El Atl¨¦tico no da para m¨¢s
Falto de juego y de goles, el conjunto madrile?o no pasa del empate ante un ordenado Espanyol
Se dice, y as¨ª lo atestiguan los n¨²meros, que el Atl¨¦tico no tiene gol, que vive una dolorosa sequ¨ªa. El problema, sin embargo, va m¨¢s all¨¢. Le falta gol al Atl¨¦tico, s¨ª. Y le falta tambi¨¦n calma. Y orden. Y criterio. Y f¨²tbol, sobre todo f¨²tbol. Le falta todo al Atl¨¦tico. Y como le falta todo, pues puede ocurrir que un equipo como el Espanyol, que tampoco est¨¢ precisamente sobrado, llegue al Calder¨®n, demuestre pocas cosas m¨¢s all¨¢ de un sentido t¨¢ctico encomiable, y saque un merecido empate.
Es el Atl¨¦tico un equipo en el que el futbolista m¨¢s imaginativo no juega. Alguna raz¨®n habr¨¢ para que Ibagaza no sea nadie en este Atl¨¦tico, para que Bianchi le considere un jugador de segunda fila. Cree el t¨¦cnico que el d¨¦ficit de f¨²tbol que tiene su equipo no lo llena su compatriota. Por ello le sienta a su vera en el banquillo, a la espera de que vengan mal dadas. Y como suelen venir mal dadas, domingo s¨ª domingo tambi¨¦n, pues le da trabajo en la media hora final para que intente salvar los muebles.
ATL?TICO 1 - ESPANYOL 1
Atl¨¦tico de Madrid: Leo Franco; Valera, Pablo, Perea, Antonio L¨®pez; Maxi Rodr¨ªguez, Gabi, Luccin (Galleti, m. 83), Petrov; Kezman (Ibagaza, m. 66) y Torres.
Espanyol: Kameni; Zabaleta, Mois¨¦s, Jarque, Domi; Ito, Costa (De la Pe?a, m. 80); Juanfran (Armando S¨¢, m. 86), Fredson, Coro (Luis Garc¨ªa, m. 72); y Tamudo.
Goles: 1-0. M. 9. Luccin lanza un duro disparo desde 30 metros que supera a Kameni. 1-1. M. 11. Jarque se adelanta a Pablo tras un c¨®rner y cabecea desde el punto de penalti.
?rbitro: Daud¨¦n Ib¨¢?ez. Amonest¨® a Jarque, Torres, Ito, Pablo, Luccin, Tamudo, Mois¨¦s y Galleti.
Unos 35.000 espectadores en el Calder¨®n.
Y lo intenta. En el rato que ayer estuvo sobre el c¨¦sped, Ibagaza regal¨® a sus compa?eros cinco ocasiones de gol que bien pudieron dar al Atl¨¦tico el triunfo. Pero cuando no se aceleraba Petrov, se trastabillaba Torres, no sin antes liarse de mala manera Maxi. Y eso que todo se le puso de cara al Atl¨¦tico. En un zapatazo inesperado, por lejano y poco habitual, de Luccin, lleg¨® el gol de un equipo cuya puesta en escena hab¨ªa sido fren¨¦tica. Desde treinta metros lanz¨® el franc¨¦s aquel bal¨®n perdido, que Kameni ni vio, tan fuerte y colocado como iba. Debi¨® tranquilizarse el Atl¨¦tico, manejar el partido, tocar y tocar a la espera de que su rival se destapara en defensa. Pero no le dio tiempo. En la jugada inmediata, el Espanyol hizo gol como acostumbra, en un c¨®rner cabeceado por uno de sus centrales, Jarque en este caso.
El partido se volvi¨® loco. Comenzaron a acumularse las ocasiones en uno y otro lado. F¨²tbol de ida y vuelta era aquello, con tanta velocidad como falta de criterio, sobre todo en el bando rojiblanco. Le ven¨ªa bien al Espanyol tanto ajetreo. Porque en esas condiciones, con desactivar a Petrov pod¨ªa bastarle.
Le bast¨®. Excelente velocista como es, Petrov se ofreci¨®, pidi¨® una y otra vez el bal¨®n y sus compa?eros no lo dudaron. Dado que la falta de imaginaci¨®n no les proporcionaba otra salida, decidieron bombardear al b¨²lgaro. Intent¨® frenarle Zabaleta, una, dos, tres veces, pero en vista del fracaso opt¨® por echar mano de medidas dr¨¢sticas desde el mismo arranque. Y dr¨¢stico fue el patad¨®n que le endos¨® a los seis minutos. No le fren¨®. Porque a Petrov nada le frena. Ni siquiera el sentido com¨²n, la falta de espacios, las leyes de la f¨ªsica. Su f¨²tbol se ha demostrado tan populista como poco efectivo. Pero disfruta la grada con ¨¦l y a ¨¦l se agarran sus compa?eros como si del mes¨ªas se tratara.
Eran del Atl¨¦tico las prisas y del Espanyol la pelota. Torres tuvo que retrasar su posici¨®n,esperando tal vez que alg¨²n socio se acordara de ¨¦l y dejara de perder el bal¨®n buscando a Petrov. Kezman hab¨ªa agotado su repertorio en una clara ocasi¨®n que fall¨® ante Kameni a la media hora. Fue fallar el serbio y desaparecer, lo que permiti¨® a la defensa del Espanyol vivir una tarde pl¨¢cida. Como la vivi¨® Costa en el centro del campo. El brasile?o no es Mauro Silva, pero en el Calder¨®n se bast¨® para cortar, distribuir y superar a un Gabi al que le puede la timidez y a un Luccin que, m¨¢s all¨¢ del gol, mostr¨® su f¨²tbol habitual. O sea, poca cosa.
Al poco de iniciarse el segundo acto apareci¨® en acci¨®n Ibagaza y el decorado cambi¨®. Comenz¨® a correr el bal¨®n, que fue de ac¨¢ para all¨¢, rumbo a Torres, a Maxi a un Petrov que andaba con el dep¨®sito agotado. Lotina, t¨¦cnico del Espanyol, imit¨® a Bianchi y ech¨® mano de De la Pe?a, que tambi¨¦n agit¨® a los suyos. Pudieron marcar ambos conjuntos, pero el que m¨¢s cerca estuvo fue el Atl¨¦tico en su arre¨®n final. No lo hizo, por mucho que Kameni, a la saz¨®n portero del Espanyol, pusiera todo de su parte. Se comi¨® dos balones, a cual m¨¢s sencillo de atrapar, pr¨®digo como es el camerun¨¦s en actuaciones delirantes. Se dej¨® todo el Atl¨¦tico en el intento hasta el ¨²ltimo suspiro, hasta aquel bal¨®n que mand¨® Ibagaza al ¨¢rea y que acab¨® con Galleti en el suelo y la grada pidiendo penalti. No pit¨® el ¨¢rbitro y ello sirvi¨® para que la afici¨®n pagara su enfado con ¨¦l y no con el Atl¨¦tico, que est¨¢ tieso, que no da para m¨¢s y que parece asustado. Por su pobre f¨²tbol, quiz¨¢.
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