque m¨®vil UMTS de Amena no llega a¨²n a los cinco millones de unidades-, pero tiene muchos ojos encima. No s¨®lo los de Rebeca y sus amigas. "Vamos a exprimir los datos", admite Calero. "Lo miraremos con lupa", apunta Milagros Oliva, directora t¨¦cnica de la Sociedad Espa?ola de Anunciantes. Les trae cuenta.
En el Samsung de Rebeca, Kira pierde la suya: "1, 2, 3? 4, 5, 6?".
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