La guerra de Irak estalla en Washington

La guerra de Irak se libra tambi¨¦n en Washington. Un Gobierno a la defensiva que ha resuelto que no hay nada como un buen ataque choca frontalmente con una oposici¨®n que ve por fin perspectivas de triunfo en las legislativas de oto?o de 2006. Irak y el repliegue de las tropas est¨¢n en el centro de un debate emocional al que asiste una opini¨®n p¨²blica confundida entre su deseo de abandonar una empresa dolorosa y cara en la que cada vez cree menos y su instinto de evitar a toda costa que se repita la imagen de un helic¨®ptero militar despegando del tejado de una embajada estadounidense con los ¨²ltimos leales a bordo.

No hay casi analistas que defiendan paralelismos entre Vietnam e Irak, pero s¨ª existe consenso sobre la lecci¨®n de hace 30 a?os: una guerra no se sostiene sin el respaldo popular. Y aunque el n¨²mero de bajas militares en Irak es a¨²n soportable -algo m¨¢s de 2.000 muertos y 15.000 heridos en dos a?os y medio- la ausencia de una perspectiva clara y la violencia en Bagdad han desanimado a buena parte de los estadounidenses: seg¨²n Gallup, el 54% cree que la guerra fue un error, pero son los expertos en pol¨ªtica internacional (70%) y los medios (63%) los que dicen que la aventura no saldr¨¢ bien, seg¨²n la encuesta del Pew Center; el 56% de los ciudadanos -y el 64% de los militares- est¨¢n convencidos de que habr¨¢ una democracia estable en Irak. Quiz¨¢ por eso, y de vuelta a Gallup, el 19% est¨¢ a favor de la retirada inmediata de las tropas; el 33% cree que los soldados deber¨ªan irse a lo largo de 2006, y el 38% dice que deben quedarse "tanto como sea necesario".

Torturas

La presencia de las tropas cataliza un enfrentamiento ya tenso por las denuncias o sospechas de c¨¢rceles secretas en el extranjero, vuelos de traslado de presos fantasma y "t¨¦cnicas de tortura de baja intensidad" de la CIA. Escandalizado, como muchos, por las revelaciones, el almirante Stansfield Turner, director de la CIA con el presidente Carter, ha dicho a varias cadenas de televisi¨®n que Cheney es "el vicepresidente de la tortura", por presionar al Senado para que a la agencia no le afecte la prohibici¨®n -aprobada hace un mes por 90 votos contra 9- de cualquier tipo de tortura en cualquier lado.

Como muestra de la alt¨ªsima presi¨®n que el 11-S e Irak generan, la C¨¢mara de Representantes fue escenario, en la madrugada de ayer, de otro choque explosivo. Para responder a la presi¨®n a favor del repliegue y al golpe de efecto del congresista John Murtha, que dijo el jueves que "ya es hora de que las tropas vuelvan a casa", Roy Blunt, l¨ªder de la mayor¨ªa republicana, ingeni¨® la maniobra de someter a votaci¨®n una propuesta que exig¨ªa el regreso inmediato. La l¨ªder de la minor¨ªa, Nancy Pelosi, no cay¨® en la trampa y dio la consigna de votar en contra, pero la soluci¨®n fue dur¨ªsima: el repliegue fue rechazado por 403 votos a 3.

En el curso del acalorado debate, Sam Johnson, veterano de Vietnam como Murtha y preso durante casi siete a?os, dijo que lo defendido por el dem¨®crata era irresponsable: "Hay que apoyar a las tropas hasta el final, hasta que acaben la misi¨®n". El fuego lo prendi¨® la tambi¨¦n republicana Jean Schmidt, al hacer p¨²blica una llamada telef¨®nica de un coronel de los marines: "Me dijo que enviara este mensaje al Congreso: mantened el rumbo. Y me dijo tambi¨¦n que le dijera a Murtha: los cobardes abandonan, los marines, jam¨¢s". Ah¨ª se arm¨® el esc¨¢ndalo; los compa?eros de Murtha -73 a?os y condecorado en Vietnam- interrumpieron con abucheos.

Los republicanos lograron su objetivo, pero las espadas est¨¢n desenfundadas. Falta menos de un a?o para renovar toda la C¨¢mara y un tercio del Senado; los republicanos en distritos sensibles al coste humano y econ¨®mico de la guerra -m¨¢s de 200.000 millones- necesitan el ox¨ªgeno del comienzo de la retirada. Y los dem¨®cratas tienen que caminar por la delgada l¨ªnea de responder a las bases y alentar el repliegue sin caer en el mensaje de que hay que huir de Irak.

Las ¨¦lites alientan la batalla: The Nation, la voz de la izquierda radical, dice que no apoyar¨¢ a ning¨²n candidato "que no haga de un r¨¢pido final de la guerra el objetivo de su campa?a". Al otro lado, The Weekly Standard, la biblia neocon, advierte: "La victoria es posible; lo que ser¨ªa intolerable es perder ante los terroristas en Irak. La retirada inmediata es la receta para la cat¨¢strofe".

Metido hasta el cuello en su ¨²ltima campa?a, Bush dijo desde Corea del Sur: "Algunos en Washington dicen que el sacrificio es demasiado grande y que hay que poner una fecha de retirada antes de acabar la misi¨®n (...) Mientras yo sea comandante en jefe, lucharemos contra los terroristas en Irak y estaremos all¨ª hasta que logremos la victoria". Pero Bush sabe, mejor que nadie que la situaci¨®n no se puede sostener sin cambios, y que mantener la mayor¨ªa en el Congreso es vital. La expectativa es las elecciones iraqu¨ªes de diciembre ser¨¢n la ocasi¨®n de cantar victoria y anunciar el principio del repliegue. Varios medios han filtrado que George Casey, el general al frente de las tropas en Irak, ya ha enviado al secretario de Defensa planes sobre la retirada de las tropas.