De la cohesi¨®n a la excelencia
El man¨¢ que nos llegaba de Bruselas va a empezar a secarse, y cabe afirmar que es bueno que as¨ª sea. Debemos ir cambiando de manera de pensar y actuar. En la negociaci¨®n de las perspectivas financieras, o marco presupuestario de la Uni¨®n Europea, para 2007-2013, Espa?a debe aspirar a acercarse lo m¨¢s posible a terminar el periodo como receptora neta, aunque sea por muy poco, y desde luego a no pagar m¨¢s que otros m¨¢s ricos de lo que se ir¨¢ a los nuevos del Este o al rebajado cheque brit¨¢nico. Pero es dif¨ªcil que consiga m¨¢s de una cuarta parte de lo recibido en el actual septenio. Sin duda, desde la oposici¨®n se armar¨¢ ruido para poner de relieve que Aznar logr¨® hace siete a?os en Berl¨ªn cuatro veces m¨¢s. En realidad, si lo que recibe Espa?a baja es no s¨®lo por el efecto estad¨ªstico del ingreso de pa¨ªses m¨¢s pobres, sino por el propio ¨¦xito espa?ol, al acercarse a la media comunitaria de riqueza. Como pasa a los particulares con Hacienda, se puede considerar que "lo bueno es pagar", pues es s¨ªntoma de buena situaci¨®n.
De cara al crucial Consejo Europeo de la semana pr¨®xima, la presidencia brit¨¢nica pondr¨¢ hoy sobre la mesa una propuesta que, previsiblemente, no gustar¨¢ a Espa?a. Ahora bien, esta es una negociaci¨®n en la que todos pierden: unos, lo que percib¨ªan; otros, lo que esperaban percibir. Quiz¨¢s s¨®lo ganen, o dejen de pagar algo, Alemania -con una econom¨ªa japonizada en la que los ciudadanos reducen sus gastos y ahorran por miedo al futuro- y alguno m¨¢s. Pero si la pol¨ªtica de cohesi¨®n econ¨®mica y social ha demostrado que funciona, ser¨ªa contraproducente neg¨¢rsela a los nuevos. Sin embargo, se avanza hacia una Europa menguante, con menor presupuesto relativo, m¨¢s ego¨ªsta y dominada por un ?s¨¢lvese quien pueda! ante la globalizaci¨®n.
M¨¢s all¨¢ de las cifras concretas, a Espa?a se le plantea un nuevo reto, incluso una revoluci¨®n: pasar de la cohesi¨®n a la excelencia, y transformar la nueva posici¨®n financiera en mayor influencia pol¨ªtica en la Uni¨®n. En el nuevo marco, una manera de conseguir m¨¢s fondos para Espa?a ser¨¢ a trav¨¦s de la participaci¨®n en proyectos tecnol¨®gicos que, en principio, no se reparten por pa¨ªses, sino por capacidades. No parece que pueda prosperar la idea de un Fondo de Convergencia Tecnol¨®gica. Para afrontar este reto, muchas cosas habr¨¢n de cambiar en Espa?a, pues vamos en el furg¨®n de cola en materia de I+D. Para sacar provecho, Espa?a tendr¨¢ que acercar la universidad a la empresa, y la investigaci¨®n b¨¢sica a la aplicada, en un grado muy superior a lo andado recientemente. Se necesita una revoluci¨®n, y no es buen s¨ªntoma que Espa?a, por miedo a la competencia, se haya quedado al margen del mercado ¨²nico de la defensa en el que se va a adentrar el conjunto de la Uni¨®n Europea.
"Espa?a es el problema y Europa la soluci¨®n", se dijo a principios del siglo pasado. Los 20 a?os transcurridos desde el ingreso en la hoy Uni¨®n Europea lo han demostrado en muchos aspectos. El flujo de ayudas ha sido esencial para desarrollar las infraestructuras. Con ¨¦stas ya avanzadas, quiz¨¢s ahora haya que pasar a otra p¨¢gina, a otra liga. La interrupci¨®n de este flujo pueda resultar creadora y obligar a Espa?a a un nuevo salto modernizador, esta vez hacia la tecnolog¨ªa y la ciencia que es, en el fondo, en lo que estaba pensando el fil¨®sofo cuando hizo su famosa aseveraci¨®n.
Ante estas perspectivas de menores fondos europeos, la importancia redistributiva del Estado crece. Solbes ya ha planteado crear un fondo espec¨ªfico para paliar los efectos de estos recortes, y ampliar el actual Fondo de Compensaci¨®n Interterritorial. En el nuevo dise?o del Estado de las Autonom¨ªas habr¨¢ que tener muy en cuenta esta Europa menguante, y tambi¨¦n c¨®mo usar el dinero p¨²blico no s¨®lo para la cohesi¨®n interna de Espa?a, sino tambi¨¦n para la b¨²squeda de la excelencia, una ecuaci¨®n nacional con dos variables que no es f¨¢cil de resolver. aortega@elpais.es
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