?Qui¨¦n mat¨® a Rodolfo Walsh?
Detenido en Madrid un miembro del comando que asesin¨® al periodista argentino
El pasado jueves, 24, el ex sargento de la Polic¨ªa Federal argentina Juan Carlos Fotea fue detenido en Madrid, en cumplimiento de una orden internacional de busca y captura cursada por el juez federal argentino Sergio Torres a trav¨¦s de Interpol. Llevado ante la Audiencia Nacional, el juez Fernando Andreu hizo el tr¨¢mite preceptivo en los arrestos para extradici¨®n. El acusado dijo:
-Soy inocente. Yo cumpl¨ª con mi deber y no quiero ser extraditado a Argentina.
El 24 de marzo de 1977 se cumpl¨ªa un a?o del golpe militar. El periodista y escritor Rodolfo Walsh, de 50 a?os, termin¨® esa noche de redactar la ¨²ltima copia de un documento en su m¨¢quina de escribir port¨¢til marca Olympia. Era la Carta abierta a la dictadura militar. Walsh, miembro de la organizaci¨®n guerrillera Montoneros, la firmaba a pie de p¨¢gina.
"Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados, son la cifra desnuda de ese terror. Colmadas las c¨¢rceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del pa¨ªs virtuales campos de concentraci¨®n donde no entra ning¨²n juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigaci¨®n, convierte a la mayor¨ªa de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin l¨ªmite y el fusilamiento sin juicio..."
Al d¨ªa siguiente, 25 de marzo, Walsh y su esposa, Lilia Ferreyra, salieron de su casa clandestina de San Vicente, a 45 kil¨®metros de Buenos Aires, y se despidieron sobre el mediod¨ªa nada m¨¢s llegar en tren a la capital. Walsh iba con un malet¨ªn con cinco copias de la carta para entregar en varios encuentros. Dentro tambi¨¦n hab¨ªa una pistola Walther PPK calibre 22.
Su primer interlocutor la recoger¨ªa en mano, mientras Walsh caminar¨ªa por la c¨¦ntrica calle de San Juan, entre Sarand¨ª y Entre R¨ªos, en el sur de la capital.Pero era una ratonera. Su contacto hab¨ªa sido quebrado por la tortura en la t¨¦trica Escuela de Mec¨¢nica de la Armada (ESMA). El llamado Grupo de Tareas 3.3, integrado por varias fuerzas de seguridad, prepar¨® una emboscada con decenas de agentes de paisano, armados con metralletas.
Walsh intent¨® escapar. Una r¨¢faga le acribill¨®. El comando se lo llev¨® a la ESMA. Aunque nunca apareci¨®, algunos de los detenidos en dicho campo han declarado que vieron su cuerpo. El torso estaba casi cortado en diagonal por el tremendo impacto de las balas.
En octubre pasado, 29 a?os despu¨¦s del crimen, el juez Sergio Torres orden¨® la detenci¨®n de 18 ex oficiales y miembros del Grupo de Tareas 3.3 que participaron en la operaci¨®n. Entre ellos figuraba Juan Carlos Fotea.
Quiz¨¢ no lo supiera, qui¨¦n sabe, cuando el jueves pasado declar¨® Fotea que no quiere ser extraditado. Pero el hecho es que el 7 de julio de 1998, el juez Baltasar Garz¨®n le declar¨® imputado por su participaci¨®n en el grupo que secuestr¨® a la ciudadana argentina Mar¨ªa Milia de Pirles que hoy reside en Alicante, Espa?a, y a otras personas. Lo tiene Fotea, pues, dif¨ªcil por partida doble: se enfrenta a su m¨¢s que segura extradici¨®n, y, al tiempo deber¨¢ declarar en la causa espa?ola en el juzgado n¨²mero 5 de la Audiencia Nacional.
Walsh fue un periodista muy conocido en la Argentina de los a?os sesenta y setenta. Sus investigaciones se plasmaron en varios libros. Los t¨ªtulos de algunos de ellos -Operaci¨®n Masacre o ?Qui¨¦n mat¨® a Rosendo?, entre otros, sobre la violencia pol¨ªtica en Argentina- fueron premonitorios.
En el pr¨®logo de una de sus obras, en 1969, Walsh escribi¨®: "Si alguien quiere leer este libro como una simple novela policial, es cosa suya. Yo no creo que un episodio tan complejo como la masacre de Avellaneda [el asesinato del sindicalista y mat¨®n Rosendo Garc¨ªa, y de los activistas obreros del metal Domingo Blajaquis y Juan Zalazar, tras un tiroteo en la cafeter¨ªa La Real] ocurra por casualidad...".
La justicia argentina trata hoy, precisamente, de responder a la pregunta ?Qui¨¦n mat¨® a Rodolfo?
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