Barbaridad
Hoy es Santa B¨¢rbara bendita, patrona de los mineros, la artiller¨ªa, los truenos, la pirotecnia, los noct¨¢mbulos, los desatinos y, en fin, las barbaridades, como su nombre indica: "Mira, Maruxi?a, mira c¨®mo vengo yo de las urgencias hospitalarias, con la camisa roja de sangre de un compa?ero. Pero todo parece indicar que sigo vivo, Maruxi?a (y lo que te rondar¨¦, morena)". Y entonces el ciudadano X (no recuerdo su nombre exacto) se fue a la plaza de Santa B¨¢rbara, se sent¨® consigo mismo en un velador, pidi¨® sendos dobles de cerveza para ambos y susurr¨® a la farola de al lado: "No estoy seguro de si Madrid es un inmenso bar o una gran bar-baridad. Acaso sea una bar-bacoa... ?T¨² c¨®mo lo ves, manceba?".
-Depende de por d¨®nde lo mire usted, joven.
-?Yo no soy joven! Mi trabajo me ha costado llegar hasta aqu¨ª. Jam¨¢s permitir¨¦ que me insulten de ese modo, se?ora farola. Adem¨¢s, a estas alturas de la existencia, no preciso candelas ni cirios ni linternas. Yo lo que quiero es que me cuaje un toro en las Ventas y salir por la Puerta Grande con las orejas en la mano y el rabo entre las piernas, como tiene que ser. Vaya usted a iluminar a los pol¨ªticos, que falta les hace. Adem¨¢s, do?a farola, yo he venido aqu¨ª para felicitar a Santa B¨¢rbara, que hoy es su santo.
De repente, truenos y rel¨¢mpagos irrumpieron por la plaza y sus alrededores. El ciudadano X demud¨® el color, dio por sentado que aquello era el fin del final y encomend¨® su vida a la cercana B¨¢rbara de Braganza, que siempre anda por esa zona. Lacrimosa y con peineta (mitad Martirio, mitad Juanita Reina), irrumpi¨® esplendorosa por la calle de Hortaleza Santa B¨¢rbara bendita, patrona de los mineros y de la soledad. La bienaventurada se par¨® ante el ciudadano X y le grit¨®:
-?Jam¨¢s se te ocurra volar a M¨®stoles en helic¨®ptero los jueves!
-?Y los viernes?
-?Tampoco, desventurado!
-?Eso significa que est¨¢ prohibido volar?
-T¨² lo has dicho, pecador. La vida es b¨¢rbara.
-?Qu¨¦ barbaridad!
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