Marruecos es problema y soluci¨®n
La distancia m¨¢s corta entre Europa y Marruecos es apenas de 14 kil¨®metros. Un estrecho que a veces parece un oc¨¦ano. Marruecos es fuente de problemas para la orilla norte del Mediterr¨¢neo, pero a veces, como en los ¨²ltimos meses con la cuesti¨®n migratoria, es tambi¨¦n fuente de soluciones. Desde la Europa necesitada de mano de obra for¨¢nea, pero, simult¨¢neamente, preocupada por el riesgo de invasi¨®n masiva e incontrolada, se mira hacia el sur con inquietud, pero tambi¨¦n con esperanza. Y no s¨®lo en cuanto a la inmigraci¨®n, porque la antigua colonia espa?ola y francesa, paso obligado de la avalancha ilegal, juega tambi¨¦n un papel vital en otro cap¨ªtulo de especial preocupaci¨®n en Occidente desde el 11-S y el 11-M. Los atentados de Casablanca demostraron que Marruecos no s¨®lo es generador de terrorismo hacia Occidente, sino tambi¨¦n v¨ªctima.
La estabilidad del r¨¦gimen de Mohamed VI, al que inquieta el avance islamista, es una prioridad para los pa¨ªses del sur de la Uni¨®n Europea
Marruecos es, junto con T¨²nez, el pa¨ªs m¨¢s mimado por la UE, que apuesta por satisfacer la reinvindicaci¨®n de una relaci¨®n m¨¢s privilegiada
La estabilidad del r¨¦gimen de Mohamed VI, al que inquieta el avance islamista, es una prioridad esencial para el sur de la UE. Junto con T¨²nez, es el pa¨ªs m¨¢s mimado por la Uni¨®n, lo que con frecuencia significa mirar para otro lado en el tema de los derechos humanos o, en el caso del contencioso del S¨¢hara, apostar m¨¢s por la estabilidad de la monarqu¨ªa que por las reivindicaciones independentistas del Frente Polisario. A un Marruecos que tantos esfuerzos ha hecho ¨²ltimamente en el tema de la inmigraci¨®n hay que premiarle satisfaciendo su reivindicaci¨®n de mantener con la UE una relaci¨®n a¨²n m¨¢s privilegiada de la que ya goza. El ministro espa?ol Miguel ?ngel Moratinos ha sugerido que se le otorgue una situaci¨®n casi similar a la de Turqu¨ªa, pa¨ªs candidato a la adhesi¨®n.
Un segundo valedor
Pese a ser el principal beneficiario, con 571 millones de euros recibidos entre 1995 y 2004, de los programas MEDA; pese a ser algunos a?os el primer receptor de inversiones extranjeras entre los pa¨ªses ¨¢rabes, Marruecos contin¨²a exportando mano de obra. El ?frica subsahariana es a¨²n mucho m¨¢s pobre que Marruecos. Dif¨ªcil, por tanto, de imaginar que, aunque la UE le otorgue m¨¢s ayudas, el subcontinente deje de enviar cada a?o a Europa a decenas de miles de clandestinos.
El presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, lucha por que la UE mime a Marruecos desde su llegada al El¨ªseo, en 1995, y halla en la Espa?a socialista a un segundo valedor. Chirac, a juzgar por sus discursos, cuyo lenguaje comparte Zapatero, ve en ¨¦l no s¨®lo al m¨¢s cercano de los vecinos del sur, sino tambi¨¦n a una avanzadilla en el mundo ¨¢rabe capaz de compaginar tradici¨®n isl¨¢mica y avances democr¨¢ticos.
Los empresarios espa?oles no comparten este entusiasmo. Corrupci¨®n, burocracia y mal funcionamiento de la justicia hacen que Marruecos, pese a su proximidad, s¨®lo ocupe el puesto 23? entre los pa¨ªses en que invierten. Entre 1993 y 2004, Marruecos absorbi¨® el 0,5% de la inversi¨®n espa?ola en el exterior, mucho menos que Uruguay, a 14.000 kil¨®metros de Espa?a y con una poblaci¨®n diez veces inferior a la marroqu¨ª.
Pero el problema clave sigue siendo la inmigraci¨®n. El pasado octubre, Rabat desat¨® una represi¨®n sin precedentes contra los invasores del ?frica subsahariana que se concentran en sus costas -en los alrededores de Ceuta y Melilla- y en las grandes ciudades para intentar dar el salto al El Dorado europeo. Renuente durante a?os a colaborar con Europa, a hacer favores a Espa?a, Marruecos empez¨® a cambiar de actitud a finales de 2003. En el oto?o de 2005, cuando se multiplicaban los asaltos masivos contra las vallas de Ceuta y de Melilla, ech¨® el resto para resolverlo. Lo hizo, eso s¨ª, a su manera, excedi¨¦ndose, con bastante eficacia, pero cometiendo desaguisados que dejaron un reguero de sangre.
Desde agosto hubo al menos 14 muertos en las vallas de las dos ciudades aut¨®nomas, de los que Rabat reconoce su responsabilidad en seis. La Asociaci¨®n de Amigos y Familiares de V¨ªctimas de la Inmigraci¨®n Clandestina sospecha que otros 30 subsaharianos perecieron tras ser abandonados a su suerte en el desierto.
El celo marroqu¨ª tiene m¨¦rito porque Marruecos no reconoce la soberan¨ªa espa?ola sobre dos "enclaves ocupados", seg¨²n su fraseolog¨ªa oficial. Pero tambi¨¦n tiene un precio que el Gobierno espa?ol est¨¢ dispuesto a sufragar. El Ejecutivo socialista ha asumido en buena medida los argumentos marroqu¨ªes sobre el fen¨®meno migratorio. Con el masivo desembarco de subsaharianos, Marruecos se ha convertido en v¨ªctima de una emigraci¨®n que surge en una veintena de pa¨ªses africanos, transita por sus vecinos -sobre todo por Argelia- y se concentra en sus costas, seg¨²n repitieron hasta la saciedad este oto?o el ministro marroqu¨ª de Interior, Mustaf¨¢ Sahel, y el n¨²mero dos de Asuntos Exteriores, Taieb Fassi-Fihri.
Falta de medios
Rabat carece, adem¨¢s, de los medios necesarios para hacerle frente, y, aunque dedicara muchos recursos a combatirla, nunca bastar¨ªan porque la tarea es ingente. Tampoco se le puede pedir que asuma solo el control de fronteras por cuenta de sus vecinos del norte. El fen¨®meno s¨®lo puede ser resuelto en un marco regional con la participaci¨®n de la UE, el Magreb y los Estados africanos que deber¨ªan beneficiarse, para su desarrollo, de un nuevo plan Marshall.
El presidente espa?ol, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, se muestra confiado en que la pr¨®xima cumbre europea, en diciembre, duplique la dotaci¨®n presupuestaria para la pol¨ªtica migratoria, hasta alcanzar los 400 millones de euros para el periodo 2007-2013.
Los pa¨ªses de tr¨¢nsito de inmigrantes, como Marruecos, ser¨ªan los principales beneficiarios de este incremento. Rabat ya obtuvo a finales de 2003 una ayuda de 40 millones para mejorar el control fronterizo. La segunda idea espa?ola es celebrar en Marruecos, antes del verano de 2006, una conferencia euromediterr¨¢nea con participaci¨®n de la UE, de los pa¨ªses ¨¢rabes de tr¨¢nsito y de los africanos emisores de emigraci¨®n. Juntos empezar¨ªan a reflexionar sobre c¨®mo frenar el flujo migratorio.
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