Se est¨¢n pasando
Con el fracaso electoral de las ¨²ltimas generales, el PP dise?¨® una estrategia nefasta: disparar contra los adversarios y descre¨ªdos que no se toman en serio su pol¨ªtica de diatribas y artima?as. Una estrategia as¨ª solo conduce al esperpento de su caricatura. Sin ir m¨¢s lejos, las gesticulaciones sobreactuadas de Rajoy, Acebes y Zaplana son toda una antolog¨ªa del disparate. Pero lo m¨¢s pat¨¦tico del PP no es que haya perdido los papeles, sino que est¨¢ perdiendo los nervios. Si en su mandato de mayor¨ªa absoluta mostr¨® su naturaleza involucionista y autoritaria, en la oposici¨®n nos descubre su inseguridad, sus miedos y su canibalismo. Y qu¨¦ oposici¨®n: a los hemiciclos parlamentarios, los han recalificado de solar para el insulto y el descr¨¦dito. El espect¨¢culo que se montan, d¨ªa a d¨ªa, no puede ser m¨¢s deplorable. La ciudadan¨ªa que los mantiene, no parece muy dispuesta a seguir manteni¨¦ndolos, y menos a soportar sus frustraciones: o se aplican y trabajan con seriedad, o carretera y manta. Y encima, cuando se les saca los presumibles trapos sucios, impiden su investigaci¨®n -caso flagrante de Camps con respecto a Ciegsa-, o arremeten contra los partidos de la oposici¨®n, en nuestro Pa¨ªs Valenciano -mejorando lo presente-, y aun contra otras instituciones. Pero el estruendo no disipa el hedor a corrupci¨®n, por m¨¢s que se empecinen. El cronista entiende que una formaci¨®n pol¨ªtica sin nada que ocultar deber¨ªa ofrecerse, en toda su transparencia, a quien se lo pidiera, y sin embargo, no sucede as¨ª, ?por qu¨¦? Y no s¨®lo no sucede as¨ª, sino que en su paroxismo, el PP acusa al fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad valenciana, de parcialidad. Y todo porque, desde un escrupuloso y objetivo principio de sus funciones, traslad¨® a un juzgado las diligencias acerca del ya m¨¢s que conocido y presunto fraude del parque tem¨¢tico de Terra M¨ªtica, tan emblem¨¢tico como problem¨¢tico, que, al parecer, promovi¨® una trama de facturas falsas, con la intervenci¨®n de una serie de empresas proveedoras. Y por supuesto, las gestiones del referido fiscal jefe en el caso Ivex, y en los muchos millones que se embols¨®, seg¨²n indicios y manifestaciones ya publicadas, el cantante Julio Iglesia, gracias a la mediaci¨®n de Eduardo Zaplana, hoy portavoz popular en el Congreso de los Diputados, muchos millones que salieron del bolsillo de todos los valencianos; y que ahora, libres de impuestos, est¨¢n a buen recaudo en las cajas fuertes de los para¨ªsos fiscales. Pero los dirigentes del PPCV han llegado a tal extremo de ruindad, que no han tenido empacho alguno en recurrir, como deleznable y torpe argumento, al hecho de que el fiscal jefe est¨¦ casado con una diputada socialista. Estos m¨¦todos son muy propios de reg¨ªmenes dictatoriales. El PP, en su empe?o de parar las indagaciones sobre los comportamientos de algunos de sus dirigentes, se ha precipitado en una charca maloliente, y eso ya no tiene enmienda. La Junta de Fiscales emiti¨® un comunicado claro y contundente, sobre el PP y en defensa del fiscal jefe: s¨®lo se puede proceder as¨ª "desde la ignorancia o la mala fe". Se?ores fiscales, ?por qu¨¦ esa disyuntiva? ?por qu¨¦ no desde la ignorancia y la mala fe?
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