El miedo cierra la boca a los testigos
El temor a las represalias y la falta de medios impiden que se castigue a los culpables de los asesinatos
Una visita a la sede de la Polic¨ªa Nacional Civil, en un palacio barroco del centro de la capital guatemalteca, ilustra a la perfecci¨®n las limitaciones del Estado a la hora de combatir la delincuencia. En un despacho del Servicio de Investigaci¨®n Criminal (SIC) dos inspectores exponen en un largo rosario de lamentos las carencias de la unidad. Un vetusto ordenador apagado y un tel¨¦fono al que constantemente acuden polic¨ªas de otras dependencias son las dos ¨²nicas muestras de la tecnolog¨ªa del SIC.
De los 63 agentes, una decena se dedica a la investigaci¨®n de los homicidios de mujeres. Cada uno se ocupa de unos 40 casos. "No somos suficientes", dice uno de los responsables de la secci¨®n, que se niega a revelar su identidad. Pero no s¨®lo es una cuesti¨®n de medios humanos sino de recursos t¨¦cnicos. "Falta equipo cient¨ªfico, no podemos realizar pruebas de ADN y en muchas ocasiones ni siquiera se toman huellas. Aqu¨ª s¨®lo utilizamos la investigaci¨®n de campo a base de entrevistas y an¨¢lisis bal¨ªstico". Con estos medios no es extra?o, como reconocen los inspectores consultados, que se resuelvan pocos casos.
La queja m¨¢s generalizada, tanto de polic¨ªas como de fiscales, es la falta de colaboraci¨®n de los testigos. "Es muy dif¨ªcil contar con testigos dispuestos a declarar contra un enemigo que est¨¢ bien organizado y con una gran capacidad para delinquir como es la mara", apunta la fiscal Lima del Cid. Aunque hayan presenciado un hecho delictivo no se atreven a contar la verdad al ministerio p¨²blico porque tienen miedo. "Tengo casos en que han matado a los testigos. Muchas veces, no podemos llevar a los sospechosos ante el juez por falta de pruebas, aunque tengamos la certeza de que cometieron un crimen. Tenemos las manos atadas", a?ade la fiscal.
El miedo a posibles represalias de los asesinos, que suelen merodear por el lugar del crimen, confluye con la desconfianza hacia la polic¨ªa y el Ministerio P¨²blico. En plena entrevista, una se?ora llama por tel¨¦fono para preguntar qu¨¦ garant¨ªas obtendr¨¢ si declara sobre un asesinato. Resulta que el novio de su hija fue acribillado en un autob¨²s en presencia de la chica, que reconoci¨® perfectamente al asesino. La mujer teme por su vida y por la de su hija en el caso de que acepten declarar como testigos. Al otro extremo del hilo telef¨®nico, el agente trata de convencer sin gran entusiasmo a su interlocutora de la necesidad de colaborar: "El ministerio p¨²blico las proteger¨¢". La fiscal¨ªa ha puesto en marcha el programa de protecci¨®n al testigo, que seg¨²n reconocen todas las fuentes consultadas, ha dado escaso resultado por la falta de recursos. Muy pocas personas se han acogido a la iniciativa. "Los llevan a pensiones, hotelitos de mala muerte, de la zona roja, que es una de las m¨¢s peligrosas de la capital. Les ponen uno o dos polic¨ªas", dice Norma Cruz, presidenta de la organizaci¨®n Sobrevivientes, que agrupa a familiares de v¨ªctimas y a mujeres que fueron agredidas y salvaron la vida.
Las denuncias que se presentan ante la Polic¨ªa Nacional suponen el 24% de los delitos. La gente no denuncia porque no conf¨ªa en las autoridades. Y el Estado ha tirado la toalla. En el plano judicial no se resuelve casi nada. La fiscal Celeste D¨ªaz dibuja un panorama sombr¨ªo cuando afirma: "La criminalidad sigue y seguir¨¢ aumentando". ?C¨®mo ve el futuro? "Con pesimismo, sobre todo si no se aplican pol¨ªticas socioecon¨®micas y no s¨®lo anticriminales. La falta de trabajo es un factor muy importante. Son pol¨ªticas de Estado. Nosotros, el Ministerio P¨²blico, llegamos cuando el crimen ya se ha cometido. Pero no lo prevenimos. Las condenas ya no asustan a los delincuentes. Todo lo contrario, son un reto para ellos".
La Fiscal¨ªa de Delitos contra la Vida ha abierto hace dos meses dos agencias que se ocupan ¨²nicamente de muertes violentas de mujeres. En un futuro pr¨®ximo se crear¨¢n otras dos agencias. "Hacen falta porque en los ¨²ltimos tiempos las muertes de mujeres han aumentado dram¨¢ticamente", admite la fiscal Celeste D¨ªaz, titular de la Agencia 14. Las dos fiscales instruyen unos 140 casos cada una, que heredaron de la Fiscal¨ªa de la Mujer. No hay un solo detenido en todas estas causas, cuya investigaci¨®n lleva meses e incluso a?os. El Poder Judicial est¨¢ completamente desbordado. "El n¨²mero de muertes cotidianas que se producen en este pa¨ªs sobrepasa la capacidad de cualquier instituci¨®n para investigar a fondo y dar con los culpables", dice Carla Villagr¨¢n.
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