El libro que nunca existi¨®
El ex edil Enrique Moral rescata el ¨²nico ejemplar de las 'S¨¢tiras' de Leon de Arroyal, silenciadas por la censura desde 1784
Los libros atesoran conocimientos, enso?aciones o juicios cuya val¨ªa real de su lectura aflora. Pero aquellos otros que nunca pudieron ser le¨ªdos, bien por malograrse en accidente, extrav¨ªo o destrucci¨®n consecutiva a su censura -flagelo ¨¦ste de la escritura en Espa?a durante siglos- nunca consiguieron mostrar su contenido, ni propiciar la medida de su aut¨¦ntico valor. Salvo en ocasiones excepcionales. Una de estas excepciones ha surgido gracias al esfuerzo desplegado en Madrid, Valencia, Salamanca y Cuenca por el bibli¨®filo Enrique Moral Sandoval, ex concejal socialista de Cultura y profesor titular de la Universidad Complutense, que ha conseguido recobrar una obra silenciada por la censura y perdida durante 221 a?os: surgi¨® en 1784 de la pluma de uno de los escritores ilustrados espa?oles m¨¢s influyentes -y desconocidos- del siglo XVIII: el economista Le¨®n de Arroyal, que adquiri¨® nombrad¨ªa por haber escrito el panfleto Pan y Toros, el libelo m¨¢s celebrado del siglo de las Luces, atribuido durante d¨¦cadas a otro autor.
Para evitar que la obra se perdiera, su autor encarg¨® una copia, encontrada en Valencia
Le¨®n naci¨® en Gand¨ªa en 1755 durante el destino all¨ª de su padre, un jurista de Ayamonte que llegar¨ªa a ser alcalde mayor de Salamanca. Se estableci¨® pronto en Madrid para marchar luego a estudiar Leyes a Salamanca. All¨ª entr¨® en contacto con una red de j¨®venes ilustrados. En ella se integraban Mel¨¦ndez Vald¨¦s y Juan Pablo Forner, con el que Le¨®n emparentar¨ªa luego al casar aqu¨¦l con una hermana de la que ser¨ªa su esposa, Rita Piquer. La madre de Arroyal era propietaria de tierras en la localidad conquense de Vara de Rey, de cuyas rentas su hijo vivir¨ªa. Le¨®n y Rita desposaron en la madrile?a iglesia de San Luis de los Franceses, cuando este templo se hallaba en la calle de Tres Cruces, cercana de San Gin¨¦s.
Con profundos conocimientos human¨ªsticos, lat¨ªn, griego y econom¨ªa, Le¨®n, pese a no ser eclesi¨¢stico, comenz¨® a escribir libros de trasunto religioso, que vieron la luz gracias a su amistad con el conde de Lerena, hacendista reformador, el tambi¨¦n conde de Floridablanca y el asimismo ilustrado Felipe Bertr¨¢n, obispo, Inquisidor General de Castilla y hombre de gran talento, seg¨²n explica Moral Sandoval. "Las dificultades le llegaron a Arroyal cuando, tras publicar con cierto ¨¦xito unos Epigramas y Odas, se dispuso a dar a las prensas sus S¨¢tiras". La nobleza, el clero, el ej¨¦rcito y otros estamentos de pareja entidad se ve¨ªan por ¨¦l retratados con un rigor hasta entonces desconocido.
Pronto su escrito sat¨ªrico top¨® con la censura de un equipo de vicarios eclesi¨¢sticos dirigido por Cayetano de la Pe?a, censor del Consejo de Castilla. ?ste alto ¨®rgano equival¨ªa al Gobierno de la Naci¨®n, regida entonces por Carlos III. Tras ser censurado su texto, Arroyal, en un gesto ins¨®lito, recus¨® los argumentos de los censores y ret¨® al Consejo a castigar a quien en verdad hubiera incurrido en errores: o los vicarios-fiscales o ¨¦l mismo. De la Pe?a acudi¨® entonces a otros fiscales de mayor entidad como el ilustrado Francisco Mart¨ªnez Marina, que examin¨® una Santa Misa de Arroyal.
Con el despliegue del cord¨®n sanitario creado en Espa?a por el rey Carlos IV para impedir la llegada de libros de los prerrevolucionarios franceses, las S¨¢tiras de Arroyal entraron en barrena y recibieron hasta tres procesos censores, el ¨²ltimo de ellos en 1799. El libro no pudo ver nunca la luz. Pero Le¨®n, con buen juicio y temiendo que su esfuerzo se perdiera, hizo una copia en la que se inclu¨ªan sus hasta 20 grandes aforismos, en 4.500 versos.
El original censurado por el Consejo de Castilla, ausentes ya del Gobierno los amigos ilustrados de Arroyal, fue a parar mucho despu¨¦s al Archivo Hist¨®rico Nacional de Madrid, pero a falta de las m¨¢ximas consecutivas a la XVI?, ¨¦sta incluida, como consign¨® en Madrid el hoy catedr¨¢tico Antonio Elorza, que cit¨® a Arroyal en su tesis doctoral sobre el Pensamiento Ilustrado.
Enrique Moral se traz¨® entonces la meta de cubrir aquella incompletud que, durante dos siglos largos, hab¨ªa impedido a los espa?oles conocer del todo uno de los textos m¨¢s cr¨ªticos de cuantos fueron escritos durante la pleamar ilustrada en la Espa?a del siglo XVIII.
Un d¨ªa de 1992, cuando Enrique Moral Sandoval ojeaba manuscritos en la librer¨ªa Bonaire, en la calle del mismo nombre, en Valencia, regida por el librero Andr¨¦s Ortega del ?lamo, hall¨® la ¨²nica copia guardada por Arroyal, escrita por un cal¨ªgrafo pero con la particularidad de tener inscritas a mano notas y correcciones surgidas del pu?o y la letra del ilustrado de Gand¨ªa: lo rubricaba al final de su texto con la misma e inconfundible firma de sus otros escritos. El libro comienza con una cita de Cornelio T¨¢cito: "Raros son los tiempos dichosos en que es l¨ªcito sentir las cosas como quisieres y decirlas como las sintieres".
Ahora, Enrique Moral piensa editar las S¨¢tiras de Arroyal, con sus tres censuras, dos respuestas, una carta del fiscal y otra del vicario que dict¨® la requisa de todos los ejemplares y el castigo sin piedad de su valiente autor.
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