No jueguen con eso

Durante a?os ha existido un acuerdo t¨¢cito para mantener la pol¨ªtica antiterrorista fuera de la contienda entre los partidos democr¨¢ticos. Ese acuerdo nunca ha sido completo en el caso de los nacionalistas, pero s¨ª, desde hace tiempo, entre los dos grandes partidos con posibilidad de gobernar, PP y PSOE. La realidad de los asesinatos de ETA afianzaba objetivamente esa unidad t¨¢cita, al margen de que existiera o no un pacto antiterrorista y por encima de divergencias t¨¢cticas, que siempre las hubo. Tras dos a?os y medio sin atentados, esas divergencias afloran ahora sin freno, y son magnificadas por la oposici¨®n en su b¨²squeda de motivos para desacreditar al Gobierno. Aparte de que resulta desleal -en contraste con la actitud del PSOE de Zapatero cuando estuvo en la oposici¨®n-, esa pol¨ªtica del PP constituye una dificultad a?adida a las numerosas que plantea el intento de Zapatero de aprovechar las muy favorables condiciones existentes para hacer efectiva la retirada de ETA.

Hace un par de d¨ªas, el l¨ªder de la oposici¨®n, Mariano Rajoy, tom¨® pie en lo dicho por Arnaldo Otegi en un libro de entrevistas para acusar al presidente Zapatero de hacer regalos a ETA. El argumento de Rajoy es que la ruptura del Pacto Antiterrorista y de la pol¨ªtica de firmeza que ese pacto legitimaba han envalentonado a los terroristas y dado alas a la ilegalizada Batasuna. Es cierto que ETA dice cosas terribles en sus escritos, y que Otegi farolea en su libro con los efectos de la tregua catalana de ETA o con su sue?o de un Estado vasco con Pamplona como capital. Es caracter¨ªstico que los grupos violentos tiendan a compensar su debilidad con un reforzamiento de sus bravatas. En eso no hay cambios. Lo que ha cambiado es que han pasado ya 30 meses sin atentados mortales y que Batasuna sabe que s¨®lo si convence a ETA de que se retire o rompe con ella podr¨¢ ser legal y participar en las elecciones de 2007. No es seguro, pero s¨ª probable, que ambas cosas est¨¦n relacionadas.

Es l¨®gico que el Gobierno se reserve informaciones que, de trascender, podr¨ªan arruinar las posibilidades abiertas por esa situaci¨®n. Tambi¨¦n lo es que el primer partido de la oposici¨®n exija estar informado, al menos su l¨ªder; si es preciso, con compromiso expreso de reserva. Lo que no es propio de un partido responsable es convertir esta cuesti¨®n en el eje de su oposici¨®n al Gobierno. Es demag¨®gico relacionar Perpi?¨¢n con el Estatut porque as¨ª lo dice Otegi, y absurdo sostener que la lucha antiterrorista est¨¢ peor que nunca o que se ha cedido a las pretensiones de los terroristas. El Gobierno debe intentar contar con la complicidad del PP en este asunto, pero el partido de Rajoy, a su vez, debe reconocer que la pol¨ªtica antiterrorista la define y dirige el Gobierno, como se daba por supuesto cuando ellos gobernaban.