Inc¨®gnitas de un modelo
Lenovo e IBM aseguran que la raz¨®n de fabricar en China no es s¨®lo su bajo coste
Un cartel da la bienvenida a Shenzhen: "Hablar sin sentido pone en peligro la naci¨®n. El trabajo pr¨¢ctico trae prosperidad". As¨ª, trabajando y callando se ha construido esta ciudad, elegida por Deng Xiaoping como centro de experimentaci¨®n de su econom¨ªa socialista de mercado. En 1980, ten¨ªa 30.000 habitantes. Ahora, son 10 millones.
IBM es una de las cientos de multinacionales instaladas aqu¨ª. Lleg¨® en 1994, y de su f¨¢brica salen entre seis y siete millones de ordenadores al a?o para clientes de 155 pa¨ªses, lo que le convierte, dice, en el cuarto mayor exportador de China. Lo que no desvela son las condiciones de trabajo de sus 5.000 empleados, la mayor parte de ellos j¨®venes llegados de la China rural, ni tampoco cu¨¢nto cuesta fabricar un PC en relaci¨®n a lo que costar¨ªa hacerlo en Occidente. "No estamos aqu¨ª ¨²nicamente por el coste", aclara Jeff Gallinat, el director de la planta. "Shenzhen ofrece muchas ventajas fiscales y regulatorias, tenemos f¨¢cil acceso a nuestros proveedores y estamos muy cerca de ese gran centro log¨ªstico que es Hong Kong".
"Hablar sin sentido pone en peligro la naci¨®n. El trabajo pr¨¢ctico trae prosperidad". El cartel del Gobierno da idea de la vida en Shenzhen
En la f¨¢brica, los empleados que ensamblan los Thinkpad -el popular port¨¢til de IBM- no tienen permiso para hablar ni sentarse. Trabajan en tres turnos de 8 horas durante 24 horas al d¨ªa, 7 d¨ªas a la semana. Tienen una hora de tiempo libre: media para comer, y dos periodos de un cuarto de hora para desayunar, merendar o cenar. Cada d¨ªa hacen el mismo trabajo. Carteles de "la calidad empieza por ti" les animan a creer en la importancia de lo que hacen.
"Lenovo es la empresa en la que todo el mundo quiere trabajar. Pagamos un salario justo y competitivo, y cumplimos con todas las leyes chinas", explica Gallinat. Las leyes chinas no permiten muchas cosas como, por ejemplo, la libre sindicaci¨®n.
Lenovo tiene seis f¨¢bricas en China. La de Pek¨ªn es muy similar a la de Shenzhen aunque, aqu¨ª, la calidad del trabajo se mide en uvas: cada empleado tiene, en su sitio, un dibujo de un racimo con 31 uvas, que muestran lo que ha producido durante otros tantos d¨ªas. Si hay mayor¨ªa de uvas azules, el trabajador ha hecho lo que le mandaron. Uvas verdes significan excelencia, as¨ª que el empleado puede ser trasladado a otro puesto o recibir paga extra. Mayor¨ªa de uvas amarillas significa un mal trabajo. Nadie explica lo que ocurre entonces.
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