Mar gruesa en Brasil
A comienzos de este a?o, Lula da Silva pod¨ªa estar razonablemente seguro de ser reelegido en octubre de 2006. Hoy las cosas han cambiado sustancialmente, y el presidente brasile?o tendr¨¢ que dedicar todo su tiempo durante los pr¨®ximos meses a intentar restaurar la imagen de su maltrecho Partido de los Trabajadores, que fund¨® en 1980 con su amigo e ¨ªntimo colaborador pol¨ªtico Jos¨¦ Dirceu.
Dirceu, el fusible fundamental de Lula, acaba de ser liquidado pol¨ªticamente por el Parlamento brasile?o, que le considera responsable de organizar una compleja red de corrupci¨®n y sobornos a diputados para afianzar la precaria mayor¨ªa en el Congreso del izquierdista Partido de los Trabajadores. El otrora todopoderoso ministro de la Presidencia, al que se le veta durante 10 a?os para todo cargo p¨²blico, ha proclamado su inocencia personal y ha reconocido los desmanes destapados hace unos meses por un pol¨ªtico opositor.
El sanedr¨ªn del minado partido gubernamental ha sido descabezado en apenas medio a?o por una crisis cuya v¨ªctima m¨¢s notoria por el momento es Dirceu. Pero el esc¨¢ndalo que ha reducido a escombros la credibilidad ¨¦tica de la formaci¨®n izquierdista amenaza en ¨²ltima instancia al jefe del Estado y repercute en la econom¨ªa del gigante suramericano, terreno en el que hasta ahora se han manifestado las mejores credenciales del pragm¨¢tico ex sindicalista. El ¨²ltimo dato sobre Brasil, conocido ayer, sit¨²a en un 1,2% la ca¨ªda del PIB en el tercer trimestre de 2005, el peor registro en dos a?os y medio.
Se habla menos que hace unos meses de un posible proceso de destituci¨®n de Lula por el Congreso, pero caben pocas dudas de que el presidente brasile?o est¨¢ seriamente tocado en sus aspiraciones de reelecci¨®n.La crisis que mantiene pr¨¢cticamente paralizado al Legislativo seguir¨¢ siendo el eje de la vida pol¨ªtica en los diez meses que restan hasta la gran cita electoral. Y aunque Lula retiene una parte del carisma que finalmente le aup¨® en 2002 al poder -sus ¨ªndices de aceptaci¨®n est¨¢n en torno al 46%-, muchos brasile?os piensan que ha perdido una oportunidad hist¨®rica para adecentar la cultura pol¨ªtica de un pa¨ªs donde los chalaneos parlamentarios -sobres incluidos- han estado siempre a la orden del d¨ªa.
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