La Europa menguante
Si para desatascar el acuerdo sobre el marco presupuestario de la Uni¨®n Europea de 2007 a 2013, el primer ministro brit¨¢nico Tony Blair propone desde su actual presidencia reducir los gastos, resulta muy evidente que el efecto inmediato ser¨¢ que Europa dejar¨¢ de avanzar en su vertebraci¨®n, en su cohesi¨®n y en su solidaridad interna. El paso de un 1,06% del PIB al 1,03% en el presupuesto de la Uni¨®n beneficiar¨ªa, por supuesto, a los que hoy pagan m¨¢s, y los primeros damnificados ser¨ªan tambi¨¦n, por l¨®gica, los m¨¢s pobres, que son los nuevos miembros, que reci¨¦n llegados se encontrar¨ªan con una Uni¨®n menguante y avara que en absoluto responde a las expectativas creadas. Parece claro que, as¨ª las cosas, si no se llega a un acuerdo, se agravar¨¢ la crisis profunda provocada por el no franc¨¦s y holand¨¦s a la Constituci¨®n europea. Cabe temer que el europe¨ªsmo escasamente c¨¢lido de estos nuevos miembros se enfr¨ªe a¨²n m¨¢s. Y para Espa?a, que inevitablemente pasar¨¢ a ser contribuyente neto a las arcas de Bruselas al final de este periodo, el resultado ser¨ªa a¨²n peor que la propuesta rechazada por el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, en el Consejo Europeo de junio, bajo la presidencia luxemburguesa.
El acuerdo, que ha de ser un¨¢nime, sobre las llamadas Perspectivas Financieras es, por su propia naturaleza, dif¨ªcil. Hay numerosos escollos, y entre ellos destaca hoy la negativa de Londres a aceptar una rebaja en su cheque, en la parte que la UE le devuelve de la contribuci¨®n del Reino Unido, ante el insuficiente gasto agr¨ªcola en el eficiente campo brit¨¢nico. Cuanto menor sea el presupuesto general, menor ser¨¢ el recorte que deba aceptar Blair a este cheque. La propuesta luxemburguesa hac¨ªa pasar a Londres de cuarto a segundo mayor contribuyente neto a la Uni¨®n, algo dif¨ªcil de aceptar para cualquiera, y especialmente para alguien tan poco predispuesto como el Reino Unido.Pero tambi¨¦n Blair sabe que el ¨¦xito o fracaso del semestre brit¨¢nico se medir¨¢ por el acuerdo o no en el Consejo Europeo del 15 y 16 de diciembre sobre esta cuesti¨®n.
El pr¨®ximo lunes Londres presentar¨¢ unas propuestas concretas. Seguramente no ser¨¢n las ¨²ltimas, pero pueden constituir una se?al de hasta d¨®nde quiere llegar Blair, que siente en la nuca el aliento de su euroesc¨¦ptico sucesor y actual ministro de Hacienda, Gordon Brown. Un fracaso significar¨ªa que los nuevos miembros no podr¨ªan beneficiarse de las ayudas comunitarias a partir de 2007, y desde luego las necesitan y cuentan con ellas. Es de esperar que, tras su gira, Blair recoja velas y rectifique al menos parcialmente.
Estamos no s¨®lo ante un enfrentamiento sobre cuentas financieras, sino sobre concepciones de Europa. Y existe un creciente peligro de que al final, por mera desidia, acabe triunfando la visi¨®n de la Uni¨®n Europea como un simple mercado en un mundo globalizado en el que cada cual ha de intentar salvarse como pueda. Es una concepci¨®n nefasta, porque ni siquiera salvar¨ªa previsiblemente lo ¨²nico que intenta proteger, ya que, sin una estructura pol¨ªtica europea, incluso ese mercado languidecer¨ªa y podr¨ªa retroceder.
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