Por la frontera a lomos del Mi?o
Entre Arbo y A Guarda, un recorrido por el tramo fluvial pontevedr¨¦s
La llegada del sol menos intenso hace que las playas dejen paso a los r¨ªos, que tambi¨¦n quieren ser protagonistas, como el Mi?o. Es fant¨¢stico poder merodear por ciudades de rico contraste, pedazos de tierra que terminan en agua. El tramo que transcurre por la provincia de Pontevedra nos har¨¢ detenernos en los concellos (municipios) de Arbo, Salvaterra, Tui, Tomi?o, O Rosal y A Guarda, la llamada "ruta del vino", con la denominaci¨®n de origen R¨ªas Baixas.
Durante el recorrido, tendremos a nuestra izquierda, en la otra ribera del r¨ªo, al vecino Portugal. A un lado y otro, estas tierras h¨²medas podr¨ªan contarnos interminables historias de contrabando y de filias y fobias entre dos pa¨ªses que, por ser hermanos, no han podido nunca llegar al altar. A los que nacimos en sus orillas, el Mi?o nos parec¨ªa como un pasadizo natural hacia el mundo de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas. Aqu¨ª Espa?a, all¨ª Portugal. ?C¨®mo pod¨ªa ser aquello cuando nos invad¨ªa el mismo sol, la misma calma, la misma agua? Dos orillas de una misma vida.
Iniciamos el paseo por Arbo, al que muy bien podr¨ªamos haber accedido por el flamante puente internacional que lo une con Portugal, a pesar de quela edici¨®n de 2005 del Mapa Oficial de Carreteras de Espa?a desconoce su existencia. Enfrente est¨¢ Melga?o, conparajes llenos de encanto, como Castro Laboreiro o el balneario de Pe?o. En lo gastron¨®mico, la estrella de la zona es la lamprea, un pescado de aspecto repulsivo pero tan delicioso que nadie que la haya probado puede resistirse a repetir. La lamprea y el vino reciben en Arbo una atenci¨®n especial que se manifiesta en la existencia de un Centro de Interpretaci¨®n do Vi?o e da Lamprea altamente interesante.
M¨®n?ao y Salvaterra do Mi?o
Seguimos r¨ªo abajo y las dos ciudades amuralladas que se enfrentan son M¨®n?ao, en la parte portuguesa, y Salvaterra do Mi?o (capital de la comarca del Condado), en la espa?ola. En esta zona, en la que el Mi?o recibe a su afluente el Tea, adem¨¢s de la lamprea se nos ofrecen angulas, salm¨®n, s¨¢balo, reo y truchas. Si seguimos r¨ªo abajo, entramos ya en el concello de Tui, encontr¨¢ndonos con la estaci¨®n termal de Caldelas de Tui, un hotel-balneario a orillas del r¨ªo.
No es dif¨ªcil querer a este enclave que se hace llamar "la muy noble, leal y valerosa ciudad de Tui". Una ciudad regia que soporta con solemnidad y rectitud el paso del tiempo. Su piedra no cambia, ni su agua... Si lo mir¨¢ramos desde lo alto, ver¨ªamos ese r¨ªo Mi?o, tan caudaloso, y ese doble puente atraves¨¢ndolo; ver¨ªamos, en definitiva, una gran T tumbada. La T de Tui; el r¨ªo y su puente, que deja al otro lado Valen?a do Minho (Portugal). Tambi¨¦n nos detenemos en el puente anterior al internacional, construido en 1886 y atribuido a Eiffel, un puente de doble trazado, para el paso del ferrocarril y de la carretera, que data de una ¨¦poca en la que no estaba tan claro si el puente un¨ªa o separaba los dos pa¨ªses: en sus columnas hay dep¨®sitos para colocar la dinamita que permitir¨ªa volarlo.
El paisaje que ofrece el Mi?o a su paso por Tui es, sencillamente, grandioso, y puede observarse desde la parte alta de la ciudad, dominada por su catedral-fortaleza o, mejor a¨²n, si ascendemos al pr¨®ximo monte Aloia (a siete kil¨®metros), declarado parque natural. Desde su cumbre podemos contemplar tambi¨¦n su desembocadura en el mar yla costa atl¨¢ntica, con las islas C¨ªes y el promontorio de Monteferro. Mientras, tal vez paseen a nuestras espaldas un pu?ado de caballos salvajes.
En Tui es imprescindible dar un paseo por su casco hist¨®rico para contemplar la catedral -iniciada en el siglo XII-, la iglesia de San Bartolom¨¦ de Rebordanes -del siglo XI-, la capilla de San Telmo -ejemplar ¨²nico en Galicia del barroco portugu¨¦s-, el convento de Santo Domingo y el de las Clarisas, donde podremos adquirir unos deliciosos pececitos de almendra. En lo gastron¨®mico, no olvidemos que Tui es la capital do meix¨®n (angula). Los dem¨¢s productos del Mi?o tambi¨¦n pueden degustarse en sus bares y restaurantes, como el m¨ªtico cabalo furado.
Acompa?ando al Mi?o hacia su desembocadura, pasamos por el concello de Tomi?o, en el que destaca Goi¨¢n, a orillas del r¨ªo, que, una vez m¨¢s, se enfrenta a la amurallada ciudad portuguesa de Vilanova de Cerveira, unidas ahora por un puente que tampoco figura en la gu¨ªa oficial de carreteras y cuyo recorrido a pie permite disfrutar de la belleza del Mi?o. No podr¨ªa existir un balc¨®n m¨¢s bello sobre el r¨ªo que el de La Pousada (parador) de la ciudad portuguesa. Desde Goi¨¢n hay embarcaciones que nos llevan aguas arriba hasta Tui, o, aguas abajo, hasta la desembocadura del r¨ªo en Camposantos, dependiendo de si la marea sube o baja.
O Rosal, conocido como el jard¨ªn del Baixo Mi?o, mira por un lado al r¨ªo y por el otro al Atl¨¢ntico. Entramos en la zona de los vinos del Rosal, que podremos degustar en sus numerosas bodegas. Debemos detenernos en los 67 molinos de Fol¨®n y de Pic¨®n, de los siglos XVII y XVIII, y es obligado ascender, al menos hasta el n¨²mero 14, desde el que gozaremos de una preciosa vista. Estos molinos se empleaban no s¨®lo para moler sino tambi¨¦n como batanes para mazar en mojado el lino y la lana. El proceso era lento, y para distraerse, se cantaba y contaban cuentos populares... De ah¨ª surgi¨® el baile folcl¨®rico m¨¢s conocido de Galicia: la mui?eira.
Nuestro paseo concluye en A Guarda, "la capital de la langosta", donde est¨¢ el monte de Santa Trega (Tecla), extraordinario mirador desde el que contemplar la desembocadura.Las aguas fluviales y marinas, al cruzarse, forman una peligrosa barra donde, de hecho, han naufragado numerosas embarcaciones.
En la zona de A Guarda bordeada por el Mi?o existe un transbordador que une la orilla espa?ola con la ciudad portuguesa de Caminha. Una traves¨ªa que nos permite dar al Mi?o nuestro ¨²ltimo adi¨®s antes de volver la cabeza al mar. Cuando estemos frente al gran oc¨¦ano, merece la pena esperar la majestuosa puesta de sol. Siguiendo a Julio Verne, algunos gallegos dicen que, en contados d¨ªas, el ¨²ltimo rayo de sol es de color verde. Podr¨ªa ser. Otra clase de verde, diferente al de la tierra f¨¦rtil que rodea las aguas de este r¨ªo Mi?o por el que nos hemos dejado llevar.
Almudena Solana es autora de El curriculum de Aurora Ortiz (Punto de Lectura).
GU?A PR?CTICA
Informaci¨®n
- Turismo R¨ªas Baixas (986 84 26 90; www.riasbaixas.org). Plaza de Santa Mar¨ªa, s/n. Pontevedra.- Ayuntamiento de Arbo (986 66 50 00).- Ayuntamiento de Salvaterra do Mi?o (986 65 80 82).- Oficina de turismo de Tui (986 60 36 25; www.concellotui.org).- Oficina de turismo de Tomi?o (986 62 20 03).- Ayuntamiento de O Rosal (986 62 50 00).- Oficina de turismo de A Guarda (986 61 45 46; www.concellodaguarda.com).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Monumentos
- Rutas tur¨ªsticas
- R¨ªos
- Portugal
- Comunidades aut¨®nomas
- Ayuntamientos
- Viajes
- Patrimonio hist¨®rico
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Provincia Pontevedra
- Agua
- Administraci¨®n local
- Europa occidental
- Europa
- Espacios naturales
- Galicia
- Patrimonio cultural
- Ofertas tur¨ªsticas
- Arte
- Espa?a
- Administraci¨®n p¨²blica
- Turismo
- Sociedad
- Cultura
- Medio ambiente
- El viajero Fin de semana