La ciudad blanca entre volcanes
El convento de Santa Catalina y otros secretos de Arequipa
A mediados de 2002, el presidente Alejandro Toledo sufri¨® un serio descalabro cuando la poblaci¨®n de Arequipa, furiosa por lo que consideraba un burdo enga?o electoral, se lanz¨® a protestar contra la privatizaci¨®n de un par de empresas el¨¦ctricas de la regi¨®n: gran parte de las calles del casco antiguo de la ciudad est¨¢ empedrada, de manera que en la revuelta callejera que se inici¨® por esos d¨ªas se arrojaron aquellos antiguos adoquines contra el presidente y la ciudad qued¨® impracticable. Pero los mismos furiosos arequipe?os volvieron luego para colocar los adoquines en su sitio, dejando as¨ª a la llamada Ciudad Blanca nuevamente como lo que es: el orgullo de sus habitantes, que se extas¨ªan frente a su verde campi?a y ante los tres volcanes que -antes que una amenaza- parecen resguardarla de cualquier contingencia: el Chachani, el Pichupichu y el Misti, este ¨²ltimo el verdadero emblema de los arequipe?os. Todos rondan los 6.000 metros de altura.
Mil kil¨®metros al sur de Lima, la pujante Arequipa, donde naci¨® Mario Vargas Llosa, conserva un casco hist¨®rico colorista y mestizo. Y un paisaje rotundo, rodeada de tres grandes volcanes.
Ese car¨¢cter beligerante e ind¨®mito, de un orgullo m¨¢s bien algo ¨¢spero pero sincero -que en el resto de Per¨² mueve muchas veces a escarnio y risa... a pura envidia, que dicen los arequipe?os-, ese orgullo de su ciudad, hace de Arequipa un lugar peculiar dentro de un pa¨ªs que oscila a menudo entre el desencanto y el fatalismo. No s¨®lo por ese talante esponjado y orgulloso -Rep¨²blica independiente de Arequipa, bromean por all¨ª- ni por la franca disposici¨®n de los arequipe?os para hacer de cicerones con sus visitantes, claro est¨¢, sino porque se trata de la segunda ciudad del pa¨ªs, con m¨¢s de un mill¨®n de habitantes y con uno de los cascos antiguos m¨¢s bellamente conservados del pa¨ªs.
Arequipa es el motor econ¨®mico e industrial del sur peruano, rodeada de asentamientos mineros y paisajes de contundente belleza, pero el dinamismo de su sociedad no le ha desdibujado del todo un cierto aspecto de estampa finisecular, de ciudad remota y pl¨¢cida, de dama coqueta y pretenciosa que se mira en el espejo de sus recuerdos: probablemente se trate de la ciudad m¨¢s espa?ola de Per¨², y en su viejo convento de Santa Catalina, por ejemplo, el visitante se sumerge de pronto en un d¨¦dalo de callejuelas andaluzas, donde el propio tiempo parece estancado y ah¨ªto del sol intenso de esa Andaluc¨ªa que es origen de muchas familias arequipe?as. La luz de esta ciudad salpicada de casas blancas como huesos mondados puede resultar muy familiar para los mediterr¨¢neos, pese a que la ciudad no tiene mar.
No es de extra?ar: con 300 d¨ªas de sol al a?o, Arequipa es una ciudad de clima seco y serrano, con temperaturas que no suben m¨¢s all¨¢ de los 25 grados en verano ni bajan de los cinco en invierno, muy distinta de la agotadora humedad lime?a, y es lo primero que uno advierte al llegar all¨ª. El propio cielo -el hermoso cielo azul que pregona su himno- tiene una textura distinta, donde todo resulta de una nitidez inveros¨ªmil y cegadora que nos acompa?a como un reverbero de ensue?o al caminar por sus calles limpias, adoquinadas y silenciosas. Vale la pena hacerse con un plano de la ciudad y recorrer el peque?o casco antiguo visitando edificios puntuales: el Palacio de Justicia, la iglesia de Santa Teresa, la casa Trist¨¢n del Pozo, los claustros de la Compa?¨ªa, dej¨¢ndose llevar por su sopor de siesta y su paisaje ora espa?ol, ora andino: pr¨¢cticamente desde cualquier punto de la ciudad se divisan los tres volcanes, imperturbablemente nevados.
Una peque?a excursi¨®n para visitar el molino de Saband¨ªa resulta inexcusable: rescatado de sus ruinas, qued¨® plenamente terminado en 1973 y sigue funcionando como cuando se construy¨® en 1621. Por all¨ª uno puede disfrutar, en cualquier de sus muchas picanter¨ªas, de los platos t¨ªpicos de la regi¨®n: el adobo, el pebre, la ocopa, el chupe de camarones o los famosos rocotos rellenos, estos ¨²ltimos s¨®lo aptos para paladares accesibles al picante...
El barroco andino
Fundada en 1540, es decir, apenas cinco a?os despu¨¦s que Lima -con la que mantiene una encarnizada rivalidad-, sus pobladores tuvieron que soportar desde los albores de su historia el mal que de tanto en tanto asola la regi¨®n: los terremotos. Una y otra vez levantada sobre sus escombros, Arequipa ha sabido conservar su identidad gracias tambi¨¦n a que muchos de sus edificios m¨¢s se?alados han sido reconstruidos con una tozudez ind¨®mita. La ciudad, una clara muestra del barroco andino, se ha construido fundamentalmente con sillar, lava solidificada, de porosa textura y suaves tonos n¨ªveos: de ah¨ª que Arequipa sea conocida como la Ciudad Blanca. Su catedral, solemne y algo pomposa, es uno de los principales edificios religiosos que se construyeron durante el siglo XIX, aunque la iglesia de la Compa?¨ªa, muy cercana a la plaza Mayor, resulta m¨¢s interesante: construida por primera vez en 1649 siguiendo los planos de la iglesia de Ges¨´, en Roma, es uno de los puntos de referencia al visitar esta ciudad, situada a 1.000 kil¨®metros al sur de la capital y a 2.360 metros sobre el nivel del mar.
Para los amantes de la aventura y el turismo todoterreno, el ca?¨®n del Colca -cuya profundidad, 1.150 metros, supera la del ca?¨®n del Colorado-, a 4.450 metros sobre el nivel del mar, resulta una cita impostergable. Existen numerosas ofertas para realizar esta excursi¨®n que ofrece no s¨®lo la posibilidad de practicar rafting en las turbulentas y heladas aguas del r¨ªo del mismo nombre, sino tambi¨¦n para detenerse a observar el elegante vuelo de los c¨®ndores y los nevados perpetuos de Ampato y Corupuna, as¨ª como los vestigios dejados por los collaguas, sus antiguos habitantes, y los peque?os poblados aleda?os donde a¨²n existe un decena de caser¨ªos del siglo XVI y de clara influencia hisp¨¢nica, como si el v¨¦rtigo del progreso hubiera perdido el rumbo entre aquellas colosales monta?as.
Jorge Eduardo Benavides (Per¨², 1964) es autor de El a?o que romp¨ª contigo (Alfaguara).
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos- Poblaci¨®n: Arequipa tiene un mill¨®n de habitantes. Altitud: 2.350 metros de altura.- Prefijo telef¨®nico: 00 51 54. Moneda: nuevo sol (un euro equivale a unos cuatro nuevos soles).Informaci¨®n- Oficina de turismo de Per¨² en Madrid (914 31 42 42).- www.peru.info.- Turismo de Arequipa (22 12 28; www.muniarequipa.gob.pe/turismo).
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