"Mi padre estaba condenado de antemano"
Pregunta. ?Cu¨¢ntos a?os ten¨ªa cuando fusilaron a su padre?
Respuesta. Todav¨ªa no hab¨ªa cumplido los doce.
P. ?C¨®mo lo vivi¨®?
R. Con mucha ignorancia. Hay que tener en cuenta que una ni?a de esa edad no tiene capacidad de relaci¨®n. Se entera de las cosas, pero no sabe por qu¨¦. No me ocultaron nada, pero no ten¨ªa capacidad de relaci¨®n.
P. ?Qui¨¦n era su padre?
R. Un maestro. Vicente Altabert. Era una persona muy formada, su pensamiento era libre, ten¨ªa una capacidad de palabra preciosa. Todos me lo han descrito como una persona muy preocupada por las criaturas. Incluso uno de sus alumnos de Benissoda, que ya es un yayo, me dijo que cuando se enter¨® de lo que le hab¨ªa pasado a su maestro decidi¨® no volver m¨¢s a la escuela.
P. Vivi¨® muchos a?os sin conocer los detalles de la muerte de su padre.
R. Toda la vida, hasta que hace unos a?os en la feria del libro en Valencia vi el nombre de mi padre en las listas de fusilados publicadas por el investigador Vicent Gabarda. A partir de ah¨ª tuve un deseo muy grande de investigar. Todas las pruebas que he ido recogiendo me han redondeado m¨¢s la idea que ya ten¨ªa de mi padre.
P. ?Fue muy costoso reconstruir el caso?
R. S¨ª, aunque tuve suerte. Es como si me llevaran de la mano. Fui de Gobierno Militar a los cuarteles de la Alameda y de all¨ª me mandaron a los jueces togados, que son los que ten¨ªan los archivos militares.
P. ?Qu¨¦ dec¨ªa el expediente?
R. Que era una mala persona, y a las personas que lo atestiguaban, mi padre no hab¨ªa hecho sino ayudarlas. Le atribu¨ªan todos los delitos que les daba la gana. Buscaron un modo de involucrarlo porque no ten¨ªan nada. Lo acusaron de haber inducido a dos fulanos a que mataran a un cura. Y no est¨¢ claro ni que ellos lo hicieran. Les arrancaron las declaraciones bajo tortura. Adem¨¢s, en el expediente no pone ni siquiera el nombre del cura. Los informes est¨¢n plagados de incongruencias y errores.
P. Su padre, por el contrario, era muy religioso.
R. S¨ª, no ten¨ªa ni pies ni cabeza la acusaci¨®n. Toda la familia era profundamente religiosa, pero no de los que hacen demostraciones de ello, sino de los que viven la religi¨®n como se debe. Entender el proceso me ha dado muchos quebraderos de cabeza.
P. ?Pertenec¨ªa a alg¨²n partido?
R. Se apunt¨® en v¨ªsperas de la guerra a Izquierda Republicana. ?l consideraba que no deb¨ªa pertenecer a ning¨²n partido. El magisterio era para ¨¦l una cosa muy seria, una especie de sacerdocio como dijo Nicolau Primitiu, que deb¨ªa de estar al margen de los partidos, sin embargo coaccionado por un delegado de distrito de este partido con la promesa que se fallar¨ªa a su favor un recurso tributario impuesto por el Ayuntamiento de Benissoda a los maestros, accedi¨®.
P. Perteneci¨® al Comit¨¦ de Albaida.
R. S¨ª, pero ¨¦l no estaba conforme con los movimientos revolucionarios. Procur¨® para que Albaida no tuviera mal recuerdo de nada de lo que all¨ª pasara. Incluso, junto al pintor Jos¨¦ Segrelles, salv¨® im¨¢genes de varias iglesias. Pero estaba condenado a muerte de antemano. Escribi¨® una carta a Franco antes de ser fusilado donde le ped¨ªa que procurara una educaci¨®n para los hijos y defendiera los derechos de la mujer, pero la familia nunca se la mand¨®. ?Para qu¨¦? ?Para hacer re¨ªr?
P. ?Qu¨¦ satisfacciones le ha dado escribir este libro?
R. Muchas. Mi tozudez me ha servido incluso para aprender yo. Mi padre -lo he sabido ahora- es una pieza m¨¢s derribada sin ning¨²n miramiento en un plan que estaba trazado desde 1937.
EN DOS TRAZOS
A Mar¨ªa Cruz Altabert Cuevas (Mislata, 1928) siempre le gust¨® leer y escribir, aunque no ten¨ªa ninguna preparaci¨®n. La investigaci¨®n sobre el proceso por el que fue fusilado su padre en Paterna tras la guerra civil cambi¨® el sentido de su vida de ama de casa dedicada a su familia: ahora estudia Humanidades y tiene una irrefrenable ansia de seguir investigando. El resultado de su trabajo es un libro publicado por la Universitat de Val¨¨ncia, , 'Proceso a un maestro republicano', en el que desenmascara la farsa por la que fue condenado a muerte Vicente Altabert, un maestro educado en un seminario y miembro del comit¨¦ de Albaida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.