Expertos y jefes religiosos, a favor de la abolici¨®n
La pena de muerte est¨¢ en vigor en 38 de los 50 Estados de EE UU, pero se aplica con una cierta regularidad en la mitad. Tejas tiene el r¨¦cord con 355 ejecuciones desde 1976, seg¨²n el Centro de Informaci¨®n sobre la Pena de Muerte. Le siguen Virginia con 94, Oklahoma con 79, Misuri con 66 y Florida con 60. M¨¢s de 3.300 condenados agotan recursos y peticiones de clemencia en el corredor de la muerte.
En contra de la pena de muerte cuenta la opini¨®n de los expertos -el 84% de los responsables de los centros de criminolog¨ªa cree que no disuade a los criminales- y los testimonios de algunas familias de v¨ªctimas, aunque muchos otros creen que s¨®lo una ejecuci¨®n concluye la pesadilla del asesinato de los suyos y les da la oportunidad de cerrar esa etapa.
Diversas iglesias, entre ellas la cat¨®lica -la Conferencia Episcopal pidi¨® la abolici¨®n hace un a?o-, juegan tambi¨¦n un papel destacado. Esta semana, un millar de l¨ªderes de una docena de confesiones religiosas han pedido la anulaci¨®n de las ejecuciones "por ineficaces, injustas e imprecisas".
Errores fatales
Adem¨¢s de argumentar su oposici¨®n moral y de afirmar su creencia en "la santidad de la vida y la capacidad humana de cambiar", los pastores, sacerdotes y reverendos llaman la atenci¨®n sobre el efecto desproporcionado que sufren los negros -el 34% de los ejecutados, cuando son el 11% de la poblaci¨®n- y sobre los errores fatales que se pueden cometer. El cardenal William Keeler, arzobispo de Baltimore, ha rezado junto a un condenado a muerte pendiente de ejecuci¨®n, Wesley Baker, y ha pedido la conmutaci¨®n de la pena al gobernador de Maryland.
Un n¨²mero creciente de conservadores se suma tambi¨¦n a los enemigos de la pena de muerte. En el indulto de un condenado en Virginia esta semana jugaron un papel destacado las peticiones firmadas por el ex responsable de Justicia del Estado, Mark Earley, y otras personalidades.
?Se llegar¨¢ a la abolici¨®n? Es dif¨ªcil a corto plazo, pero si las tendencias de la opini¨®n se mantienen y se extiende la corriente de revisi¨®n que ha empezado en algunos Estados, es muy posible. En todo caso -y ¨¦sa es quiz¨¢ la mejor esperanza- no depende de la clase pol¨ªtica, sino del poder judicial. El 1 de marzo de este a?o, el Supremo -que en 2002 prohibi¨® las ejecuciones de retrasados mentales- aboli¨® la pena de muerte para los menores de edad. En el libro La pena m¨¢xima, el abogado y escritor Scott Turrow escribe que el Tribunal Supremo "en alg¨²n momento concluir¨¢ que la pena capital y la promesa de un proceso legal justo son incompatibles".
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