De la carretera al poder
El principal escenario de la vida de Evo Morales ha sido la carretera, el punto de partida que, en las elecciones generales del pr¨®ximo domingo puede llevarle a la presidencia de Bolivia. Sin embargo, la sola idea de que un indio como ¨¦l logre ese sitial es ya un trago amargo para una minor¨ªa que gobern¨® el pa¨ªs los ¨²ltimos 180 a?os con la exclusi¨®n de un 70% de los bolivianos, entre quechuas, aymaras, guaran¨ªes y una veintena de tribus amaz¨®nicas.
Desde 1985, Morales hizo de los caminos y las carreteras un instrumento de lucha, tanto para interrumpir el tr¨¢fico con inmisericordes bloqueos como para recorrerlas en dram¨¢ticas marchas junto a los ind¨ªgenas originarios de los llanos, los valles y el altiplano, y acabar con los pies llenos de ampollas sangrantes para conseguir s¨®lo promesas incumplidas.
Desde 1985, Morales hizo de caminos y carreteras el instrumento de lucha de los pueblos originarios de los llanos, los valles y el altiplano
Las ¨²ltimas elecciones, en 2002, convirtieron al MAS en el primer partido opositor en el Parlamento, aunque su l¨ªder y fundador no dej¨® la calle
Las encuestas le dan un 32% de preferencia en las elecciones presidenciales, pero aspira a llegar al 50% m¨¢s uno de los votos para gobernar sin alianzas
Las ¨²ltimas elecciones, en 2002, convirtieron al Movimiento Al Socialismo (MAS) en el primer opositor en el Parlamento, aunque Morales, su l¨ªder y fundador, no dej¨® la calle, donde mantuvo la presi¨®n de la protesta social que, en una explosiva mezcla de populismo y nacionalismo, acab¨® con el r¨¦gimen del presidente Gonzalo S¨¢nchez de Lozada y precipit¨® la salida de su sucesor, Carlos Mesa.
Las c¨¢scaras del camino
Su presencia en las carreteras empez¨® pronto en la vida. Mientras vigilaba las ovejas de su familia en Isallavi, una comunidad aymara en las proximidades del lago Poop¨®, el peque?o Evo se manten¨ªa alerta al paso de los autobuses por el polvoriento camino hacia la cercana ciudad de Oruro, para recoger las c¨¢scaras de naranja que los pasajeros echaban por la ventana. Las c¨¢scaras, lavadas y secadas al sol, serv¨ªan para que su madre hiciera el t¨¦ del d¨ªa.
Este pastor sin estudios superiores es aficionado a la m¨²sica -en su juventud se destac¨® como platillero de las bandas de m¨²sica folcl¨®rica en los carnavales de Oruro- y al f¨²tbol, deporte que en 1981 le abri¨® las puertas del sindicalismo en la regi¨®n de Chapare, convertida entonces en la mayor productora de hoja de coca, materia prima de la coca¨ªna.
Los sindicatos cocaleros, integrados por ex mineros despedidos de las empresas estatales, moldearon a Morales en la defensa de los intereses de clase y en la obligada consulta a las bases antes de las decisiones. Desde 1995 es presidente del Comit¨¦ de Coordinaci¨®n de las seis federaciones del tr¨®pico, que agrupa a unos 35.000 productores de hoja de coca en Chapare de Cochabamba.
Cuentan sus seguidores que,durante los enfrentamientos con las fuerzas pol¨ªticas y militares por el dominio de la carretera que cruza el Chapare y une Bolivia de este a oeste, Morales daba ejemplo para resistir las arremetidas. En una ocasi¨®n, en 2001, los bloqueadores empezaron a dispersarse ante la acci¨®n militar y, cuando se dieron vuelta, en la bruma de los gases lacrim¨®genos se distingu¨ªa la figura solitaria de Morales -alta y fornida- que devolv¨ªa los proyectiles de gas. Todos volvieron a su lado.
En la v¨ªa del cambio
Valiente, inteligente y honesto para sus seguidores ind¨ªgenas, mayoritariamente, y tambi¨¦n para un numeroso grupo de intelectuales que ha encontrado en ¨¦l a una nueva figura de la alica¨ªda izquierda boliviana, Morales est¨¢ considerado como una piedra en el zapato de sus adversarios y, por la poca instrucci¨®n y un esp¨ªritu autoritario que se le atribuye, como un riesgo para el futuro de la unidad de Bolivia, una naci¨®n rica en recursos naturales, pero con altos porcentajes de pobreza entre sus nueve millones de habitantes.
Sin embargo, el camino para que Morales llegue a la Presidencia de Bolivia parece despejado. Las encuestas le dan un 32% de la preferencia, pero aspira a llegar al 50% m¨¢s uno de los votos para gobernar sin alianzas.
Al otro lado del camino compiten el ex presidente Jorge Quiroga, de la agrupaci¨®n ciudadana Podemos, con el 27% de preferencia, y, con el 14%, el industrial del cemento Samuel Doria Medina, de Unidad Nacional; ambos provenientes de la clase acomodada que, sin embargo, trabajaron duro para lograr su formaci¨®n universitaria y prosperidad personal.
Los 3,5 millones de electores, de los que 1,2 millones est¨¢n en La Paz, tienen a¨²n otras cinco opciones con escasa trascendencia en las encuestas.
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