Un estacionamiento bajo sospecha

El aparcamiento que se construye en la Rambla Obispo Orber¨¢ de Almer¨ªa pasar¨¢ a la historia y a la memoria colectiva de los almerienses no s¨®lo por su infinita e interminable obra, sino por el dudoso resultado del proyecto a¨²n cuando ni siquiera se ha llegado a inaugurar. Retrasos injustificables, amenazas de rescisi¨®n de contrato, desperfectos, ilegalidades varias y dimisiones encubiertas trufan los cuatro a?os de obras que se cumplen este mes y que han acabado con una querella en la fiscal¨ªa presentada por los comerciantes afectados.

El proyecto ha implicado a tres alcaldes diferentes: Juan Megigo, como regidor del PP, aprob¨® las obras en uno de los ¨²ltimos plenos de su mandato; el socialista Santiago Mart¨ªnez Cabrejas las inici¨®, sin terminarlas; y ahora Luis Rogelio Rodr¨ªguez-Comendador, del PP, tiene la encomienda de finalizarlas. La demora en el tiempo ha causado un da?o "irreversible" a las cajas registradoras de los peque?os comerciantes de una de las calles m¨¢s transitadas de la ciudad. En mayo de 2004 un grupo de comerciantes present¨® en el Ayuntamiento un escrito con 36 firmas que representaban a 47 negocios diferentes exigiendo el expediente del contrato firmado entre el Ayuntamiento de Almer¨ªa y la empresa constructora, Construaran.

"Dios quiera que mis dudas sean infundadas y que los t¨¦cnicos recepcionen la obra"

Entre las ilegalidades descubiertas, el pasado octubre trascendi¨® que el Ayuntamiento no rescindi¨® el contrato con una de las empresas que integraban la Uni¨®n Temporal de Empresas (UTE) en la construcci¨®n del aparcamiento. Y es que de la UTE, integrada por Construaran y Gestvivienda, se excluy¨® finalmente esta ¨²ltima en febrero de 2003, renunciando as¨ª a los derechos y responsabilidades sobre el aparcamiento a cuya explotaci¨®n hubiera tenido derecho por un per¨ªodo de 50 a?os.

El Ayuntamiento de Almer¨ªa no rescindi¨® el contrato inicial firmado con la UTE, pese a que el pliego de condiciones de la concesi¨®n deja claro que la desaparici¨®n de una de las empresas es motivo suficiente. Para Guillermo Blanes, uno de los comerciantes m¨¢s afectados con 60 empleados a su cargo y siete negocios en la calle -uno de ellos ya cerrado- eso es s¨®lo la punta del iceberg. Blanes considera la ampliaci¨®n del proyecto del aparcamiento como la anomal¨ªa m¨¢s flagrante: "El parking se adjudic¨® por concurso en 1998 y era de dos plantas. Sin embargo, hicieron una ampliaci¨®n a cuatro adjudic¨¢ndoselo a dedo a la misma empresa. La ley es muy clara: cuando es m¨¢s del doble del capital inicial hay que convocar concurso", explica el tendero.

Lo que empez¨® con un plazo de ejecuci¨®n de 18 meses lleva ya 56. Pese a que la superficie ya est¨¢ cubierta, en las ¨²ltimas semanas han aparecido socavones que preocupan a vecinos y comercios. Blanes, que junto con otros empresarios ha llevado el caso a la fiscal¨ªa, desconf¨ªa m¨¢s de lo que no se ve que de lo que se ve. "Han puesto vigas de 20 metros a las que le faltaban dos palmos y han puesto dos hierros para ir tirando. Dios quiera que mis dudas sean infundadas y que los t¨¦cnicos recepcionen la obra", remacha.

Ser¨¢ la justicia la que determine las responsabilidades t¨¦cnicas y pol¨ªticas en el magno proyecto que ha tenido colapsado durante tres a?os el centro de capital. La odisea del aparcamiento de Orber¨¢ ha motivado incluso el deseo de renuncia del edil de Obras P¨²blicas, Gonzalo Bermejo, que rectific¨® horas despu¨¦s para anunciar que entregar¨¢ el parking a la ciudad acabado "y como mandan los c¨¢nones".

La pasada semana se terminaba de pintar la planta cuarta y unas escaleras de salida para peatones. "Falta que se restituyan todos los elementos del hormig¨®n impreso que hace que se sufran esas peque?a batidas que dan los elementos cimbreantes. El relleno, a lo mejor en algunos casos, no es suficiente", confes¨® el edil de Obras P¨²blicas.

Tras numerosas y fallidas fechas dadas para su inauguraci¨®n ya nadie se atreve a anunciar el corte de cinta de un aparcamiento bajo sospecha. Estas Navidades, tampoco ser¨¢.