John Berger publica su novela m¨¢s ¨ªntima
El escritor brit¨¢nico mezcla lo personal y lo hist¨®rico en 'Aqu¨ª nos vemos', su libro m¨¢s complejo, en el que Borges, Lorca y la Guerra Civil ocupan momentos centrales de la obra
Su lenguaje es el que durante decenios le ha identificado como el escritor que naci¨® de la pintura para describir figuras humanas que est¨¢n siempre entre la rabia y la b¨²squeda, y su traductora al espa?ol, Pilar V¨¢zquez, es tambi¨¦n su traductora de hace a?os; pero el nuevo libro de John Berger es el m¨¢s personal que haya publicado nunca como novela. Se titula Aqu¨ª nos vemos y es una visita literaria, sentimental a hist¨®rica a personas que ya no est¨¢n pero que son fundamentales en su vida.
A un a?o de cumplir los 80, y en plena forma gracias al ejercicio, la pasi¨®n por vivir y las motos, este escritor, poeta, novelista, pintor y periodista ingl¨¦s que desde hace decenios vive en una especie de exilio franc¨¦s, lejos del Londres en el que naci¨®, publica en Alfaguara Aqu¨ª nos vemos, una obra de alto contenido autobiogr¨¢fico.
"Lo que ocurre en Irak es tr¨¢gicamente lo que muchos ya hab¨ªan predicho"
"La mayor¨ªa de la gente ignora lo que le cuentan los pol¨ªticos"
El libro arranca en Lisboa. En la capital portuguesa el narrador encuentra a su madre, muchos a?os despu¨¦s de la muerte de ¨¦sta, y ella le va guiando, con sentido del humor, por lo que fue la vida e incluso por lo que ser¨¢ la vida futura. Es un libro "sobre la ausencia y sobre la presencia".
Despu¨¦s de la madre vendr¨¢n los amigos, el padre, su hija Katya, personas vivas o muertas cuya visita o cuyo viaje le sirven al autor para mezclar, como ¨¦l dice, "lo ¨ªntimo y lo hist¨®rico". Berger, que es un hombre que desarrolla, a trav¨¦s de sus escritos (en este mismo peri¨®dico) un alto compromiso personal y pol¨ªtico con lo que ocurre, no suele ser tan expl¨ªcito sobre su propia vida.
"Hasta hace muy poco", dice, "la gente pensaba que hablar de eventos mundiales o de pol¨ªtica estaba bien. Otra cosa es hablar de lo personal, de la intimidad. La pol¨ªtica es un tema aparte de la vida personal, de lo ¨ªntimo. Cada vez m¨¢s, sin embargo, la gente puede y debe hablar de ambos temas al mismo tiempo".
"La mayor¨ªa de las conversaciones y los argumentos pol¨ªticos tienen que ver poco con la vida verdadera de las personas", a?ade. "La mayor¨ªa de la gente ignora lo que les cuentan los pol¨ªticos: lo que les cuentan est¨¢ muy lejos de lo que viven".
Y Berger se decidi¨® "a mezclarlo todo: combinar lo ¨ªntimo y lo hist¨®rico; es, quiz¨¢, una respuesta a lo que est¨¢ ocurriendo". La pol¨ªtica se cruza con Berger en el libro a cada paso. Por ejemplo, despu¨¦s de Lisboa, donde se ha encontrado con su madre, viaja a Ginebra incitado por su hija Katya que trabaja all¨ª en el teatro; el prop¨®sito es visitar la tumba de Jorge Luis Borges; lo hace en medio de la protesta internacional por la ¨²ltima invasi¨®n norteamericana de Irak, a la que tambi¨¦n se sum¨® el novelista ingl¨¦s.
Es inevitable que tanto en el libro como ahora Berger deslice sus opiniones al respecto. "Lo que est¨¢ ocurriendo en Irak es, tr¨¢gicamente, lo que muchos ya hab¨ªan predicho. No nos olvidemos de los millones de personas de todo el mundo que, sin hacer caso de lo que les dec¨ªan desde arriba, salieron a la calle a protestar contra la guerra de una manera espont¨¢nea, y Espa?a es un ejemplo perfecto de esto: protestaron porque las excusas eran falsas y tambi¨¦n porque se dieron cuenta de las cat¨¢strofes que iba a causar la guerra".
Es el libro m¨¢s personal de Berger, como ¨¦l mismo dice, y el m¨¢s complejo. Le "surgi¨®", como dice, en Lisboa, "la primera vez que estuve all¨ª". Por alguna raz¨®n, "a los tres d¨ªas de estar en esa ciudad algo me hizo pensar en mi madre. Fue muy intenso. Y en cierto sentido me sorprendi¨® porque no pienso en ella a menudo; por supuesto, de vez en cuando lo hago, pero su presencia no es constante. Sin embargo, en Lisboa sent¨ª su presencia de una manera tan fuerte que como respuesta a estas sensaciones me puse a escribir, pero no sab¨ªa en ese momento que estuviera empezando un libro. Simplemente, iba escribiendo".
A veces ocurre, dice, que "se escribe para otros, pero en aquella ocasi¨®n, cuando empec¨¦ a escribir sobre las sensaciones que tuve en Lisboa, escrib¨ªa sencillamente para entender lo que me estaba ocurriendo".
Al cabo de muchas p¨¢ginas, a Berger se le ocurri¨® "una especie de meta: escribir un libro". Rompi¨® mucho, cambi¨® mucho de lo escrito, pero el ritmo ya iba a estar marcado "por lo que me dijo mi madre en Lisboa". "Al escucharla", se?ala, me percat¨¦ de las deudas que yo hab¨ªa contra¨ªdo con la gente ya fallecida que hab¨ªa sido muy importante en mi vida". "No s¨¦", especifica Berger, "si deuda es la palabra correcta, pero s¨ª sent¨ªa que les deb¨ªa un agradecimiento".
Que el libro comience en Lisboa (luego el viaje es incesante, pero siempre en el marco de Europa: Ginebra, Cracovia, Londres, Madrid) es una coincidencia, que le proporcion¨® un alto rendimiento simb¨®lico. "Lisboa es, incluso hoy en d¨ªa, un bucle especial del tiempo. Hay muchos lugares y rincones que permanecen igual que hace 50 o 60 a?os. Estar all¨ª quiz¨¢ fue lo que me hizo regresar a mi ni?ez...". En el libro, Berger no s¨®lo regresa a la ni?ez propia sino a la de sus personajes, "pero nunca tengo la sensaci¨®n de estar volviendo, creo que todos los tiempos coexisten; basta con ladear la cabeza para sentir que ya estoy en otro tiempo; ahora bien, todo lo que escribo es real. Otra cosa es que la imaginaci¨®n coloque la realidad en un sitio que a veces parece el de los sue?os".
Borges, Lorca y la Guerra Civil espa?ola ocupan momentos centrales de la nueva novela de Berger. "Me apasiona el enigma de Borges; su prosa est¨¢ llena de presencia del pasado, pero su impulso po¨¦tico trata siempre de la ausencia actual... Como en Mahmud Darwish: la presencia de lo ausente. De eso va mi libro...". Y unos versos de Lorca, evocados por un amigo al que encuentra en Cracovia le llevan a la Guerra Civil espa?ola: "No fue s¨®lo una guerra de car¨¢cter local o nacional, sino tambi¨¦n un conflicto internacional". "Y tambi¨¦n una lucha individual. Cuando en el libro Ken
me habla de ello, la guerra est¨¢ a¨²n muy reciente y lo que aquello signific¨® fue que en el siglo XX la pol¨ªtica se hab¨ªa internacionalizado... En Lorca se produce la conciencia de que la pol¨ªtica est¨¢ conectada con las emociones; en sus poemas se refleja un di¨¢logo entre la historia y lo ¨ªntimo. Se da tambi¨¦n en C¨¦sar Vallejo, pero lo descubr¨ª en Lorca, cuando yo ten¨ªa 14 a?os".
Todos los libros, dice Berger, "son dif¨ªciles de escribir", pero ¨¦ste lo ha sido de manera particular. Cuando volvi¨® de Palestina (de cuya experiencia public¨® recientemente en EL PA?S un largo art¨ªculo) hall¨® muy complicado poner en palabras lo que hab¨ªa visto, "?lo estuve rescribiendo durante 10 d¨ªas!". Siempre ha escrito "con gran dificultad, corrigiendo mucho: como si estuviera coleccionando l¨ªneas para que al final tengan sentido". Le ha pasado con todos los libros. "Siempre me enfrento a ellos convencido de que no podr¨¦ escribirlos, pero al final lo consigues. Cuando escrib¨ª G sufr¨ª much¨ªsimo tratando de hacer coexistir el presente y el futuro, no s¨®lo en el libro sino en cada frase... Cuando escrib¨ª King, sobre los sin techo, la dificultad consisti¨® en tener que visualizar en mi imaginaci¨®n aquellas condiciones de vida... Cuando termin¨¦ de escribirlo tard¨¦ un a?o en ser el mismo de nuevo... Lo extra?o es que encontr¨¦ aquel lugar en la oscuridad, pero cuando acab¨¦ me encontraba en la luz. Y en la luz no encontraba la forma de regresar".
En Aqu¨ª nos vemos la madre de Berger le dice a ¨¦ste que no se le ocurra escribir una autobiograf¨ªa. "No es una autobiograf¨ªa. La autobiograf¨ªa personalmente no me interesa porque no creo que el ser humano sea la ra¨ªz del ser. Creo que el ser, lo que nos llamamos, es lo que ocurre en el intercambio de uno mismo con los dem¨¢s. Y la ra¨ªz del ser es la perplejidad con la vida, pero no tiene que ver con uno mismo".
Peter Handke dijo de ¨¦l que es el escritor del "nosotros", frente a los escritores del "yo". Berger dice que son los otros los que tienen que decir qui¨¦n es. Su ¨²ltimo libro da m¨¢s claves que cualquier otro para irlo diciendo.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.